Lo desconocido no tiene por qué estar condenado al fracaso de antemano. Es el tópico fácil con lo raro o diferente: minusvalorarlo. Y, a veces, las cosas peculiares pueden triunfar. E incluso provocar que haya que replantearse lo establecido. Por minutos, la selección de Bielorrusia provocó unas cuantas dudas a la de España en Minsk. Ya bien entrado su duelo, los locales llegaron a colocarse a un punto de distancia en el marcador. Premio parcial a un buen trabajo elogiable, pero que no dejó a Scariolo y sus hombres sin otro triunfo más de camino al Mundial de 2019: la segunda fase de clasificación ya asoma en el horizonte [Narración y estadísticas: 82-84].
Quino Colom lideró el arreón definitivo de #LaFamilia. El base del Unics Kazan parece vivir instalado en la solvencia que ya demostró en noviembre. Cerrar definitivamente el compromiso ante Bielorrusia, con los tiros libres de una antideportiva a favor, fue cosa suya. Parece mentira que la empresa costase, porque España salió con ímpetu de romper el electrónico tanto en el primer como en el tercer cuarto. Y llegó a mandar por hasta 10-12 puntos. Pero sí, se sudó hasta las últimas consecuencias.
Sergi Vidal también puso de su parte para empezar a ganar el partido en la segunda mitad. Qué mejor forma de despejar la mente (esa incertidumbre con respecto a la supervivencia del Joventut de Badalona) que volver a brillar con el equipo nacional. Como en esa gran actuación ante Eslovenia. Ahora, bajo el frío de la capital bielorrusa, sus puntos fueron vitales para consumar la tercera victoria en tres partidos de esta peculiar selección de 'ventanas' FIBA. Sin sus estrellas habituales, pero sí con su estrella habitual.
A Colom y Vidal les ayudaron a sobrellevar el engorro, para constatar el gran momento de forma de la canasta canaria, Rodrigo San Miguel y Javi Beirán. El primero realizó un final de partido excelso, decisivo para que España volviese a gozar de rentas cómodas fundamentales cuando todo volvió a apretarse. Con puntos y dirección. El segundo, después de un inicio fulgurante (nueve puntos en cuatro minutos durante el primer cuarto), cerró su ansiado debut como internacional también a lo grande: punto de mira de nuevo ajustado desde el perímetro y trabajo defensivo encomiable.
También hubo momentos de gloria para Fran Vázquez, que dejó su potencia interior marca de la casa. Y para Xavi Rabaseda y Pablo Aguilar, buena conexión made in Gran Canaria. A España no le duró mucho lo de correr. Tampoco un acierto exterior tan contundente como el de los primeros compases. La anfitriona del partido se puso las pilas y el escenario cambió por completo. Su defensa empezó a funcionar y los visitantes dejaron de encontrarse cómodos.
Arropados por su público, los bielorrusos se hicieron fuertes como colectivo: Liutych, Kudrautsau, Vashkevich… Sacaron los dientes y no los escondieron más. Ni siquiera a menos de un minuto para el bocinazo, dejando a España entre la espada y la pared. A sólo un punto de distancia, Bielorrusia podía haber dado un buen susto a la gran favorita de su grupo. Pero, con mucho sufrimiento, la selección le impidió darse ese gusto.
Normal que Scariolo se enfadase con sus chicos en algunos momentos: ya se sabe que nunca hay rival pequeño. Y más en tiempos sin jugadores NBA y Euroliga. No sabemos si en la maleta de nuestros internacionales viajarán jamón y solomillos, como en la última visita a Minsk (1998). Pero sí lo que estará seguro en la mochila antes de jugar contra Montenegro el lunes en Zaragoza: otra victoria más de camino a China.
Noticias relacionadas
- Pablo Aguilar: “España tiene plantilla para dar guerra muchísimos años”
- El quinteto estelar de la 'otra' España en el estreno de las Ventanas FIBA
- La 'otra' España de baloncesto sí pierde en TV: ni medio millón de espectadores
- La 'otra' España se venga de Eslovenia con los máximos honores
- La España de las 'ventanas FIBA' es todo orgullo: victoria ante Montenegro
- Xabi López-Arostegui: “Si yo ayudase, estaría muy orgulloso de que Rudy o Juancho fuesen al Mundial”