Qué caprichoso ha sido el destino esta temporada. Porque el quebradero de cabeza que tiene por delante el aficionado del Real Madrid es bastante serio: el equipo de fútbol y el de baloncesto han visto entrelazados sus caminos europeos. Y de forma literal, ya que unos se jugarán la vida en la Champions y otros en la Euroliga… ¡a la vez! Sí, a día de hoy la ida de la semifinal futbolística contra el Bayern de Múnich (en Alemania) coincide con el tercer partido de los cuartos de final baloncestísticos ante el Panathinaikos (en Madrid).
Y esta no es sólo una similitud de fechas, no. Si usted es madridista o simplemente quiere seguir los dos eventos, lo tiene complicado (al menos, de momento): el Bayern – Madrid arrancará a las 20:45 horas del miércoles 25 de abril, mientras que el Madrid – Panathinaikos lo hará a las 21:00 de ese mismo día. Y, además, en el Palacio de los Deportes de la capital española. El problema es que cambiar de fecha el partido de baloncesto resulta una quimera. Hay dos motivos que invitan a pensar así.
El primero es que el WiZink Center está ocupado por un concierto de Arcade Fire el martes 24. Este arranca justo a la misma hora a la que está previsto que lo haga, al día siguiente, ese tercer duelo de los playoffs continentales. El segundo es que la Euroliga ha determinado que las eliminatorias CSKA – Khimki y Panathinaikos – Madrid se jueguen martes y jueves la primera semana y miércoles y viernes la segunda. Aunque el verdadero problema es el horario.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el Madrid intentará que el partido de fútbol y el de baloncesto no sean a la vez. La solución que se maneja es adelantar ese duelo de Euroliga (18:00, 18:30 o 19:00 serían horarios recomendables) para que la gente pueda seguir después el compromiso de Champions sin problemas. Eso sí, el cambio tendría que ser aprobado por la máxima competición europea de la canasta para poder efectuarse.
Llegados a este punto, merece la pena recalcar que el compromiso del equipo de Laso el próximo día 25 es tan o más crucial que el que afrontarán Zidane y sus hombres. ¿Por qué? El Madrid puede adelantarse en la serie (1-2), clasificarse para la Final Four (0-3), seguir con vida (2-1) e incluso quedar eliminado (3-0) ese miércoles. Queda claro, por tanto, que el encuentro será uno de esos que requieren un buen aforo de público.
Aún hay más. Si los cuartos del baloncesto llegasen a un quinto y decisivo partido en Grecia, este encuentro volvería a coincidir con las semifinales del fútbol. En este caso, con la vuelta, prevista para el martes 1 de mayo a las 20:45 en el Santiago Bernabéu. Es muy probable que el Panathinaikos – Madrid (si se disputase) empezase a las 20:15, ya que este es el horario estipulado para los dos primeros partidos de la eliminatoria, también en suelo griego.
En esta segunda encrucijada, habría doble dificultad para la canasta blanca a la hora de encontrar una solución: jugar fuera de casa y no tener la última palabra, como club, en cuanto a una posible modificación de horario (la tendría Panathinaikos). Eso sí, habría una posibilidad que podría motivar que ese quinto partido cambiase de fecha: que más de dos series de cuartos vayan 2-1 o 1-2 después de su tercer partido.
De nuevo, vuelve a quedar reflejada la importancia de ese Game 3. Preocupa (porque se jugará sí o sí, cosa que no está clara con el quinto), y no sólo al Madrid. También a la máxima competición europea de baloncesto. Así se lo ha confirmado la propia Euroliga a EL ESPAÑOL: se trabaja en un posible cambio de fecha u hora para el Madrid – Panathinaikos del día 25 y se espera tener un veredicto al respecto a comienzos de la próxima semana.
Más allá de lo que se decida, hay un último precedente europeo cuanto menos curioso. Y en el que no hubo cambio: hace casi cuatro años, un Real Madrid – Bayern de Múnich de semifinales de Champions (ida) empezó exactamente a la misma hora (20:45) que el cuarto partido de playoffs de Euroliga contra el Olympiacos (en El Pireo). Hubo victoria en fútbol y derrota en baloncesto. Más adelante, cayó la Décima, aunque la Novena del baloncesto aún tendría que esperar un año.
Ha habido otras incompatibilidades recientes entre una y otra sección. Por ejemplo, el curso pasado se adelantó un Clásico liguero de la canasta que se disputaba en Madrid (de 18:30 a 18) al celebrarse un Madrid-Betis de fútbol a las 20:45. También de Liga y en casa. Además, la final del Mundial de Clubes de fútbol de 2016 se solapó durante una hora con un Madrid – Obradoiro. Y el Palacio lo notó (por mucho que se cantasen los goles por la megafonía del recinto): 6.783 espectadores cuando el pabellón recibe, de media, más de 9.000 en Liga.
Si esto pasó con un Mundialito de por medio, ¿qué ocurriría con el balón naranja enfrentándose nada más y nada menos que a la todopoderosa Copa de Europa de fútbol? Todavía hay posibilidades de que el entuerto se resuelva. Pero la única certeza en estos momentos es que el Real Madrid tiene un problema con la contraprogramación entre el hermano mayor y el pequeño del club. Que puede adquirir el calificativo de bendito si la mala suerte de compartir calendario se torna en buena con un billete para Kiev y otro para Belgrado como recompensa.
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