Quien le iba a decir a Aíto García Reneses que sus dos mejores pupilos acabarían alzándose este domingo campeones del mundo. O quizás él ya lo veía venir casi quince años atrás. Se trata de Ricky Rubio y Rudy Fernández. Ambos coincidieron en el DKV Joventut bajo la mano del técnico madrileño siendo solo unos adolescentes. Tres lustros después, aquellos niños se han alzado sobre el cielo de Pekín para coronarse en el Mundial de China.
Aíto les empujó hacia el estrellato (Ricky debutó con él con solo 14 años), pero siempre les protegió. No quería que los focos les acabara sacando del camino a seguir, el que les ha llevado hasta el segundo oro mundial de la historia de España. Quería que sus perlas estuvieran centrados en lo deportivo y evitó que lo mediático les distrajera. Tal era su preocupación que, incluso, era reacio a que Ricky se expusiera ante los medios siendo tan joven.
El 14 de abril de 2008, el por aquel entonces DKV alzaba la Copa ULEB. Con Aíto a la cabeza, el equipo de Badalona conquistaba el segundo trofeo más importante en Europa tras la Euroliga. En aquel entonces la afición de la Penya no quería pensar que ese sería el último titulo de valor que iban a celebrar hasta la fecha.
Rudy y Ricky son los nombres de los dos jugadores más importantes que ha dado la cantera de Badalona. Tras la aparición de Villacampa y los Jofresa, Rudy y Ricky devolvían la ilusión a la afición del Olímpico de Badalona cuando juntos hacían diabluras allá por el 2008 mientras que tocaban el cielo con las manos a nivel de club.
Doblete histórico: Copa y ULEB
En una Liga ACB en la que Fran Vázquez, Basile y Pepe Sánchez destacaban con el Barcelona; mientras Bullock, Raül López y Hervelle hacían las delicias en Madrid y Prigioni, Splitter y Rakocevic llevaban al TAU Cerámica a un título merecido, Rudy y Ricky se colaban en el mejor quinteto de la temporada con 17 y 22 años respectivamente. A lo que hay que añadir también su genial rendimiento en la Copa del Rey en febrero.
En Vitoria, el TAU jugaba como local la Copa del Rey en esa edición. El Joventut se plantaba en la final tras eliminar contra todo pronóstico al Real Madrid. En la final esperaba el anfitrión y ahí fue cuando se vio la mejor versión del alero español. Rudy hizo la friolera de 32 puntos para 29 de valoración para comandar a su equipo hacía un título histórico (9 puntos, 4 asistencias y 4 robos sumó Ricky en la final). Once años hacía que el equipo de Badalona no alzaba la Copa del Rey y ese fario se había acabado gracias al alero, hoy madridista, y a un jovencísimo Ricky Rubio.
Tanto Ricky como Rudy habían cambiado el estilo del baloncesto español y devolvieron la emoción a una liga falta de referentes nacionales tras la marcha de Navarro a la NBA donde le esperaba Pau Gasol. La confirmación de esto se dio en abril cuando ambos alzaron la Copa ULEB siendo Rudy Fernández elegido como el mejor jugador del torneo.
La NBA separa sus caminos
Pero aquella temporada histórica del equipo catalán llegaba a su fin y con el verano también se iba a marchar Rudy Fernández. El alero mallorquín, tras conquistar junto a Ricky la plata olímpica, se iba a probar suerte en la mejor liga del mundo y, por tanto, la idílica pareja que había formado Aíto se desarmaba para solo unirse con la Selección.
Mientras que Rudy iniciaba su andadura por la NBA, camino que fue de más a menos por culpa de un entrenador incompetente que deformó su juego, Ricky campeonaba con el Barcelona mientras que esperaba su turno para dar el salto a los Estados Unidos.
En la 2011/2012 ambos coincidieron en territorio americano, pero la sonrisa ya no brillaba igual en ambos rostros. Rudy estaba en su última temporada en suelo americano, mientras que Ricky solo comenzaba su legado en la NBA. El sueño de un posible reencuentro de los dos héroes del Joventut solo se vería con España.
Con España siempre hubo alegrías
Desde el verano de 2008, cuando Aíto cogió los mandos del combinado nacional y convocó a sus dos estrellas, los caminos de Rubio y Rudy si han estado unidos con la bandera de España de fondo.
Tras lograr juntos la plata olímpica en Pekín, donde Rudy dejó una jugada para el recuerdo machacando en la cara de Dwight Howard, muchos éxitos han llegado con ambos jugadores defendiendo los colores de la Selección.
Oro en el Eurobasket de Polonia en 2009, oro en el Eurobasket de Lituania en 2011, bronce en el Eurobasket de Eslovenia en 2013, oro de nuevo en el Eurobasket de Francia en 2015 y un bronce olímpico en Río 2016 han sido los éxitos que han obtenido juntos la 'Doble R' antes de su mayor logro.
En estos seis campeonatos en los que ambos coincidieron, ninguno tuvo una repercusión excesiva debido al peso que tenían los 'Juniors de Oro' en el juego de la Selección. Hoy todo eso ha quedado atrás.
Sin un representante de la generación dorada española en el roster, España se plantaba en este Mundial con Ricky y Marc como principales baluartes. Pero lo que nadie esperaba es que la pareja formada por Ricky y Rudy volviera a ser tan vital en el mayor éxito de las Selección desde 2006. Contra Argentina, en la final más pasional que se recuerda, Rudy volvía a recordar a aquel jugador aún por formar e imparable que nadie en Europa podía frenar en 2008. Pero a esta versión de Rudy se unía la mejor cara de un Ricky, ahora con pelo largo y barba, líder del combinado nacional.
La morriña se despierta cuando, once años después (el mismo tiempo que tardó la Penya en revalidar la Copa del Rey) Rudy y Ricky se miran en mitad de la pista. El mallorquín levanta el trofeo más importante del baloncesto FIBA. Mientras, Ricky, cuya sonrisa no es la misma desde que su madre falleciera en 2016, muestra una felicidad tremenda que le hace volver a su infancia. Dicha bonanza recuerda a cuando ambos se miraban con la Copa del Rey en la mano y vistiendo la camiseta del Joventut. La diferencia entre 2008 y 2019, además de las físicas y evidentes, es que, en esta ocasión, España entera se ha alegrado del triunfo y papel de ambos. De conquistar Badalona a conquistar el mundo, en una década.
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