Parecía que España nunca más volvería a ser campeona del mundo. Que lo del 2006 fue fruto de una generación irrepetible y de que los astros se alinearon en beneficio de la Selección liderada por Pau Gasol, incluso a pesar de su lesión y de que se tuviera que perder la final contra Grecia.
Sin embargo, no fue así. El segundo Mundial es ya un hecho tras un nuevo partido por el oro en el que España no sufrió y pasó por encima de su rival. En esta ocasión le tocó a Argentina ser la víctima de un grupo renovado, pero que supo prolongar las virtudes de aquellos jugadores que hicieron historia en Saitama.
Con menos calidad quizá que la Selección de 2006, aunque con un hambre desmedido y con dos veteranos curtidos en mil batallas como Marc Gasol y Rudy Fernández. Ambos fueron los 'niños' en Japón y ahora lideraron a esta España que se proclamó por segunda vez campeona del mundo.
Qué decir también de Ricky Rubio, el MVP del Mundial de China y la estrella de la Selección. Este campeonato ha significado el de su consolidación. Desde que debutó en julio de 2008 con la camiseta de España estaba llamado a ser el relevo de Pau Gasol. En China, con 28 años y tras haber pasado un calvario con las lesiones, guió desde la pista al equipo nacional.
Las dudas y la fe
Pero no es oro todo lo que reluce. España ha pasado por la pérdida de fe e incluso por las críticas desmedidas tras su actuación en la primera fase. Pocos creyeron que ese equipo al que le costó horrores tumbar a la débil Irán fuera finalmente campeón del mundo.
'Cuando fuimos los mejores...' canta Loquillo y murmuraba cualquier periodista o aficionado medio. La añoranza por la ausencia de Pau, por las renuncias de Mirotic, Ibaka y Sergio Rodríguez y, sobre todo, por el recuerdo de aquel 3 de septiembre de 2006 cuando España fue campeona del mundo.
Parecía que no iba a volver a pasar. Que lo mejor no estaba por llegar y que ya había sucedido, pero no lo creían así Scariolo y un grupo de jugadores que han hecho de la unión la fuerza para ganar el oro e incluso arrasar en la final a Argentina.
Cuando Scariolo volvió a la Selección en 2015 recogió un grupo hundido tras el fracaso en el Mundial que se celebró en España. Caer en cuartos ante Francia y la posterior dimisión de Orenga habían sacudido los cimientos de 'La Familia'. El adiós de Navarro, Calderón, Felipe Reyes y un Pau más mayor invitaban a la renovación. La tarea no era sencilla, pero Sergio era el indicado para comandarla.
Poco a poco fueron entrando nombres como los hermanos Hernangómez, Pau Ribas, Oriola... Jugadores que no estuvieron en ese Mundial y que ahora se han convertido en claves para recuperar la corona trece años después. Además, el nuevo sistema de clasificación con las 'Ventanas FIBA' complicó aún más el camino a China y provocó que Scariolo tuviera que reinventarse sin sus máximas estrellas.
Las peligrosas 'Ventanas FIBA'
Sin los jugadores de NBA y Euroliga, España solventó sin problemas la primera fase ante Bielorrusia, Eslovenia y Montenegro. Un 6-0 antes de medirse a Turquía, Letonia y Ucrania en la segunda ronda. Aquí la Selección sufrió más, pero las dos derrotas a domicilio sufridas ante turcos y ucranianos no empañaron el papel de los de Scariolo que terminaron con un 10-2 y logrando la clasificación como primeros de grupo.
Un momento delicado en las 'Ventanas FIBA' fue cuando Scariolo se comprometió con los Toronto Raptors por sorpresa como técnico ayudante. La base sobre la que se había edificado el proyecto sufría un gran terremoto. Sin embargo, el 2 de agosto de 2018 se anunció que el italiano compatibilizaría ambos cargos y este agradeció a la franquicia canadiense haber entendido su deseo.
Sin los Marc Gasol, Ricky Rubio, Rudy Fernández, Sergio Llull, Víctor Claver y compañía, la clasificación fue cosa de los Sebas Saiz, Jaime Fernández, Fran Vázquez, Nacho Llovet, Pablo Aguilar, Rodrigo San Miguel, Víctor Arteaga, Alberto Abalde, Oriol Paulí, Edgar Vicedo, Darío Brizuela, Sergi Vidal, Alberto Díaz, Santi Yusta, Sergio Rodríguez, Ilimane Diop, Joan Sastre, Albert Oliver, Xabi López-Arostegui, Jonathan Barreiro, Sergi García, Pere Tomas, Albert Ventura, Javi Vega y Carlos Alocén.
Con ellos también estuvieron Quino Colom, Xavi Rabaseda y Javier Beirán. Estos tres consiguieron un puesto en la lista de 12 que acudió a China, pero además fueron los representantes de aquella Selección de las 'Ventanas FIBA' gracias a la cual hoy España es doble campeona del mundo. Una recompensa justa y que honra el buen papel que hizo ese grupo ante equipos tan potentes como Eslovenia, actual campeona de Europa, o Turquía.
El camino al oro
España fue de menos a más en China. Scariolo volvió a demostrar que sabe manejar los tiempos en este tipo de torneos. Lo importante comienza después de la primera fase. Sin embargo, eso no le libró de críticas. La Selección ganó sin brillo a Túnez y con apuros a Puerto Rico e Irán. A pesar de ello, el objetivo se había cumplido.
Entonces llegó una segunda fase donde todo el mundo daba a España como clasificada por los pelos o bien eliminada por Italia. Aquel duelo ante el país de nacimiento de Scariolo marcaba un antes y un después en el Mundial. La Selección supo trabajar y sacar adelante un difícil encuentro. Ganó y sacó un billete para cuartos.
Después fue el turno de Serbia. La gran favorita junto a EEUU para el oro. Cuando todas las apuestas daban como víctima a España, el equipo mostró su mejor versión para barrer de la pista a la selección de Djordjevic. Los 19 puntos de Ricky Rubio y los 14 de Víctor Claver lideraron al conjunto dirigido por Scariolo, que ya había mostrado que las victorias se construían desde atrás o, cómo dicen vulgarmente en baloncesto, bajando el culo para defender.
En cuartos era turno para la sorpresa del campeonato: Polonia. Llegaron los partidos a vida o muerte y ahí España se mueve como nadie. Ricky Rubio y Rudy Fernández, aquellos adolescentes que hicieron ganador al Joventut, cogieron el mando para, junto a los Hernangómez, borrar al combinado polaco y sellar el pase a las semifinales.
Épica, fortuna y baloncesto
Todo campeonato tiene un encuentro vital y en el que la suerte también decide si eres campeón o no. Pasó en 2006 con la semifinal contra Argentina y ese triple de Nocioni que no entró y volvió a suceder en 2019 ante Australia. El conjunto aussie gozó de grandes ventajas durante todo el partido para morir en la orilla y tras dos prórrogas.
Aquel tiro libre que no entró de Patty Mills o aquel lanzamiento de Dellavedova que botó en el aro. No era el día de Australia y sí el de España, que volvió a contar con la ayuda de los dioses para plantarse en una final del Mundial. Claro que no todo fue fortuna, sino que la Selección supo temporizar y mantener la mente fría en los momentos claves.
Y si hubo una figura que emergió en las semifinales fue la de Marc Gasol, a la postre en el mejor quinteto del Mundial. El pívot realizó un partidazo con 33 puntos y selló la boca de aquellos que criticaban su labor en el campeonato. Era el día y Marc fue Pau. La estirpe de los Gasol tirando del carro español. Aunque en esta ocasión fue el pequeño el que se convirtió en gigante para noquear a Australia.
La épica y el orgullo se quedó ahi, en semifinales. Para el partido por la medalla de oro España no necesitó carácter, sino intensidad desde el primer segundo, una dirección magnífica de Scariolo y un juego de muchos quilates. Argentina fue borrada por completo, Scola, su mejor jugador, anulado y la 'testiculina' de la que suele hacer gala La Albiceleste no sirvió ni para poner en apuros a la selección española.
Así se selló el triunfo y la segunda corona mundial en la historia del baloncesto nacional. La Selección hizo que toda España quitara el 'Cuando fuimos los mejores' de Loquillo y pusiera de nuevo el 'We are the Champions' de Queen. Porque lo mejor no había pasado ya, sino que siempre se puede al menos igualar lo conseguido. España, campeona del mundo 2.0.
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