Ni hace siete días que la NBA batía un récord histórico: más jugadores utilizados en una temporada. Greg Monroe, por los Minnesota Timberwolves, se convertía el pasado 28 de diciembre en el número 541 en jugar este curso y desde entonces la cuenta ha subido a 542. La única explicación para este registro cuando solo van dos meses y medio de competición está en la amenaza constante de la pandemia del Covid.
Lo que la NBA ha tratado en todo momento es evitar aplazar partidos y, cuando todas las franquicias se ven mermadas por sus sus jugadores que entran en el protocolo de la liga por Covid, la única opción era permitir hacer contratos de 10 días, sin que llegara enero, y que esos salarios no computaran en el límite salarial de las franquicias. De esta manera, hace semanas que han ido desfilando hasta un centenar de jugadores por los equipos bajo estas condiciones.
Para entenderlo mejor, lo principal es saber en qué consiste un contrato de 10 días. Tradicionalmente solo se podían firmar a partir de enero, pero esto ha cambiado ahora por la pandemia. Un jugador solo puede firmar dos contratos así por campaña con la misma franquicia y luego puede renovar hasta final de la temporada regular o volver a ser agente libre. Eso sí, un jugador no tendrá limitación en lo que respecta a equipos (respetando el máximo de dos por cada).
En cuanto al salario, este es garantizado y oscila entre los 90.000 dólares (para los novatos) y los 151.000 (para jugadores con experiencia en la liga).
La locura de los contratos
El contrato de 10 días asegura hasta un mínimo de tres partidos, lo cual siempre es una gran oportunidad para el jugador. Los hay de dos tipos: los novatos que llegan a la liga a probarse bajo estas circunstancias o veteranos que sirven como parches ante las bajas de una franquicia. Todo lo que está ocurriendo está dejando situaciones de auténtica locura para los jugadores y los equipos.
Por ejemplo, volviendo al caso de Greg Monroe, que jugó 13 temporadas en la NBA y en 2019 se despidió para ir a Europa, ha tenido la oportunidad de volver a jugar en la liga cuando ya ni contaba con ello. Recibió la llamada de los Wolves el mismo día que tenía que jugar y, tras pasar la mayor parte de él viajando solo, firmó su contrato de 10 días y saltó a la cancha, anotando 11 puntos y cogiendo 9 rebotes en 25 minutos de juego.
Y como Monroe, una larga lista de estrellas de otros tiempos. El caso de Joe Johnson, que con 40 años ha vuelto con un contrato de 10 días a la franquicia (Boston Celtics) que le drafteó en 2001. O Lance Stephenson, que jugó seis partidos con los Hawks y vuelve a Indiana Pacers, con los que debutó hace once años. Y el caso de Isaiah Thomas, un olvidado de la liga, que volvió a los Lakers, no le renovaron y luego fue llamado por los Mavericks con la mala fortuna de entrar en los protocolos de salud. Esto último también le ocurrió al veterano Brandon Knight en la misma franquicia.
Pensé que mi agente estaba bromeando conmigo
"No voy a mentir. Mi reacción inmediata es que no lo creí. Pensé que mi agente estaba bromeando conmigo". Eso decía Mario Chalmers, base de los históricos Miami Heat que ganaron dos anillos (2012 y 2013) con su Big Three (LeBron, Wade y Bosh), que a sus 35 años ha vuelto a la franquicia de Florida tras irse de la liga en 2018.
Los hay que se acaban quedando, como es el caso de Alfonzo McKinnie. Llegó a los Chicago Bulls con un contrato de diez días y pasó a firmar uno estándar cuando llevaba sin equipo desde que los Lakers se desprendieran de él en verano.
Y los hay que llegan nuevos ante una crisis histórica que les abre la puerta a cumplir el sueño de todo jugador de baloncesto. A Zylan Cheatham y a Charlie Brown Jr. les pilló en un hotel de Las Vegas cuando al primero le llamaron los Heat. Brown vio ese día como otros conocidos pasaban por la misma situación ese día y horas después le tocaba a él tras recibir una oferta de los Mavericks.
Jaime Echenique, firmado por los Washington Wizards, se convertía esta semana en el primer colombiano en debutar en la NBA y todo gracias a un contrato de 10 días.
La NBA quiere que la competición siga como sea y sus medidas están contrarrestando las numerosas bajas de los equipos, que en algunos casos están entre cinco y seis. El objetivo es contar con ocho jugadores para jugar y cruzar dedos para el siguiente. Para los aficionados, eso sí, se ha convertido en un problema tratar de adivinar quiénes jugarán cuando vayan a ver un partido. Cosas de la pandemia. El show debe continuar.
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