Obradoiro sorprende al Real Madrid con una buena cura de humildad
El conjunto gallego tumba en Santiago a un vigente campeón totalmente descolocado desde el segundo cuarto (90-83).
18 marzo, 2017 21:39Noticias relacionadas
A 01:57 del final del partido, con un triple de Sergio Llull que colocaba el 79-80 en el marcador, parecía posible que, a pesar de un desempeño pésimo, el Real Madrid pudiese ganar al Obradoiro. La esperanza de que la épica despertase a los blancos de su mal sueño estaba ahí, dispuesta a cercenar las ilusiones del pequeño por enésima vez. Sin embargo, la realidad fue mucho más cruda: ni Llull estaba haciendo el partido de su vida (engañosos 17 puntos) ni tampoco su equipo, derrotado con total merecimiento en Galicia, desconectado y desquiciado por el buen trabajo local desde el segundo cuarto [Narración y estadísticas: 90-83].
"Este es el camino". La alegría de un equipo necesitado. #LigaEndesa pic.twitter.com/N1SWFoBkVZ
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A Pablo Laso se lo comían los nervios y los demonios. Qué fugaces fueron las amenazas de romper el partido que lanzaron los suyos en el primer cuarto, con un gran Luka Doncic, y al inicio del segundo, con un +10 favorable. A partir de esa canasta de Jaycee Carroll, aconteció la caraja: pérdidas de balón, concesiones defensivas, nula intensidad… Resumiendo: dos puntos del Madrid en los 04:45 minutos finales del cuarto. Normal que el técnico vitoriano explotase en un tiempo muerto antes del descanso: “¡Podéis poner atención al puto balón! ¡Me cagüen la puta!”. Obradoiro se colocaba a un punto justo antes del paso por los vestuarios. Fue el 'clic' necesario para que la mentalidad del penúltimo clasificado liguero pasase a ser la de un conjunto ganador.
El tremendo enfado de Pablo Laso: "¡Podéis poner atención al p... balón!" #LigaEndesa pic.twitter.com/aduSfI9D9P
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Hasta el tercer cuarto, las buenas sensaciones gallegas habían llegado a cuentagotas, de la mano de los retazos que dejaron Pustovyi en la zona y la pareja Whittington-McConnell desde el perímetro. Nada más empezar la segunda parte, no hubo color: el baño del Obradoiro fue escandaloso. Se gestó desde el triple, con un 7/9 magistral perpetrado sobre todo por Dulkys (tres aciertos) y Bendzius (dos). Entretanto, los visitantes no sabían a quién recurrir para despertar de su letargo. Todo eran apariciones y desapariciones: Rudy, Llull, Randolph…
Los minutos iban pasando y la sorpresa compostelana cada vez tomaba más forma. Al igual que el descalabro madridista, con Llull comiéndose las uñas en el banquillo y deseando tener la efectividad en el lanzamiento de los exteriores rivales. No ocurrió. Por mucho que Carroll, Hunter y Doncic buscasen la remontada a base de canastas y de dos más uno, los locales continuaron sumando puntos. Ni el amago de Llull con vestirse de superhéroe, después villano con una técnica postrera, achantó al Obradoiro.
Obradoiro no suelta el fusil. #LigaEndesa pic.twitter.com/bNUSp0gqJj
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Ellos tenían sus estrellas particulares: McConnell y Bendzius tampoco fallaron a última hora. En el carrusel final de tiros libres, a los hombres de Moncho Fernández no les tembló la mano. 2009 y la última victoria en casa contra el Madrid quedaban ya demasiado lejanos en el tiempo. Y, con urgencias de por medio, al Obra le tocaba dar un golpe sobre la mesa. Inmejorable momento e inmejorable rival para lograrlo. No cabe duda de que lo que supone una alegría para los de Santiago resulta un pesar en la capital: el liderato de la ACB está a dos victorias de distancia y ciertas malas sensaciones europeas frente al Panathinaikos se recrudecieron de la peor manera posible este sábado.