Casemiro, el hombre que todo lo ve (y lo hace)
El brasileño se lució en uno de esos estadios que coronan a los futbolistas. San Mamés asistió a la mejor exhibición del centrocampista del Real Madrid.
19 marzo, 2017 02:04Noticias relacionadas
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Hay campos en los que una actuación individual brilla más que en otros como hay diferencias entre hacer un gran partido en un estadio que en otro. Por ejemplo, no es lo mismo jugar bien en La Rosaleda o Los Cármenes que en el Camp Nou o en el Calderón. Tampoco es igual jugar bien con el resultado a favor que en contra o con una goleada que con un partido igualado. A los grandes jugadores se les examina mejor en situaciones límites.
Por todo esto, se puede decir sin exagerar que Casemiro se doctoró en San Mamés. El brasileño fue prácticamente el 50% del Real Madrid en Bilbao y lo hizo en un momento clave, con un resultado apretado y en una plaza difícil. Carlos Henrique apareció cuando más se necesita y eso encumbra a un futbolista. Junto a Benzema, él pilotó la victoria ante el Athletic Club (1-2) que da más de media Liga al equipo de Zidane.
El fútbol es tan resultadista que siempre que se dice el resultado se comenta seguidamente los goleadores. Eso siempre será la gran injusticia de este deporte, ya que aquellos que son claves en la victoria pero no marcan goles no salen en ningún titular, en ningún boletín de radio o en ningún resumen de televisión. Los porteros son los que viven esta circunstancia con más crueldad, pero también otros jugadores tienen que convivir con esa ausencia de elogios cuando lo merecen. Casemiro es uno de esos futbolistas.
El brasileño tuvo la suerte de marcar en Bilbao, el gol de la victoria para más inri, y eso le eleva al protagonismo del partido, pero no solo hizo eso. El tanto fue al final lo más sencillo que hizo, ya que controló involuntariamente (lo hizo con sus partes nobles) y acabó rematando a placer sin oposición. Casemiro fue mucho más en La Catedral, uno de esos campos en los que se ve el empaque de un jugador. San Mamés siempre ha sido tradicionalmente uno de los pocos estadios en los que se podía juzgar sin miedo a un futbolista.
En un encuentro en el que vio la tarjeta amarilla, quinta en la Liga y que acarrea sanción para el encuentro ante el Alavés, Casemiro estuvo en todos lados. Parecía que había varios '14' en el césped, pero era uno solo. Y eso que se tuvo que tranquilizar varios minutos porque en el ecuador de la primera parte se calentó el partido y él estuvo de protagonista. Conocedores de su temperamento, entre Raúl García y Aduriz le picaron buscando sacarle de quicio y provocar una expulsión que hubiera desequilibrado el duelo. Se quedó en amarilla. Y ahí se quedó. "Lo que pasa dentro del campo se queda en el campo", comentó el propio jugador.
Antes y después de esos minutos, Casemiro dio un recital de robos, control del balón, pases, inicio de jugadas... fue el centrocampista total. Estuvo en todas partes y en todas bien. El fútbol comenzaba con él y el ataque, también. De sus botas salió el primer gol, finalizado por Benzema, pero iniciado por el brasileño, que desde su propio campo vio a Cristiano solo.
Hubo momentos de especial intensidad en San Mamés y acabó siendo Casemiro el que sostuvo al Madrid. Tras su gol, el Madrid cedió terreno y dejó que los últimos 15 minutos dominara el Athletic. La figura de Carlos Henrique en el centro del campo acabó siendo clave, sacando todos los balones, robándolos y además siempre con una tranquilidad admirable por lo que había en juego. Y todo ello con una sorprendente limpieza, ya que cometió pocas faltas y anuló los impulsos de los vascos a base de inteligencia.
"Casemiro ha crecido de una manera espectacular. Es un chaval que trabaja muchísimo y para mí es un privilegio jugar con Casemiro, que es uno de los mejores centrocampistas del mundo tanto aquí como en la selección", comentaba un Marcelo al que le volvió a tocar hablar en caliente tras el final del partido.
Lo que dijo el brasileño puede representar bien lo que es Casemiro en el vestuario del Real Madrid: un jugador querido que creció desde el trabajo, desde el segundo equipo y que tuvo que siempre diblar con ese estereotipo de jugador de segunda fila, innecesario y de poco cartel. Todo lo contrario. Casemiro se ha ganado con creces ser respetado por el mundo del fútbol y también ser considerado un pilar clave en el actual líder de la Liga.