Sergio Rodríguez necesita poco, muy poco, para ser feliz. Sólo pide dos cosas: un balón de baloncesto y poder hacer y deshacer a su antojo en la cancha. En Moscú, como antes en Madrid, ha encontrado el libre albedrío que su juego necesita para ser letal. A otros puede que les hubiese achantado el miedo a lo desconocido de un país, idioma, cultura y canasta distintos. No iba a ser el caso del Chacho, con dos viajes de ida y vuelta a la NBA a sus espaldas.
La valentía y, sobre todo, el optimismo dieron el empujoncito necesario para que el petate se hiciese casi solo. Llegó a Rusia para volver a triunfar en Europa y para poder vivir momentos como el de este viernes. Toda una semifinal europea (21:00, #0 y Movistar Deportes 1) ante el Real Madrid, el equipo que más ha marcado su carrera y que hizo posible, de alguna manera, este estrellato que vive en el CSKA.
Nada ni nadie ha podido con el base canario. A cada golpe recibido en su carrera, versos fantásticos en la pista como respuesta. ¿Que se iba muy pronto a la mejor liga del mundo? Aguantó cuatro años en ella cuando todavía era un imberbe. ¿Que el Madrid no era su sitio? Llegó Pablo Laso y le convirtió en uno de los mejores jugadores del Viejo Continente en su posición. ¿Que no iba a volver a la selección española? Se ha vuelto imprescindible en ella desde 2012. ¿Que era un traidor por no regresar a la capital tras jugar de nuevo en Estados Unidos? Su ascendencia en tierras rusas ha demostrado que, le pese a quien le pese, acertó con la decisión tomada.
Suplir a Milos Teodosic no era tarea fácil. Pero fichar a Rodríguez, al contrario de lo que podría indicar cierta palabra resultante al reordenar las letras de su nombre ('riesgo'), no era una apuesta arriesgada. Todo lo contrario: se trataba de un valor seguro. Así lo ha demostrado el '13' a nivel de sensaciones y en cuanto a números todo el año. Sólo hay que fijarse en la mayor parte de sus estadísticas en la Euroliga para comprobarlo: mejores que las de la temporada 2013-2014, en la que fue elegido MVP de la máxima competición europea.
Si Sergio promedió 14 puntos por partido en aquel curso europeo, ahora han sido 14,1. Sus medias en cuanto a rebotes y asistencias también son superiores a las de hace cuatro años: 2,1 (por 2) y 5 (por 4,9). Ligera mejoría, mucho mayor en cuanto al acierto en tiros de dos (59,1% frente al 49,7% de antaño). Y, aunque ha lanzado peor desde el triple que cuando fue el jugador más valorado de Europa (44,6% de efectividad frente a 50%), que nadie se atreva a dejar liberado al tinerfeño. Quien, por cierto, juega más ahora (26 minutos por encuentro) que entonces (22). Aunque valora, de media, algo menos (14,3 frente a 15,9).
Elegido en el segundo mejor quinteto de la Euroliga, ha sabido convivir a la perfección con un Nando De Colo arrollador durante todo el curso. Y asumir aún más galones cuando el francés se lesionó en playoffs: ahí quedan sus 26 puntos, 10 asistencias y 36 de valoración en el segundo partido ante el Khimki. La cúspide de una temporada continental en la que Panathinaikos, Fenerbahçe, Unicaja, Olympiacos y Baskonia (sobre todo los vascos en plenas Navidades) le sufrieron lo suyo.
¿Y qué pasó contra el Madrid? El Chacho pasó desapercibido en la ida de la liga regular y fue crucial para empezar a fabricar la paliza del CSKA en la vuelta. Desde luego, su equipo le necesitará a pleno rendimiento en el Stark Arena de Belgrado. Todavía con más motivo debido a la lesión de última hora sufrida por Leo Westermann. Este contratiempo provoca que no sea nada descabellado pensar en una minutada para Rodríguez (30-40' de juego) ante sus ex. De él se espera un papel preponderante en ataque. Eso sí, su menor actividad defensiva podría ser un hándicap a aprovechar.
Sin embargo, es evidente que no todo se reduce a Sergio Rodríguez en las filas moscovitas. Hablamos de un equipo que este fin de semana disputará su séptima Final Four consecutiva. Con uno de los miembros del quinteto ideal de la Euroliga (De Colo) y su mejor defensor (Kyle Hines) entre otros jugadores a tener en cuenta. Más Cory Higgins y Will Clyburn, dos americanos con muchos puntos en las manos. Y Othello Hunter, otro viejo conocido madridista capaz de hacer un daño considerable en la zona. Sin olvidar a otros clásicos como Nikita Kurbanov, Andrey Vorontsevich, Victor Khryapa o Vitaly Fridzon.
En definitiva, el segundo equipo más laureado de Europa (siete títulos) y el que ha derrotado en mayor número de ocasiones al Madrid en las lides continentales (28 victorias por tan sólo 16 tropiezos en 44 partidos). Aquel que puede convertir al Chacho en el primer español que gana dos Euroligas en equipos diferentes. Además, sería el primero que la conseguiría en un club extranjero. E igualaría a Juan Carlos Navarro como jugador nacional que más veces ha ganado la competición europea por excelencia (dos) en este siglo.
Lo conseguiría a costa del Madrid y, en una hipotética final, del Fenerbahçe o el Zalgiris (disputan la primera semifinal a las 18:00). Aunque en el imaginario colectivo pesaría más que Sergio y compañía eliminasen al equipo en el que Rodríguez militó durante seis años. Con el que conquistó la Euroliga de 2015 y también cuatro Copas, tres ACB, tres Supercopas y una Intercontinental. En el que hizo algunas de las amistades más fuertes de su carrera y se encontró con un Laso que lo ha significado casi todo (o todo) para él a nivel técnico.
Su época blanca provoca incluso curiosidades como la que indica que el de este viernes será el primer partido serio en el que Rodríguez se mida a su tocayo Llull desde 2006: casi siempre fue compañero de batallas y no enemigo. Será en la cancha donde habrá fobias y no filias. Fuera de ella, primarán el buen rollo y el cariño típicos en el Chacho. Así fue en la previa (con especial fijación por Luka Doncic) y así será siempre, pase lo que pase en Serbia. Porque es una utopía que al Sergio que ahora es casi zar en Moscú le deje de acompañar, alguna vez, la sonrisa. En plena madurez profesional y personal (tendrá otra hija en unos meses), ¿quién da más?
Noticias relacionadas
- Sergio Rodríguez y su vida en Rusia: apretones de manos, entrenamientos por la tarde y la Plaza Roja
- La Final Four de la Euroliga 2019 se jugará en el Buesa Arena de Vitoria
- Thompkins vuelve a acabar con el UCAM Murcia cinco meses después
- Pau Gasol y su carta a favor de la igualdad de oportunidades en la NBA
- Doncic cuaja su mejor recital ante un Betis prácticamente descendido
- El Real Madrid más gélido gana a medio gas al Gipuzkoa Basket