En la permanente partida de ajedrez que disputa un reducido grupo de aspirantes al anillo NBA, el Rey LeBron James se ha enrocado a la espera de lanzar un ataque fulminante a la liga desde las filas de Los Angeles Lakers. Todos ganarían en verano. El binomio Magic-Pelinka ha generado espacio salarial para dar jaque a la liga con el fichaje de James, mientras que Cleveland apura sus reducidas opciones de vivir una nueva final con su jugador franquicia a la cabeza.
Para lograrlo, los Cavaliers han iniciado la operación salida con seis jugadores traspasados (incluidas estrellas venidas a menos de la talla de Isaiah Thomas, Dwyane Wade o Derrick Rose) ganando a cambio juventud, defensa e intensidad, las armas de las que está adoleciendo en una temporada más que decepcionante.
Con este movimiento, LeBron y el propietario Dan Gilbert parecen haber firmado una tregua que les permita volver a soñar con el anillo. La ausencia de Thomas, acusado de ser el confidente del propietario, ayuda. Aunque James vaya dejando pistas sobre sus planes de futuro, como su última adquisición en ‘LA’: una mansión valorada en más de 20 millones de dólares.
¿Trabaja Cleveland para los Lakers?
Al principio de la jornada, había cierta confusión en la liga sobre lo que Cleveland estaba tratando de lograr. Pero al hacerse con los servicios de Jordan Clarkson y Larry Nance Jr. les dieron a los Lakers la posibilidad de acercarse a los 70 millones de dólares necesarios para abordar la contratación de LeBron y, por qué no, Paul George el próximo verano. Uno de los sueños del sancionado Magic Johnson, a quien sus anhelos públicos por sumar a George y a Giannis Antetokounmpo a su quinteto le han costado tirones de oreja e incluso alguna multa.
Para que le salgan las cuentas, los Lakers aún tendrán que deshacerse de los 36 millones del contrato de Luol Deng y sacar partido a algún otro movimiento como la salida de Julius Randle el próximo verano. No sorprende, por tanto, que un ejecutivo de los Lakers escribiera “Cleveland helped the Lakers get LeBron” al hacerse públicos los movimientos finales del mercado.
Cinco bases en los New York Knicks
Otro de los más divertidos efectos colaterales del ‘Black Friday’ de los traspasos NBA ha sido la composición final de los Knicks. Siempre abiertos al coqueteo con la autodestrucción, los inquilinos del Madison han visto en unas horas cómo perdían a Kristaps Porzingis por lesión, siendo incapaces de reaccionar. Abúlicos ante la opción de congelar el traspaso de Willy Hernangómez a los Charlotte Hornets, siguen perdiendo peso en una pintura cada día más devaluada. Sin embargo, en su frenesí del cambalache no han podido evitar cerrar el mercado con cinco bases en su plantilla tras la llegada de Emmanuel Mudiay.
Sólo dos españoles implicados
Entre los 35 jugadores involucrados directamente en fichajes, traspasos e intercambios, sólo dos españoles han sido afectados. O más bien bendecidos, porque Nikola Mirotic y Willy Hernangómez parecen respirar al dar por concluidas sus difíciles travesías en Chicago Bulls y New York Knicks. Siguiendo caminos antagónicos, ambos llegaron a las puertas de la desesperación, por lo que New Orleans Pelicans y Charlotte Hornets suenan a liberación.
Pese a firmar los mejores números de su carrera en Estados Unidos, la incompatibilidad de caracteres de Mirotic con Bobby Portis y de un Willy casi inédito con su técnico, Jeff Hornacek (quién prefirió a Kyle O’Quinn y Enes Kanter en la rotación agotando la paciencia del español), acabó decidiendo dos complicados traspasos. Marc Gasol y Ricky Rubio también llegaron a aparecer en las quinielas de posibles ‘trades’, pero tanto Utah Jazz como Memphis Grizzlies no encontraron recompensa suficiente que justificara desprenderse de activos tan decisivos en sus franquicias.
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