La etapa reina de la Vuelta ya es historia. Y, posiblemente, la historia más recordada de esta carrera, porque la etapa ha dado para mucho. Ataques, contraataques, una explosión ilustre como la de Valverde y, sobre todo, un paso de gigante para que Chris Froome se suba al podio de Madrid con el maillot rojo sobre los hombros.
Porque tanto Movistar como el propio Quintana tenían la esperanza de agrandar en el Col d’Aubisque ese hueco de 54 segundos que les separaba antes de la etapa. Y no ha sido así. Con un día menos y la contrarreloj de Calpe –el próximo viernes- como principal amenaza, la ventaja de Nairo con respecto a su máximo rival sigue siendo la misma. Y a todas luces insuficiente.
En eso coinciden prácticamente todos los contendientes en esta pelea, empezando por el propio colombiano: “Quedo satisfecho porque he dado todo lo que tenía, han sido ataques muy serios, pero Froome ha acabado llegando a todos. Está muy fuerte y va a ser difícil ganarle. Igualmente, el que sigue teniendo el maillot de líder soy yo”. Nairo necesita un tiempo que, etapa tras etapa, no logra, y eso se nota.
Incluso admite haberse quedado “pensativo” ante la respuesta de su rival, que se asemeja al típico combate de boxeo en el que uno de los contendientes golpea tratando de derribar al otro, pero éste resiste de pie y esperando el momento en que su rival baje la guardia para asestar el mazazo definitivo y dar el vuelco. También admite Valverde, ya lejos de cualquier opción de podio, que su compañero necesita ampliar la renta: “Es verdad. Necesitamos más tiempo, pero no será por no probarlo. Nairo lo ha intentado todo, pero Froome está muy fuerte y hay que aceptarlo”.
Su director, José Luis Arrieta, no quiere hablar de momento de ese día tan peligroso e insiste en que, por ahora, es el corredor del Sky el que tiene que recuperar tiempo: “Esto es muy largo. Estamos especulando con una serie de diferencias, y eso habrá que verlo allí. Una vez lleguemos a la crono, nos la tendremos que jugar con la diferencia que tengamos”. La idea era que Valverde saliera junto a Yates para poner nervioso a Froome y su equipo, pero el murciano no estaba: “Algún día le tenía que pasar. Hoy no se encontraba bien y ha cedido. Al no estar él de puente, hemos tenido que reestructurarlo todo”.
Por detrás no se ve a nadie capaz de alcanzar a ninguno de los dos, ni siquiera de recortar tiempos con ellos. Caído Valverde, el dúo Chaves-Yates de Orica aparece como principal outsider, pero ninguno de ellos está al nivel requerido. Tampoco Contador, que continúa acumulando retraso cada día que pasa. Los demás bastante tienen con mantenerse donde están, y tanto sus fuerzas como sus ideas estratégicas parecen más encaminadas a ir arañando algún puesto que a aspirar realmente a una victoria.
Todavía quedan dos llegadas más en alto donde se podrían marcar diferencias. El problema es que no son precisamente favorables a Quintana. Más bien al contrario. La jornada del domingo en Formigal es tan corta que seguramente se hará a todo trapo. O lo que le quede al pelotón. En cualquier caso, es una etapa que será nerviosa y donde algún favorito ya sufrió la última vez que se llegó a su cima –en 2013-, pero resulta difícil pensar que se puedan abrir huecos en la tendida escalada a la estación de esquí cuando no se han producido cambios después de un etapón como el del Aubisque.
Más adelante y una vez haya pasado el segundo día de descanso, la Vuelta afrontará las rampas de Mas de la Costa, en Castellón. Un final muy de cuesta empinada al estilo Ézaro o Camperona, de los que tanto suele introducir Unipublic en sus recorridos, pero que no es precisamente beneficioso para Nairo. En este tipo de finales, de momento, el colombiano se apuntó el de la Camperona, mientras que Peña Cabarga fue, al contrario, para Froome.
Después de eso, ya sólo quedará la crono, y ahí el anglokeniata es clarísimo favorito. Para Quintana, todo lo que sea llegar con menos de dos minutos de diferencia es tomar la salida bajo seria amenaza. Y la verdad es que la mejor ocasión para conseguir esa ventaja extra ya ha pasado. Mérito, por supuesto, de un Chris Froome que se ha convertido en el gran favorito para ganar esta Vuelta a España. Y sin llevar el maillot rojo.