Llega, por fin, la gran etapa de la Vuelta a España. La única que recuerda un poco al Tour de Francia por el nombre de los puertos que se pasan y porque acaba en el país vecino. Se celebra, además, en una cadena montañosa como los Pirineos donde se han escrito tantas páginas importantes en la historia de ambas rondas, la francesa y la española. El caso es que la jornada reina ya está aquí, y la forma en que salga la carrera de ella será determinante para dilucidar quiénes se subirán al podio en Madrid.
Porque, a estas alturas, parece claro que en esta Vuelta hay dos carreras. Una por ganar y otra por subir al último peldaño del 'cajón'. La primera de ella sólo tiene dos contendientes: Chris Froome y Nairo Quintana. De momento el colombiano viste el rojo de líder, pero la diferencia es muy exigua: apenas 54 segundos. Insuficiente a todas luces con una contrarreloj de 38 kilómetros el viernes que viene. Movistar lo sabe, y también son conscientes de que la última gran oportunidad de distanciar al británico es en el Aubisque.
Pero evidentemente Froome no se va a conformar con estar a esa distancia, aunque sobre el papel le valga. El de Sky es un corredor que compite al máximo siempre y tiene cuentas pendientes con la Vuelta a España, como él mismo ha reconocido ya en más de una ocasión. Quizás sin la superioridad del Tour pero en un estado de forma más que suficiente para discutirle la victoria a Nairo, el simple hecho de no perder tiempo en la jornada reina lo dejará en una posición inmejorable para darle la vuelta a la general en la contrarreloj.
El duelo se dirimirá sobre un trazado de 191 kilómetros con cuatro puertos. Primero un inédito, el Col de Inharpu (11,5 kilómetros al 7% de media), para seguir después con tres clásicos pirenaicos: el Soudet (24 kms al 5,2%), Marie Blanque (9 kilómetros al 7,4%) y el final en el Aubisque por la vertiente de Gourette. Serán más de 16 kilómetros a una media del 7%, terreno suficiente para que se vea un verdadero etapón. Y es que hasta ahora, en las últimas llegadas en alto ha habido ataques entre los dos favoritos. Tanto en Lagos como Camperona fue Nairo, mientras que en Peña Cabarga le tocó a Froome pasar a la ofensiva.
Pelea por el tercer cajón del podio
No es esta la única pelea que hay en la general de la Vuelta. Alejandro Valverde vive cómodo por el momento en la tercera posición de la general. Está a 1’05” de su compañero de equipo y tiene más de un minuto de renta sobre Esteban Chaves, cuarto clasificado a día de hoy. ¿Suficiente? Bueno, habrá que verlo. La lógica dice que el murciano ya no puede mejorar su rendimiento, sólo estirar la forma todo lo que pueda mientras tanto el colombiano de Orica como Alberto Contador tratan de limarle tiempo. Chaves espera “que Nairo y Froome empiecen a bajar un poco”, y confía en una buena tercera semana para limar tiempo: “Lo vamos a intentar”.
Mientras tanto el madrileño tiene ante sí la etapa que, tal vez, mejor le venga sobre el papel. La incógnita real es su estado de forma. Es quinto, y hasta ahora en esta segunda semana no ha sido ningún día mejor que los cuatro que tiene delante. Por tanto es complicado pensar que en el Aubisque pueda dar la campanada. Necesita rebajar dos minutos a Valverde: “Mañana es el primer día con puertos largos de verdad. Será otra historia”, asegura un Contador que dice tener “buenas piernas, aunque con cautela”.
Por detrás de él, König está a sólo tres segundos pero su labor de gregario para Froome invita a pensar que no subirá de ahí por el sacrificio que implicará su tarea. Por lo demás, el resto de corredores del top 10 no parece capaz de recortarle dos minutos a Valverde, en caso de que el veteranísimo murciano baje el nivel que está mostrando hasta ahora.
La etapa del Aubisque, la “jornada más importante de toda la Vuelta”, como la ha definido el propio Nairo Quintana, tendrá varios duelos dentro de ella. La victoria de etapa, la lucha por la general, el peldaño del podio que aún puede seguir en juego… sin duda estamos ante la única jornada que, por terreno, puede dar un vuelco a una carrera que desde hace años se viene definiendo por diferencias más bien escasas. El tablero está listo. Ahora falta que se muevan las piezas.