Bradley Wiggins estaba en la cresta de la ola. El equipo Sky había apostado decididamente por él como jefe de filas y el gran Chris Froome era un mero escudero. De lujo, pero gregario, al cabo. En los siguientes 14 meses, lograría un podio en la Vuelta a España, un subcampeonato mundial en contrarreloj, un Tour de Romandía, un oro olímpico contra el crono y, por supuesto, su primer Tour de Francia en 2012. Sin embargo, en la Dauphiné de aquel junio de 2011 Bradley Wiggins 'sólo' era tipo de patilla larga que había decidido pasarse a la carretera tras dominar durante más un lustro el ciclismo en pista. Una etapa en el Giro del año anterior y el sorprendente tercer puesto en el Tour de 2009 eran sus únicas referencias.
Su triunfo final en el Criterium -algo que repetiría también en 2012- se puede considerar la primera gran hazaña de su carrera. Y, por eso precisamente, la más cuestionada desde que saliera a la luz la extraña exención médica que la AMA le dispensó en 2008 para consumir salbutamol en dosis de 200 picogramos "con la frecuencia que necesite" hasta 2019. Pero es que, desde la semana pasada, aquella exhibición de Wiggins -y del equipo Sky- en la Dauphiné de 2011 está bajo la lupa de la UKAD -agencia antidopaje británica- a raíz de una misteriosa bolsa que recibió el equipo con un contenido desconocido bajo la etiqueta del mucolítico Fluimucil.
"Todos podemos recordar aquella bolsa que fue enviada a Francia, podemos recordar quién era el destinatario, podemos recordar la ruta que siguió, quién lo envió y la hora a la que llegó. [...] Todo el mundo puede recordar todo esto que sucedió hace cinco años, pero absolutamente nadie puede recordar qué había en esa bolsa. Me parece extraordinario. Es muy decepcionante". Son las palabras que pronunció el pasado fin de semana el presidente de la UKAD, David Kenworthy, tras destaparse el caso de la ya famosa bolsa de Fluimucil, y con el que acusaba directamente al mánager general de Sky, Sir Dave Brailsford, quien respondió este martes calificando el testimonio de "manipulador", al tiempo que sugiere que trata de boicotear y orientar la investigación del caso.
El proceso se encuentra en un punto muerto, según la UKAD, debido a las escasas pruebas aportadas por el manager general del Sky. Eso sí, paralelamente la agencia británica está recabando más información al respecto a través de interrogatorios voluntarios a los miembros que componían la plantilla del equipo que se presentó a la Dauphiné de 2011. Sin embargo, para Brailsford es la UKAD la que está saboteando la investigación en curso, por culpa de las conclusiones "preconcebidas" por Kensworth.
"Creo que las personas más justas dirían que hay un proceso en curso, una investigación llevada a cabo por una organización estatal; creo que esas personas desearían respetar y esperar hasta que concluya. [La UKAD] ha hecho preguntas que deben ser respondidas y investigar lo que necesiten. Por eso, he escrito para quejarme sobre los comentarios realizados en mitad del proceso", se queja Brailsford. Sin embargo, parece que la presión sobre el equipo Sky no va a cesar en las próximas semanas.