Todos los favoritos coincidían antes del Tour de Francia en el que la novena etapa sería clave. Y lo sostienen con más rotundidad ahora que casi todos han vivido accidentes en las carreteras francesas. Un error en el pavés no significa perder unos segundos. Sobre el adoquín se habla de minutos o de quedar definitivamente fuera de la pelea por la general.
Uno de los que mejor lo sabe es Chris Froome (SKY), máximo favorito en esta edición del Tour. En 2014 se cayó en la etapa adoquinada y no pudo continuar. Tuvo que rendirse, subirse al coche, renunciar a toda posibilidad de revalidar su primer maillot amarillo.
Ese día a la complejidad del pavés se sumaron las nubes. “Si llueve este año, habrá que considerarlo un castigo divino, un acto de crueldad”, dijo en abril Eusebio Unzué, director de Movistar, tras reconocer el suelo al que se enfrentarán sus hombres este domingo. Desde el equipo español tienen la etapa marcada en rojo. Aunque Alejandro Valverde, reconvertido a clasicómano en los últimos años, puede defenderse bien e incluso luchar por la etapa, Nairo Quintana y Mikel Landa, los otros dos líderes, van a sufrir.
El colombiano partió como el favorito del conjunto telefónico pero tras una semana de competición es el peor de los tres en la general. Perdió más de un minuto el primer día por un pinchazo y casi cincuenta segundos en la crono por equipos. Valverde está en el top 10, aunque siempre que le preguntan responde que él solo ha venido a ayudar, que los líderes son Landa y Nairo. El alavés, sin hacer ruido, aventaja a Froome en 7 segundos. Nairo, a más de un minuto del inglés, no puede permitirse volver a fallar. Sobre todo si quiere seguir siendo el líder del equipo.
Unzué ha dicho en varias ocasiones que esta será la etapa que decida quién es su elegido para luchar por la general. Luego ya llegan los Alpes y ahí todos se defienden bien, pero no es lo mismo llegar a la montaña con la idea de mantenerse que teniendo que remar.
Será una etapa en la que no se decidirá quién ganará el Tour pero sí puede definirse quién lo perderá. El enemigo es el mismo para todos: 21,7 kilómetros de adoquines distribuidos en 15 tramos. Más que nunca, casi el doble que lo habitual. Una etapa temida, pero al fin y al cabo con 33 kilómetros menos que en la edición de la París-Roubaix de este año. Allí ganó Peter Sagan, maillot verde y otro de los favoritos para llevarse la victoria este domingo
También espera su oportunidad Vincenzo Nibali (Bahrain). ‘El tiburón’, como le apodan en Italia, fue el gran triunfador de la etapa de 2014 en la que Froome dijo basta. Atacó, quedó tercero y dejó a sus rivales —Richie Porte (ahora en BMC), Valverde y Contador— a dos minutos. Esa ventaja le valió para vestirse de un amarillo que supo conservar en la montaña. Fue la primera piedra de su primer y único Tour. Este año, sobre el pavés, volverá a intentar agitar la carrera para aumentar sus opciones de hacerse con el segundo.
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