Este martes hubo dos carreras en el Tour de Francia: la de los favoritos a la general y la de Greg Van Avermaet (BMC), el maillot amarillo, y el resto de entusiastas que quieren su momento de gloria. En la segunda, más de 20 ciclistas se escaparon nada más empezar la etapa y Julian Alaphilippe (QST) consiguió la primera victoria francesa de esta edición. En la primera, los grandes favoritos prefirieron guardar fuerzas y dejar la guerra para las otras dos etapas de los Alpes. Solo Rigoberto Urán (EF) quedó descolgado en la subida al Col de la Colombière y cedió casi tres minutos. [Así te hemos contado la décima etapa del Tour de Francia].
No pueden despistarse los favoritos. Van Avermaet, que ya era el líder de la general desde la tercera etapa, fue el gran triunfador de la primera jornada alpina. Esta mañana, antes de montarse en la bicicleta, nadie apostaba por él. Ni siquiera él mismo que pensaba que "no iba a ser capaz de mantener el maillot amarillo". La alta montaña no es su terreno, pero vio la fuga y... ¿Por qué no?
En esa escapada había otros 20 ciclistas, entre ellos Alaphillipe, Ion Izagirre (TBM) y Taaramäe (TDE), los tres hombres que llegaron en cabeza. Fueron algo más 150 kilómetros de fuga. Los favoritos les dejaron. Ellos se organizaron y tiraron y tiraron, hasta que tras subir el Plateau des Glières (primer puerto de categoría especial de esta edición) escucharon por sus pinganillos que sacaban más de 7 minutos al pelotón. La victoria de etapa se la iban a disputar entre ellos.
Fue en esos mismos dos últimos kilómetros sin asfaltar del Plateau des Glières donde Chris Froome pinchó. Aunque la cosa quedó en un susto porque el pelotón decidió frenar para recuperar fuerza de cara a los dos últimos puertos de la jornada: el encadenado de la Romme y la Colombière.
En el primero de ellos, en el grupo de los escapados, Taaramäe atacó para intentar llevarse la victoria. Estuvo solo hasta que Alaphilippe le cazó a falta de 30 kilómetros. Pero su compañía le duró poco. El corredor francés aceleró en los últimos metros de la subida a la Colombière y le dejó sentado. Taaramäe sí que se encontró con Ion Izagirre, uno de los españoles encargados de escoltar a Vincenzo Nibali, que también había buscado su oportunidad en la fuga.
"Es una pena quedarse con la miel en los labios, pero he sufrido más de lo que pensaba en el último puerto", explicó después el español, que coronó minuto y medio después de Alaphilippe y ya no pudo recortarle más tiempo.
Van Avermaet también sufrió, pero se recuperó en la bajada, llegó a 1'44'' del francés y ya saca 2'22'' al segundo clasificado de la general, Geraint Thomas (SKY), y 3'10'' a Alejandro Valverde (Movistar), tercero. "No espero mucho para mañana", dijo el belga, que este miércoles se vestirá por octava vez con el maillot amarillo. "Es una etapa para escaladores. Será muy duro. No tengo intención de luchar por mantenerlo. Hoy podía seguir de líder, pero mañana habrá terminado".
Seguramente tenga razón. La undécima etapa tiene 108,5 kilómetros y cuatro puertos: dos fuera de categoría, uno de segunda y final en La Rosière (1ª, 17,6 kilómetros al 5,8% de pendiente media).
En la lucha de los favoritos, los tres líderes de Movistar intentarán allí doblegar al grupo de Froome, porque, como comentaba Mikel Landa en la línea de meta,"SKY ha puesto un ritmo fuerte para defenderse y a nadie le han quedado fuerzas para probar. La etapa corta de mañana es más propicia para nosotros". Nairo Quintana coincidía: "Nosotros nos encontramos bien. Esperamos poder movernos".
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