Hace ya más de un año que Chris Froome sufrió el mayor revés de toda su carrera. Una gravísima caída en el reconocimiento del Dauphine de 2019 que el provocó tener que abandonar la competición y faltar a su cita con el Tour de Francia, donde ansiaba poder conseguir su quinta corona y colarse en el mítico club de los cinco. Las consecuencias del terrible accidente fueron muy grandes, ya que muchos temieron por la carrera de uno de los mejores ciclistas de la historia ante la seriedad de sus lesiones.
Daños en la cadera, el fémur, el pecho y múltiples heridas que tuvieron a Chris Froome un montón de meses en el dique seco fueron el resultado de una ráfaga de aire que sacó a Chris de la carretera. No solo se perdió aquel Tour, si no que tampoco pudo ir a la Vuelta y pasó un año completamente en blanco y con muchas dudas sobre cuál sería su estado cuando pudiera volver. El ciclismo se dividió entre aquellos que se jugaban la vida por asegurar que volvería más fuerte que nunca y los que apostaban lo que fuera porque ni siquiera se volvería a subir a una bici.
Mientras tanto, Froome se fijaba en el ejemplo de Valverde que había conseguido volver de entre los muertos tras su grave caída en la crono inaugural del Tour de 2017 para proclamarse Campeón del Mundo un año después en Innsbruck. Con ese ejemplo, muchos esperan aun la vuelta de Chris Froome, confiando en que vuelva a ganar, aunque en su equipo le hayan dado la espalda y estén pensando si debe volver a correr el Tour, un Tour que ellos han seguido ganando sin él con la nueva estrella de Colombia, Egan Bernal.
Un Froome diferente
Chris Froome consiguió recuperarse de su grave caída y pudo volver a montar en bicicleta. El británico ya cabalga las carreteras con su Pinarello Dogma F12 y, no solo eso, si no que ha conseguido volver también a la competición. En febrero realizó su primera aparición, en el Tour de los Emiratos, donde tuvo una participación poco más que testimonial. Su regreso a la competición había levantado una gran expectación, pero fue poco más que su presencia lo que se pudo ver de Froome, que no era todavía ni mucho menos el campeón de siete grandes. Era pronto para valorar el estado de su vuelta, ya que era su primera carrera desde el mes de junio y tras un parón muy largo y prolongado en el que había sufrido mucho debido a sus graves lesiones de las que no estaba plenamente recuperado.
Después de aquella prueba la intención del corredor inglés era seguir probándose y seguir rodando por diferentes carreras para ir poniendo su puesta a punto en el sitio idóneo de cara al Tour de Francia, su gran objetivo de la temporada una vez más. Sin embargo, el mundo fue arrasado por la pandemia del coronavirus y el ciclismo se detuvo por completo, obligando a Froome, como a todos, a posponer sus planes de seguir corriendo carreras.
Tras el confinamiento ha llegado la reanudación de la competición y Froome ha querido volver cuanto antes con la clara intención de seguir sumando días en el pelotón que le den esa chispa y ese puntillo necesario para rematar su puesta a punto. El mítico líder del equipo Sky y del equipo Ineos decidió hacer acto de presencia en la Ruta de Occitania como primera prueba tras el confinamiento. El morbo estaba servido, ya que allí coincidiría con su rival y compañero Egan Bernal.
Lo cierto es que las sensaciones que ha dejado Froome no son buenas cuando queda menos de un mes para arranque el Tour, un Tour que, según las últimas publicaciones, el británico no tiene seguro. En el equipo dudan profundamente de su rendimiento y sus últimos resultados no arropan al ganador de cuatro Tour de Francia. Chris disputó la Ruta de Occitania pero su nivel estuvo muy lejos de la gente de cabeza, cediendo ya casi un minuto en la primera etapa con un mínimo de exigencia, borrándole así de una hipotética lucha por la general. Sin embargo, Froome nunca ha sido mucho de generales, ya que él prefería afinar su forma y llegar en plenitud al Tour o a la grande que preparase. Solo se dejaba ver en el Dauphine, prueba que le empujó al ostracismo hace algo más de un año.
Sin embargo, la etapa reina de la Ruta de Occitania terminó por desencadenar la tormenta de dudas sobre ‘Froomey’, ya que su resultado fue realmente malo a pocas semanas de que arranque la caravana de París. Froome entró a meta perdido entre un mar de ciclistas y dejándose más de cinco minutos de tiempo con el ganador de la etapa, y posterior ganador de la carrera, su compañero Egan Bernal. Este resultado, que muestra a un Froome fuera de punto, ha encendido todas las alarmas en el equipo Ineos.
¿Volverá el mejor Froome?
Es la pregunta del millón, la que todo el mundo se hace. La que ya todo el mundo se hacía hace un año cuando sufrió su terrible caída. Sin embargo, era Chris Froome, el hombre que podía entrar en la historia junto con los Eddy Merckx, Miguel Indurain, Bernard Hinault y compañía, cómo no iba a volver. La caída había tenido una gravedad extrema, pero era difícil imaginar que una figura del ciclismo tan tan grande se diluyera de esta forma, sin previo aviso, sin llegar a ver su decadencia como se ha visto en otros genios.
Su nivel en la aparición en Abu Dabi después de tantos meses era más que entendible, y quedaba mucho tiempo hasta que comenzara el Tour para preparar a fondo la carrera. Sin embargo, que estuviera tan lejos de su nivel comenzó a dejar un poso de dudas, aunque fuera muy pequeño.
Poco tiempo después, de hecho, en el Tour de los Emiratos el coronvirus entró de lleno, llegó la crisis sanitaria y todos los ciclistas tuvieron que confinarse como el resto de la población y dedicarle horas al rodillo y al gimnasio, y a cuidar más que nunca la alimentación. Muchos pensaron que esto le venía bien a Froome, porque era más tiempo para preparar la carrera y para que todos volvieran en una mayor igualdad de condiciones después de tanto tiempo sin poder entrenar a gusto y sin realizar tiradas largas.
Sin embargo, el confinamiento parece no haberle venido del todo bien a un Froome que se encuentra perdido y prácticamente desamparado. A su primera muestra de debilidad, su equipo ha aprovechado para asestarle una puñalada tremenda y dejarle solo, como un coche viejo que se oxida en un taller o como un león mayor que es apartado de la manada para dar paso a un cachorro joven y fuerte.
En la primera oportunidad que Froome ha necesitado a su equipo, este le ha dejado en la estacada, dando el liderazgo al joven Bernal y empujándole a salir del equipo por la puerta de atrás para poder tener ese liderazgo que se ha ganado con tantos años de carrera y de victorias. El británico tendrá que salir de su propia casa para buscar el apoyo que su propia familia le ha quitado sin tan siquiera dejarle fracasar una vez.
Muchos se preguntan si el verdadero Froome, el líder sólido e indiscutible, el rey de la contrarreloj y de la montaña podrá volver. Y lo cierto es que cada vez parece más complicado. El inglés parece no encontrar su forma, haber perdido su golpe de pedal y haberse vuelto débil y vulnerable, como si la caída le hubiese quitado su magia y su aura. Los cierto es que los resultados, los pocos que ha habido, no acompañan a Froome cuando ya no queda tanto para la vuelta del Tour.
Bernal toma el mando
Egan Bernal es uno de sus grandes talentos del ciclismo que vienen pisando fuerte. El colombiano, que iba a acudir al pasado Giro con la intención de hacer la general, tuvo que abortar su misión tras una caída entrenando en Andorra. El cafetero decidió prepararse para el Tour y ante la ausencia de Froome por lesión vio el cielo abierto con un gran hueco esperándole.
Allí compartió liderato con Geraint Thomas, pero rápidamente la carretera dictó sentencia e indicó quien era el más fuerte del equipo y de la carrera. Bernal aprovechó con creces su gran oportunidad y se llevó la general del Tour de Francia 2019 en su primer intento por lograr la carrera. Este cúmulo de infortunios y decisiones terminaron abriendo un panorama nuevo dentro del equipo, que, casi sin querer, habían llevado a cabo la transición entre sus campeones.
Sin embargo, lo que para ese Tour parecía haber llegado sin hacer ruido, todo rodado, ha terminado estallando este año, cuando todos los líderes están recuperados y aptos para formar el conjunto. Bernal es ahora mismo el capo, el líder máximo, la mayor apuesta del Team Ineos para los próximos años, pero empezando por este 2020 tan atípico. Y, por si acaso, se guardan la baza del siempre silencioso Geraint Thomas, ganador del Tour en 2018 y que será un escudero de lujo para el colombiano cuando la cosa se ponga fea.
Las dudas que puedan surgir en torno a la figura de Froome se disipan cuando aparece Bernal en escena. La joya cafetera no hace prisioneros y se muestra intratable en la montaña y muy acertado en la contrarreloj, por lo que ahora mismo se trata de un corredor prácticamente imparable y, además, con un futuro por delante sensacional. Bernal le ha robado el protagonismo y el liderazgo a Froome de la que era su casa, desterrándolo, echándolo a un lado y, de alguna forma, quedándose con el cariño de su gente para posteriormente invitarlo a salir.
Froome se irá la próxima temporada al equipo de Israel porque esta situación no es sostenible ni siquiera unos meses más. El joven aspirante ha subido al trono del rey y se ha quedado con su puesto y su corona, consumando el adelantamiento generacional que todos veían venir pero que se ha producido de una forma demasiado desagradable e ingrata para ambos.
Un futuro lleno de dudas
Lo cierto es que la situación de Froome en el equipo Ineos no es nada buena. Las cosas se han torcido y se han precipitado demasiado rápido. Una de las alianzas más exitosas en la historia del ciclismo amenaza con romperse de forma abrupta, sin una salida más o menos pactada y bonita aunque solo sea por respetar una historia tan grande y exitosa que ha marcado la última década del ciclismo.
La historia de Froome en el conjunto inglés se acaba y podría hacerlo de la manera más amarga, sin tan siquiera participar en el Tour de Francia. Las últimas informaciones indican que el equipo para la Grand Boucle ya estaría hecho y que en él no está Chris, que se estaría jugando una última plaza junto con otros corredores de la formación inglesa.
Durante todos estos meses en los que se ha especulado con la salida de Froome, con el liderato del equipo para el Tour y con la famosa tricefalia, desde el equipo británico siempre han asegurado que la presencia de Froome en el Tour era segura porque lo merecía y porque volvería a su mejor nivel, que no habría problema en compartir liderazgo y que sería la carretera la que dictase sentencia sin problemas dentro de la formación.
Sin embargo, la presencia de Froome está cada vez más en duda y pinta muy difícil que el británico vaya a revertir esta situación en los próximos meses. Quizás el equipo le conceda la oportunidad de acudir como líder a otra grande esta misma temporada para despedirse sin tener que compartir el protagonismo, aunque será un premio de consolación para alguien que aspira a levantar su quinto Tour de Francia. Richard Carapaz acudirá al Giro de Italia como líder para defender su corona, y quizás la Vuelta a España pudiera ser el nuevo hábitat de ‘Froomey’.
De cualquier forma, este panorama deja una imagen un tanto extraña de cara al futuro. Chris Froome decidió salir del equipo Ineos y se especuló con muchos equipos que podrían estar interesados en hacerse con los servicios de uno de los mejores vueltómanos de la historia. Incluso, se llegó a apuntar hacia combinados como el Movistar Team o el Bahrain McLaren de Mikel Landa. Sin embargo, pronto se rompieron esos rumores y se aseguró que el británico saldría, pero que lo haría al término de este curso.
La crisis del coronavirus ha golpeado duramente a una economía tan endeble como la del ciclismo, por lo que plantearse el fichaje de uno de los corredores mejor pagados del mundo, con 35 años y en una situación de incertidumbre extrema, era un negocio asequible para muy pocos equipos.
De hecho, la única opción prácticamente era la de un equipo con potencial económico como el Israel Start-Up. Además, la llegada de Froome implica tener que crear un equipo para pelear por las grandes vueltas, y eso conlleva dinero y fichajes para rodear al líder de gregarios a la altura.
Sin embargo, en el seno de su nuevo equipo pueden comprobar como, este año, Ineos decide dejar fuera a Froome del Tour por cuestiones deportivas al considerar que ya no da la talla y que el daño de la lesión es irreversible.
Entonces, todo su nuevo proyecto alrededor del ganador de cuatro Tour de Francia, dos Vueltas a España y un Giro de Italia podría venirse abajo antes de tan siquiera empezar, lo que sería un palo tremendo para Froome y para el propio Israel Start-Up, que se quedaría sin su garantía de éxito, vendido y con una enorme pérdida de dinero. Además, el equipo ya estaba realizando contrataciones para reforzar la estructura de cara al año que viene con Hagen e Impey, por lo que, al menos, ya se habían decidido a arropar a Froome más de lo que Ineos lo ha hecho este último año.
La carrera de Chris Froome, una de las más exitosas de la historia del ciclismo y del deporte en general se encuentra rodeada de dudas y de sombras. Su grave caída ha interrumpido su leyenda, le ha hecho abandonar su equipo e intentar volar en solitario en una nueva formación que ahora mismo no tiene garantía de haber contratado un corredor que dé el nivel, por lo que los nubarrones se ciernen sobre un mito que podría quedarse fuera del próximo Tour en lo que sería el enésimo desplante de la que ha sido su familia hasta ahora, pero que ha preferido posicionarse al lado de los datos de Bernal y compañía y alejarse de los sentimientos construidos durante el legado de un fuera de serie.
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