En la vida, dijo Rockefeller en una ocasión, hay sólo tres formas de tener éxito: levantarse el primero, acostarse el último y sacar petróleo. Estos consejos, que nada tienen que ver con el fútbol, pueden aplicarse a casi todo lo hecho últimamente en el Calderón. Porque el Atlético de Madrid quizá no sea el equipo que mejor juego practica en España, pero trabaja como el que más. Ante el Sporting (1-0), tocando, tocando y tocando. Sin parar, confiando en sus posibilidades y sacando petróleo en el último minuto con un gol de Griezmann. El séptimo del francés esta temporada. El oro de un conjunto que defiende bien, mantiene la posesión y el control de la pelota, pero no ha estado muy fino de cara a puerta en los partidos pretéritos contra el Deportivo (1-1) y el Astana (0-0). O lo que es lo mismo: dos tantos en los tres últimos encuentros.
A estas alturas nadie duda de que el Atlético es un equipo sólido, que defiende bien, controla los partidos, gusta de ser protagonista y busca una propuesta de juego atractiva. En eso todo el mundo está de acuerdo. El problema, no obstante, está arriba, en la delantera. ¿Por qué? En primera instancia, por esos dos únicos goles anotados en los últimos tres partidos; y en segunda, porque sólo aparece Griezmann en la punta de ataque, y no todos los días (llevaba 487 minutos sin ver puerta). Así es, porque Jackson sigue sin encajar del todo. Va mejorando poco a poco. A cada partido se le ve más integrado, incluso mejor físicamente. El colombiano presiona, tira diagonales e intenta apoyar a la medular. Pero a la hora de llegar arriba y marcar, sigue desacertado. Al fin y al cabo, los números no mienten: tres goles desde que llegó al Calderón.
Sin embargo, no sería justo cargar con toda la responsabilidad a los de arriba. Si Jackson o Torres (dos tantos esta temporada) no anotan es porque el juego del equipo tampoco acompaña. El Atlético, ya saben, es sólido, pero está falto de creatividad en la mediapunta. Koke, desde que regresó de la lesión, ha aportado algo más de profundidad al equipo. Pero, definitivamente, falta un hombre que dé el último pase. Quizás, incluso, alguien que desborde. En ese sentido, Correa es el único que lo hace en la parte de arriba. Así ocurrió contra el Sporting. Su salida en la segunda mitad dio otro aire al conjunto de Simeone. Porque el argentino no sólo es capaz de crear ocasiones, sino también de aparecer en la frontal del área para dar el último pase.
En este contexto, el hombre del que se acuerda todo el mundo es Óliver Torres, que también dispuso de algunos minutos contra el Sporting. El canterano rojiblanco comenzó jugando a principio de temporada. Incluso, tras su partido contra el Sevilla, llegó a perfilarse como titular. Sin embargo, pasadas las jornadas, el Cholo Simeone ha preferido darle un papel de alternativa más que de protagonista. ¿Resultado? El Atlético, al que se le presupone trabajo, necesita sacar petróleo todos los encuentros. ¿Le servirá eso para estar entre los grandes? Salvo mejora, dependerá de Griezmann.