Diez minutos después de que el Chelsea anunciase la rescisión del contrato de José Mourinho, todavía “el mejor entrenador de nuestra historia” según el club londinense, uno de los periódicos más vendidos de España abría con un artículo titulado “El candidato ideal para sustituir a Benítez” y una encuesta: “Si fueras Florentino Pérez, ¿ficharías a Mourinho?”.
La sombra de 'Mou' en el Real Madrid es extraordinariamente alargada pese al escaso botín logrado por el técnico portugués en tres temporadas: apenas una Liga y una Copa del Rey en un club “obligado a ganar títulos cada año”, como suele destacar su presidente, Florentino Pérez. Los desplantes y escándalos de Mourinho en España no han desaparecido de la memoria de las espectadores: ninguna tarde más lamentable que aquella en la que metió el dedo en el ojo a 'Tito' Vilanova, ya fallecido, por aquel entonces ayudante de Pep Guardiola en un Barcelona que durante ese trienio conquistó una Champions League.
La tercera temporada de Mourinho en el Chelsea, con quien rozó la gloria en su primera temporada, ha concluido con acusaciones de “traición” a sus jugadores y múltiples choques internos (médicos, jugadores, etc.) ampliamente cubiertos por la prensa.
Nadie en la historia reciente del madridismo ha tenido la capacidad de dividir a la masa social con la pasión y el furor empleado por el carismático 'Mou', tan útil para la directiva a la hora de controlar un vestuario endiosado como implacable y mortífero a la hora de demoler reputaciones: Casillas, Pedro León o Adán, el guardameta al que utilizó en su cruzada anti-Iker, canterano que jamás volvería a ocupar la portería blanca.
Único equipo de Primera sin director deportivo
Los jugadores, el club en general, empezaron apreciando su valentía para hacer de escudo frente a la prensa y acabaron arrastrados por el torbellino de un hombre que logró incluso terminar con la figura del director deportivo: tras deshacerse de Jorge Valdano y fichar a un gestor transitorio (Miguel Pardeza) sin peso específico en el club, el Real Madrid es el único club de Primera División que no cuenta con la figura de un director deportivo que mantenga la continuidad y el estilo pese a la sucesión de entrenadores o se haga responsable de errores como la alineación indebida de Cherysev y la expulsión de la Copa del Rey.
La política de comunicación del club blanco también cambió drásticamente por orden del luso: se prohibió a los jugadores viajar con el equipo, se aisló a los jugadores de la prensa y el Madrid eligió un nuevo camino: acorazamiento del vestuario e información a cuentagotas, con filtraciones desde la cúpula del club cuando la situación lo aconseja.
El futuro de 'Mou'
A pesar de su lamentable tercera temporada en el Chelsea (a un punto del descenso), Mourinho figurará muy pronto en la agenda de diversos 'grandes' de Europa. Su caída en desgracia cumple con el ciclo acostumbrado de dos años positivos, y uno tercero negativo, en los distintos clubes que ha preparado: la prensa inglesa pronosticaba ya la 'maldición de la tercera temporada' en septiembre, cuando el vigente campeón de Liga comenzó a perder partidos en la Premier 2015-2016.
Fuentes del club blanco niegan a EL ESPAÑOL siquiera la posibilidad de que el portugués vuelva a sentarse en el banquillo de Concha Espina: “La prensa se le echaría encima, la mitad del Bernabéu también...” “El socavón que dejó no ha desaparecido, no tendría ningún sentido”, añade otro empleado que guarda el anonimato. Pero no sólo los diarios deportivos especulaban ya el jueves con el morbo de su regreso. El ex presidente Ramón Calderón afirma que “Mourinho ahora está más cerca del Real Madrid”.
No es descartable que algunos sectores de la grada pidan a Mourinho el domingo por la tarde durante el previsible infierno que le espera a Rafa Benítez durante el partido contra el Rayo Vallecano. Técnico campeón y experto en provocar conflictos y pasiones encontradas, en tensar al máximo situaciones y partidos, las heridas abiertas por 'Mou' en el madridismo siguen abiertas hasta el punto de que muchos aficionados se presentan a sí mismos en conversaciones de bar como 'mourinhistas' o 'antimourinhistas'. Su palmarés es incuestionable.
Y el de Benítez
¿Dejarán caer al entrenador madrileño sus jugadores el próximo domingo a partir de las 16.00 horas? A nadie se le escapa que una derrota contra los hombres de Paco Jémez traería consigo la destitución de Rafa Benítez en plena resaca electoral. Los tres próximos partidos (Rayo y Real Sociedad en casa, Valencia fuera el 3 de enero) son un campo minado para un técnico maltratado por la prensa y los jugadores, como ya es sobradamente conocido, al que sólo una victoria en la Champions podría salvar tras dos meses de caída en picado y habiendo perdido ya, además de la Copa, media Liga por deméritos propios: el Real Madrid, que comenzó jugando sin brillo pero con efectividad, pierde un punto por cada partido que disputa en Liga y sus registros goleadores palidecen respecto a las etapas de Ancelotti, Mourinho e incluso Bernd Schuster.
Michel y Juande Ramos, además de Zidane (el elegido para junio si la situación no se endereza sola), suenan como posibles recambios eventuales de Benítez si la situación termina de explotar. Parte de la afición, sin embargo, sigue añorando a Mourinho. La prensa, que se beneficia del tráfico, alimenta los rumores. Una mirada más cercana al club de Chamartín, sin embargo, revela aún las grietas que dejó el paso del portugués por la institución. El Madrid, cuatro años y medio después de despedir a Valdano, busca otra vez reinstaurar la figura de un director deportivo.