Las redes sociales fueron el origen de una situación que, de primeras, a muchos les sonó a una inocentada propia de la fecha. El Barça ficha y despide a un jugador en menos de ocho horas. Sergi Guardiola, con apellido ilustre en el club catalán, había firmado su nuevo contrato con el filial blaugrana. Ese mismo día el conjunto culé hallaba unos tuits en los que el delantero hacía "comentarios ofensivos" sobre el Barça, y sobre Cataluña.
"Puta Cataluña", "Hala Madrid" y "Messi estropea el juego del equipo" son algunos de sus comentarios escritos entre faltas de ortografía que no han gustado en el Barcelona, que ha decidido cortar por lo sano.
El club emitía un comunicado en el que anunciaba la rescisión de contrato del que hace unos días era jugador del Alcorcón. Un gran paso en su carrera que se veía frustrado nada más apoyar el pie, por unos tuits del pasado que dejaban clara, además, su pasión por el Real Madrid.
El futbolista ha cerrado la cuenta
Después de que a la entidad azulgrana llegasen informaciones del muro de la cuenta personal del jugador (@sergiguardiola7), con fecha de octubre de 2013, en la que se podía leer "Puta Cataluña. Siempre Hala Madrid", entre otros 'tweets', el Barcelona ha acordado dejar sin efecto el contrato que habían suscrito las partes por la tarde. También el futbolista ha decidido cerrar la cuenta tras la polémica.
El delantero mallorquín no había jugado llegado a disputar ningún partido como titular con el Alcorcón, al que llegó procedente del Eldense. Guardiola formaba parte de los tres fichajes anunciados de golpe por el Barcelona para su filial junto con Josep Miquel Fernández 'Xemi' y Moisés Delgado.
Las bromas en las redes sociales no se hicieron esperar.
Se repite la historia en el Barça
Increíblemente no es la primera vez que esto sucede en el Barcelona. Daniel Cana Moya, contratado en marzo de 2014 como Project Manager Online, en el área de Ticketing-Operaciones, había escrito en Twitter mensajes en contra de la junta blaugrana.
El ingeniero vio como su contrato era rescindido, aludiendo a que no había pasado el periodo de prueba a pesar de que había desempeñado la misma labor durante 15 años en Madrid. Fue Antonio Rossich, entonces director general el encargado de tomar la decisión.