Cuando Raúl García llegó a Madrid, era un hombre perdido en la medular del campo atlético, rodeado de jugadores no mejores que él, pero con más oficio alejados del área rival. Pronto, la afición se cansó de su presencia y volvió cedido a Osasuna, de donde salió como estrella local. 11 goles y 8 asistencias rubricaron lo que todo el mundo en Pamplona ya sabía: Navarra se le quedaba pequeña a este jugador que años antes había sido clave en la clasificación de Osasuna para la Liga de Campeones.
Ahora Raúl García juega en el Athletic, pero este domingo no estará en el Camp Nou para medirse al Barcelona debido a una lesión que le mantendrá alejado de los terrenos de juego alrededor de dos meses. Los 60 días más importantes del equipo bilbaíno esta temporada. El equipo de Valverde tendrá que acostumbrarse a pelear sin su soldado más voraz -junto a Aduriz- del ataque rojiblanco.
Y es que el Raúl García de ahora poco tiene que ver con el que salió de Osasuna años antes. En una época a principios de los 2000 en la que el Athletic pescaba en Tajonar a mansalva, Raúl García era la joya de la corona entre las jóvenes promesas del conjunto rojillo.
El canterano debutó de la mano de Javier Aguirre en Primera División, quien años más tarde se lo llevaría al Atlético de Madrid previo pago de 13 millones de euros al club pamplonica. Pero, como hemos nombrado anteriormente, todo se torció al llegar a Madrid… hasta que llegó Simeone.
El argentino pronto se dio cuenta de que para sacarle todo su jugo al navarro debía acercarle a la zona de combate. En La Guerra de Las Galaxias que dura 90 minutos en el cerebro de Simeone todos los domingos, Raúl García no era un fino Jedi, sino un Stormtrooper de asalto. Y ahí, triunfó.
Con las vitrinas repletas de todos los trofeos posibles -salvo la Champions-, el navarro abandonó Madrid y regresó al norte. En su salida del club madrileño, aficionados y jugadores lloraron en su despedida; habían perdido al recluta que salía del campo base y conquistaba la montaña todas las jornadas.
Su adaptación al equipo de Valverde fue cuestión de minutos. El Athletic ya gozaba de uno de sus mejores equipos de los últimos años antes de la llegada del delantero. Raúl García, cuestionado por una parte de la afición debido a su pasado rojillo, era la guinda encima del pastel en un equipo que en los últimos años ha competido en Europa por sistema.
En Bilbao ha abrazado su rol en la delantera rojiblanca sin ningún titubeo. Así lo atestiguan 4 goles y 4 asistencias en los 17 partidos que ha disputado en Liga. Pero más allá de los números básicos, vuelve a destacar su forma de jugar, pasional y tenaz, en el área rival.
Somete a las defensas contrarias a un agobio constante reflejado a la perfección en sus 4.4 recuperaciones de balón cada 90 minutos de juego, cifra que le sitúa cómodamente como delantero líder de La Liga en ese parámetro. Completo en casi todo lo analizable, consigue colocar el 48% de sus 3.2 disparos entre los tres palos del marco contrario, creando ocasiones de gol a borbotones tanto para él como para sus compañeros.
Lo mismo ocurre a balón parado: el ariete gana una extensa mayoría de los duelos aéreos en los que particpa, convirtiéndose en una amenaza directa en las jugadas de estrategia. Esto ha tenido un efecto directo en Aduriz.
El delantero donostiarra está, con casi 35 años, en el momento más álgido de su carrera gracias en parte a la presencia de Raúl García arriba junto a él. La contribución goleadora (goles y asistencias) del ariete donostiarra supera los 0.7, récord en su dilatada carrera en el fútbol de élite.
Sin Raúl García durante ocho semanas, Valverde se enfrenta a la parte más complicada de la temporada: tres encuentros contra el Barcelona (uno en Liga y dos en Copa del Rey) y la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Europa League ante el Olympique de Marsella de Míchel.
A priori, la lesión del navarro no debería modificar el 4-2-3-1 que Valverde viene utilizando, pero tampoco es descartable que cambie de esquema. La solución más lógica es la inclusión de Javier Eraso en el once titular. A pesar de que cambiar a uno por el otro es como sustituir a un comandante por un alférez, el de Barañáin ha demostrado su calidad en los minutos que ha disputado esta temporada.
Otra variante que podría manejar el Txingurri para no tener que cambiar su esquema es la de alinear a Iker Muniain en la mediapunta. El joven de la Txantrea ha vuelto después de varios meses de lesión y podría gozar de minutos con la lesión de Raúl García.
Además, el equipo de Valverde ha recuperado a Mikel Rico y Ander Iturraspe, así que un cambio en el esquema para dar cabida a un 4-4-2 o un 4-3-3 no es descabellado dadas las múltiples opciones que manejan en Lezama.
Sea como fuere, el Athletic tendrá enfrente a un Barcelona en estado de gracia más allá de la decisión final que tome Valverde a la hora de asaltar el Camp Nou. El equipo de Luis Enrique ha eliminado de manera abultada al Espanyol en un enfrentamiento de Copa más que duro y seguramente les pase factura. Con un ambiente enrarecido debido a las famosas pancartas, el Athletic deberá diseñar un plan de asalto para penetrar el búnker blaugrana sin Raúl García, su jefe de operaciones especiales.