Titán en el campo, ‘buen chico’ en la intimidad, Cristiano Ronaldo encuentra en los periodistas la kriptonita del coloso. Su gesto de apadrinar a Zidane en la rueda de prensa anterior al partido (llevaba más de dos años sin hacerlo) fue reflejo de su respeto y admiración por el francés. Entró sonriente, con cara de niño bueno (“Veo muy bien al equipo, estamos entrenándonos muy bien, jugamos bien, ganamos y marcamos muchos goles”), y se fue con el maxilar apretado, cabreado, con un punto de chulería, exasperado por las preguntas sobre el penalti de Messi, el buen rollo de la MSN y el hecho de que la afición duda de él o lleva diez semanas sin meter un gol fuera de casa.
Ronaldo regresa a la Champions, su competición, donde esta campaña lleva prácticamente dos goles por partido (los mismos que toda la Roma). Cinco fueron al Shakhtar, seis al simpático Malmöe, ninguno al PSG. En Liga tampoco ha marcado contra los ‘grandes’, aunque hizo un buen partido el sábado contra el Athletic (dos tantos). Las dudas en la afición se multiplican y el portugués está harto: “He acostumbrado demasiado mal a las personas... Es como a un hijo, les das cosas mucho tiempo y si no se lo das va a empezar a llorar”.
El titán tiene la sangre en el ojo y buscará el gol en Roma como si su prestigio dependiese de ello. A sus 31 años, agobiado por el triunfalismo de Messi y sus secuaces, lleva muy mal que se dude del máximo goleador histórico de la competición (88 tantos), que ostenta también el récord de goles en una misma edición (17, el año de la ‘Décima’), cuando se aproxima un verano de cambios y fichajes en el club de Concha Espina.
Luciano Spalletti, el entrenador romano, lo calificó ayer de “futbolista moderno”, “uno de los más fuertes del mundo”, pero aclaró que no le va “a enjaular”, “no voy a decir a tres de mis jugadores que deben marcarle ni que valen un tercio de lo que vale él. Diré a quien juegue en su zona que tiene la posibilidad de estar a su nivel”.
La duda de Marcelo (y James)
El brasileño Marcelo se perfila como titular después de recuperarse muy rápidamente de su lesión en el hombro, producida hace diez días en Granada. Zidane es poco amigo de forzar jugadores, pero dijo verle “bien”, y el lateral quiere jugar en el Olímpico. Los antecedentes, sin embargo, son preocupantes: Marcelo ha forzado la máquina dos veces esta campaña y recayó en ambas ocasiones, habiendo de retirarse contra el PSG en el minuto 33 y en el 58 ante el Barcelona. Las constantes recaídas de Sergio Ramos en la misma dolencia durante el otoño también invitan a la prudencia (Danilo sería el 'beneficiado').
El colombiano James Rodríguez terminó con molestias dorsales el entrenamiento en el coliseo deportivo romano y es duda en estos momentos, aunque su participación es muy probable. Ha llegado el primer partidazo de 2016 y nadie quiere perdérselo. Es el momento de afianzar el ‘proyecto Zidane’ en Europa. Y la ocasión de Cristiano para quitarse ruido de la cabeza.