Al Madrid le queda una competición (eso sí, su favorita) para salvar la temporada 2015-16 tras volver a encallar en una salida andaluza y mostrar sensaciones preocupantes al mes y medio de la llegada de Zinedine Zidane.
El partido entrega pocas lecturas positivas para los blancos, con excepción de la actuación de su portero. Sería por la buena temperatura y el solecito, sería por los cambios (Nacho y Kovacic x Varane -lesionado- y Benzema, con el inefable Isco de falso '9'), pero el 4-3-3 habitual en los merengues mostró una inoperancia poco reconocible en el equipo de Zidane.
El Málaga ya le había salido respondón en el Bernabéu, donde empató a cero, pero en aquel partido los blancos remataron 31 veces a puerta: Kameni estuvo excelso ese día. Los de Zidane estuvieron espesos desde el comienzo este domingo. Podría decirse, pese al cambio de latitud y de competición, que entraron al partido como en el Olímpico de Roma, sin dominio del juego, pero con el agravante de funcionar a un ritmo muy inferior y sin el liderazgo de Varane en la defensa (que mantuvo de pie al equipo en el primer tiempo de Champions).
Charles estropeaba la sobremesa a una defensa blanca imprecisa y por momentos atolondrada, en la que Carvajal y Marcelo apoyaban constantemente en ataque y descubrían cráteres entre Kroos y los centrales. El Málaga, adelantado, valiente, con la presión en tres cuartos del rival, mandaba en el juego pero no en el marcador. Su ímpetu no logró quitarle la etiqueta de "aburrido" al partido, y Navas seguía demostrando su oficio con una discreción y regularidad ejemplares.
Sólo Jesé y Marcelo aceleraban el ritmo bajo de los visitantes: el canario pudo adelantar a su equipo en el marcador antes de que Juanpi, en el 18, y Horta, en el 20, desaprovechasen dos graves errores defensivos para noquear a unos visitantes muy poco entonados.
Cristiano rompe el sopor (en fuera de juego)
Y entonces, como en Roma, pero sin esperar tanto, Cristiano volvió a rescatar a su equipo de la confusión al cabecear (en fuera de juego) una falta sacada por Kroos y refrendar su cuestionada capacidad goleadora fuera de casa. Dos minutos después, en pleno subidón post-goleador, el portugués fue zancadilleado en el área y se colocó en los 9 metros para ajusticiar a los malacitanos tras media hora de superioridad infructuosa. Parecía que el Madrid volvería a hacer valer su pegada colosal. Pero no pudo ser: Kameni adivinó el destino del balón y evitó el desplome anímico de La Rosaleda antes incluso de llegar al descanso.
El Madrid volvió entonces de nuevo a su ritmo ramplón, con un Isco particularmente inoperante en su regreso a casa, y el Málaga recuperó la ilusión inmediatamente: Keylor Navas, y luego Ramos, desbarataron entre ambos otra ocasión clarísima del movedizo Juanpi en el 38. Partido por la mitad, en el Madrid Modric apagaba fuegos en defensa sin encontrar su peso habitual en la creación. Llegado el descanso, el Madrid había sido un amigo en defensa y el Málaga, aunque sin marcar, nunca se había quedado fuera del partido.
Sensacional Navas
El segundo tiempo comenzó como terminó el primero, con un Navas descomunal. El partido seguía vivo, enardecido por el duelo entre Albentosa y CR7, con un Málaga irrespetuoso y un Madrid apagado, disfrazado del del final de la era Benítez. Lucas entró por Jesé en el 60' y el equipo se plantó en un 4-4-2: durante unos minutos tuvo más el balón y tocó con criterio, pero no creaba peligro ni, por supuesto, cerraba el duelo.
El Málaga, a su vez, seguía jugando igual, con la pimienta añadida por Fornals, reemplazante de Horta. Tanto llegaron los locales que Albentosa remató a gol, solo a un metro del área chica, un pase del otro central, Wellington, que había entrado por la izquierda con pasmosa facilidad. ¿Quién defendía a Albentosa?, se estará preguntando ahora el entrenador francés.
El gol espabiló a los visitantes, obligados a ganar para aferrarse al sueño liguero: aumentaron su intensidad, pero no optimizaron su propuesta. El Málaga seguía vaciándose con su presión adelantada y el equipo no fluía de la mitad de campo hacia adelante. James seguía en el banquillo, que no ofrecía demasiados recursos ofensivos adicionales. Marcelo volvía a ser el futbolista más sorprendente de los suyos.
Navas hizo a los pocos minutos otro paradón espectacular a cabezazo de Charles. Definitivamente, no había ritmo en el Madrid. Carvajal, para colmo, se mostraba extrañamente impreciso, como en Roma. Salió Santa Cruz en el 80, a cazar un gol por frescura, y La Rosaleda se sintió mejor que el equipo 'galáctico'. No le dio para llevarse la victoria, pero sí para amargar la vida al madridismo.
El agobio final del Madrid metió muchos jugadores en el área rival, pero sin una sola ocasión clara hasta el 92 (empalme de James desde la frontal). Hubo un doble penalti a Modric no pitado, pero en todo caso compensaba el gol en fuera de juego. Las caras ya no reflejaban la felicidad de la era Zidane. Corre el mes de febrero y sólo queda la Champions para motivar a la afición hasta el mes de junio.