El ciclismo es un deporte de ricos y pobres. Y, si no, que se lo digan a Euskadi-Basque Country, la modesta escuadra de tercera división que lidera el renacer del ciclismo vasco tras la desaparición del mapa de Euskaltel y la retracción de la histórica Fundación Euskadi. Su mejor ciclista, Imanol Estévez, demostró tantas piernas en las dos primeras etapas de la Ruta del Sol que en las demás los rivales le marcaron hasta asfixiarle. Hoy, en la etapa reina de la ronda andaluza, otro talento del equipo, Beñat Txoperena, se filtró en una fuga poderosísima. Estaba demostrando piernas, talento y capacidad cuando la mala suerte se cruzó una vez más en su camino en forma de pinchazo. Después se cayó y se abrió la rodilla. El día que pudo cambiar su carrera y restaurar su proyección deportiva acabó en el hospital.
En el lado de los ricos, los favoritos al triunfo absoluto en la Ruta del Sol llegaron juntos al pie de la ascensión definitoria a Peñas Blancas, un coloso a orillas de Estepona. Tejay Van Garderen (BMC) defendía lo conseguido en la contrarreloj individual de Alhaurín de la Torre: un liderato débil en cuanto a margen y fuerte porque contaba con un equipazo, Samuel Sánchez y Philippe Gilbert entre otros, para arroparle.
Sucede que el todopoderoso Sky encaró las primeras estribaciones de Peñas Blancas inflamado y su deflagración desarboló a todo el pelotón, escuadra estadounidense incluida. “Nos quedamos todos en cuadro”, analizaba Van Garderen. “Gracias a eso, Alejandro Valverde pudo hacer lo que hizo. Atacó desde muy lejos, mostrando muchísimo coraje, y se apuntó una victoria muy merecida. Me quito el sombrero”.
“Veía que los demás iban un poco justos y, si quería ganar la general, tenía que arrancar”, contó con sencillez el murciano. Su demarraje a 9 kilómetros de meta, con una eternidad de puerto por delante y una jauría de rivales detrás, propició el primer gran día de ciclismo de la temporada. El propio Valverde era consciente de ello, y lo dejó al abrazar efusivamente a su masajista y su mecánico mientras el público se entregaba y coreaba su nombre en un gesto poco habitual en el ciclismo. Se echaba de menos la primera exhibición del ‘Bala’ en esta campaña. Por fin ocurrió, y le valió su cuarta Ruta del Sol.
Al otro lado de la frontera, en la Volta al Algarve, Alberto Contador debutaba su temporada sin televisión (ni en directo ni en diferido) y ante un elenco de competidores rutilante en el cual destacaba el galés Geraint Thomas, lugarteniente de Chris Froome en Sky que en la crono del viernes se colocó en ‘pole position’ para anotarse la general de la ronda lusa. La consumó hoy, en el Alto de Malhão, por apenas 19” sobre el vasco Ion Izagirre (Movistar).
Sucede que Contador llegó a Malhão con algo por demostrar. Su crono no fue brillante y su desempeño en el final en alto del jueves en Fóia había sido roma hasta el punto de llevarle a admitir ante la prensa que, “obviamente”, le faltaba ritmo de competición. Hoy se desquitó: como Valverde, arrancó prácticamente al pie de la subida y nadie pudo hacerle sombra.
“Ha ido mejor de lo que esperaba”, dijo el pinteño. “Sabía que estaba bien, pero no tanto”, aseveró el murciano. Ambos tienen programadas sendas rondas por etapas de categoría World Tour en la primera mitad de marzo, París-Niza para Contador y Tirreno-Adriático para Valverde, como objetivos primordiales de esta fase inicial de la temporada 2016.