¿Por qué esta vez sí? ¿Cómo ha sido capaz la Major League Soccer de David Beckham, Thierry Henry y, actualmente, David Villa, Andrea Pirlo o Steven Gerrard de hacer lo que Pelé y Beckenbauer no pudieron, instalar el fútbol en Estados Unidos?
Han pasado veinte años desde el inicio de la Major League Soccer y el proyecto da señales de estar en pleno crecimiento. Los datos no dejan lugar a dudas, el fútbol en Norteamérica tiene un plan. Pelé, Beckenbauer, Carlos Alberto, Cruyff y compañía llegaron, llenaron estadios de 70.000 espectadores, se fueron y para entonces nadie había construido nada. Todo fue humo, la North American Soccer League no se preocupó de formar a las bases y dejó que todo fuera un ‘carpe diem’ constante mientras los astros brillaban.
El siguiente contacto real del fútbol con Estados Unidos fue el Mundial de 1994. La FIFA otorgó la sede de ese evento a cambio de la creación de una liga profesional, ya que la NASL que un día aspiró a quedarse había desaparecido. El furor generado por el Mundial y el buen papel estadounidense potenció a la competición. Pero se repitieron errores del pasado, un par de estrellas y poco actor secundario de nivel. El resultado, gradas vacías.
Para cuando las pérdidas invitaron al pesimismo llegó Don Garber, el comisionado de la competición, que desarrolló un plan a largo plazo con un objetivo muy claro y repetido año tras año: estar al nivel de las grandes ligas para 2022.
La MLS contra el Big Four
Estados Unidos tiene de forma inamovible un Big Four de deportes identificados culturalmente con su identidad nacional: el fútbol americano (NFL), el béisbol (MLB), el baloncesto (NBA) y el hockey sobre hielo (NHL). Partiendo de que competir directamente contra esos gigantes es un suicidio y le costó la vida a la NASL (no todas las ciudades tenían el interés de Nueva York por el soccer), Don Garber entendió que hay pequeños recovecos en los que empezar a escalar: ciudades con presencia de pocos equipos, regiones con más influencia latina que otras (culturalmente más afines al deporte rey mundial) y zonas donde el soccer siempre se acogió sorprendentemente bien aunque estén alejadas de la penetración latina (véase Seattle, Portland o Vancouver).
Don Garber presume de la evolución: “Cuando empezamos era más difícil pero ahora mismo se acepta culturalmente el aficionado a la MLS, se ha generado un interés que el resto respeta. Ir al estadio, izar la bandera de tu equipo y aporrear el tambor animando es algo que antes no estaba bien visto para el soccer”.
Si algo ha sabido leer bien la MLS es que todos esos jóvenes que practican lo que en Europa entendemos por fútbol pueden empezar a interesarse por el juego y “robando” esos aficionados potenciales a otros deportes más clásicos. Por primera vez en la historia el fútbol es más popular que el béisbol en una franja de edad, en este caso entre los 14 y los 18 años.
Lo que conocemos como ‘millennials’ ha dado alas al fútbol en Norteamérica, gracias a saber hacerse fuerte en nichos secundarios y aprovechar la importancia de la multiculturalidad en Estados Unidos y Canadá. En 2015 la MLS ha firmado acuerdos con Coca-Cola, Heineken, Audi y Johnson & Johnson. Además de contratos televisivos con Fox, Univisión, Eurosport y Sky Sports, todo ello en los últimos 18 meses. El vicepresidente ejecutivo Dan Courtemanche reconoce que “la MLS se ha convertido en una oportunidad de mercado única por la juventud y multiculturalidad de los aficionados”. La franja de aficionados entre 18 y 49 años ha pasado de ser un 17,4% en 2013 a un 25%.
La liga sigue lejos de los grandes deportes estadounidenses pero la evolución mercantil de sus acuerdos y, sobre todo, la implicación de las sociedades en las aficiones hacen ser optimista. Más aún cuando el resto de deportes ya han tocado techo. Razón por la que además de los 20 equipos existentes ya hay acordados otras cuatro franquicias (Atlanta, Los Angeles, Mineápolis y Miami) y otros ayuntamientos solicitando entrar (San Diego, St. Louis, San Antonio y Detroit). Razones que se reflejan en la revalorización constante de sus franquicias.
La masa social del soccer
La mayor evolución ha llegado en la respuesta de los aficionados, como las franquicias han conectado con las poblaciones con iniciativas sociales, la creación de academias para los más jóvenes y el carácter más familiar debido a la diferencia de precios con los deportes líderes. Todo eso convierte a la MLS en la octava liga de fútbol con más espectadores del mundo, a apenas 700 de distancia de la Serie A y la Ligue 1, dos pesos pesados, y sacando casi 3.000 espectadores a un clásico como el campeonato argentino.
Además desde la liga han potenciado la inversión en infraestructuras para dar un hogar específico, se acabaron los campos de fútbol americano (a excepción de Seattle y New England, dos sitios donde funciona bien compartir casa con equipos de la NFL) y los estadios específicos para fútbol ya son 15 y en los próximos años llegarán a la veintena. Además tras la salida de la franquicia Chivas USA, que registraba la entrada más baja en la historia de la liga, y la llegada de New York City y Orlando ya no hay ninguna oveja negra.
Dudas del proyecto
La liga no contaba con los millones de China, un rival más en la pelea por jugadores de renombre. El gigante asiático busca construir a base de ceros lo que a la MLS le ha costado lustros (y varios cheques). Sin embargo China tiene un déficit en cuanto al mercado para atraer firmar, mientras que en Estados Unidos empiezan a desembarcar estrellas como Pirlo o Drogba con salarios “modestos” (menos de dos millones de euros anuales). Sin duda, los próximos mercados marcarán la pauta para ver si se supera la etapa de MLS como retiro dorado. Además no hay que olvidar que futbolísticamente queda crecer porque los equipos mexicanos dominan la región.