Pocas veces una semifinal de Champions habrá dado tan poco juego como el partido disputado en Manchester este martes, donde el Madrid apenas mostró ideas hasta que impuso su mayor reserva energética, hacia el minuto 70, y fabricó un par de clarísimas ocasiones que desbarataría Joe Hart en sendas intervenciones de calidad. A pesar de no haber estrenado el marcador, el Madrid mantiene su favoritismo para el partido de vuelta, en el que ambos equipos necesariamente deberán tratarse con menos respeto que en el cautelosísimo (y aburrido)encuentro del Etihad. Así se lo hemos contado en la narración en vivo.
El Manchester City atosigó al rival durante la primera media hora, sin llegar a crear ocasiones pero cargando a los defensas merengues con faltas (y amarillas: Pepe, cuyo resto de partido demostraría una enorme categoría). La prudencia de ambos era tal que el partido no llegaría a desmelenarse hasta el minuto 80: lo más importante era no cometer errores en la primera mitad de un partido de 180 minutos lastrado desde el inicio por la ausencia de Ronaldo. En el área contraria, Agüero (bien sujeto por Pepe) no recibiría un solo balón con peligro y no sería capaz de intimidar a los blancos con una jugada de fabricación propia.
Problemas en la salida del balón
El Madrid mostró desde temprano carencias en la salida de balón (con especial mención para Ramos y Casemiro): dependía de Modric para tejer el juego desde atrás, con Kroos de nuevo extrañamente desubicado y un Benzema mucho menos activo que de costumbre en el ofrecimiento de soluciones; sería reemplazado en el descanso. Al cuarto de hora daba la impresión de que la defensa volvía a disolverse; ahí sí brilló la labor correctora de un Casemiro que se fajaba contra todos y rellenó los huecos entre los centrales hasta que se estabilizó el equipo.
Mención especial merece la labor en los primeros 45 minutos de Lucas Vázquez, que corrió casi siete kilómetros y lució un desparpajo creciente: estaba por todas partes, arriba y abajo, por la izquierda y por la derecha, sin llegar a intercambiar su banda por Bale. Kroos fue el segundo que más corrió, pero tuvo mucho menor peso. En el área contraria, Agüero sesteaba como un toro bravo, esperando recibir cerca del área para cornear a un equipo que buscaba simplemente salir vivo del Etihad. Los celestes mordían y Silva, entre líneas, coordinaba un ataque sin filo pero insistente. No habría una sola ocasión clara en 45 minutos. En un partido timorato y poco alegre, el City era mejor (o casi) a los puntos; reinaba una extrema precaución: el balón no llegaba casi a las áreas.
Lesión de David Silva
La lesión de Silva en el minuto 38 (reemplazado por Iheanacho) afectó a su equipo gravemente. Los ingleses perdieron su superioridad en la medular y el Madrid terminó la primera parte metiendo al City en su campo. En el entretiempo Jesé sustituyó a Benzema (otra preocupación médica), pero el panorama no se modificó demasiado salvo por un papel más incisivo de los laterales (sin demasiadas alegrías). Modric era el futbolista más estable del equipo, aunque Pepe crecería con el encuentro hasta ser el mejor hombre sobe el campo.
El Manchester nunca llegó a enseñar los dientes en la segunda parte, a pesar de que el transcurso del tiempo beneficiaba indudablemente al Madrid. El encuentro no era digno de unas semifinales de Champions. Discurrió en su atonía hasta el minuto 70, cuando Jesé cazó un remate por alto que tocó el larguero de Hart y los merengues volvieron a sentir otra vez que su depósito de gasolina era más grande que el ‘citizen’: como en Roma, como en Barcelona el Madrid llegó a los últimos 15 minutos más fresco que el rival y fue superior a los locales sin lograr cristalizar ese desahogo en un gol que hubiese configurado un marcador soñado. Un posible penalti cometido poco después sobre el ubicuo Lucas, que entraba en el área por la derecha, confirmó que el Madrid había crecido. Marcelo rompía por primera vez por el centro y la tensión se respiraba en Manchester. Fernando había perdido fuelle y la presión local se difuminaba.
Hart, salvador
El Madrid tuvo entonces su gran oportunidad. Un remate de Casemiro con la cabeza a la salida de un córner fue detenido por Hart con el pie, en un paradón de balonmano, y los ingleses sintieron el poderío visitante, hasta entonces dormido. Era el minuto 79. Tres después, el cancerbero de la selección inglesa sacó un remate a bocajarro (fuerte, aunque no colocado) de Pepe a dos metros, en el área pequeña, y ratificó su superioridad definitivamente. El partido, por fin, se había desordenado, pero no conocería goles. Las bajas de Silva, Benzema y sobre todo Cristiano habían pesado mucho sobre un encuentro gris: el portugués ha marcado más tantos que todo el Manchester City en esta edición de una Champions que, seguramente, merecerá un mejor partido de vuelta.