Tras nueve meses de competición, y un tramo de final de infarto, la Liga echó el telón y proclamó su campeón. Vigesimocuarta liga para un Barcelona que celebró en Granada un torneo raro.
Casi sin encontrar explicación, se pasó de un Barcelona imperial, rozando el arte, sumergido en una nube de alegría y piropos a un Barcelona cansado, tocado, KO en Europa y que salvó la Liga in extremis, con una reacción digna de elogio tras una crisis en el mes de abril que estuvo a punto de hacer temblar los cimientos de un proyecto consolidado.
Con el título ya en la mano, la pregunta que hasta los propios culés se deben hacer es si es suficiente la Liga. Si ser campeón del campeonato doméstico vale a un equipo de la altura del Barcelona. ¿Será un éxito si solo se gana esta Liga?
El éxito o fracaso del Madrid influirá
La respuesta estará muy influenciada por lo que haga el Madrid. No es cuestión de complejos, sino de rivalidad. Si los blancos ganan la Copa de Europa, el título doméstico de los azulgranas quedará minimizado. Y eso será así siempre con unos y con otros. Ya en 2011, cuando el Real Madrid ganó la Copa del Rey, de poco les sirvió a los blancos porque el Barcelona ganó Liga y Champions. Su título quedó ocultado por los éxitos del máximo rival.
Si el Real Madrid pierde la final en Milán, dejará esta Liga en el barcelonismo una sensación de que esta Liga es más exitosa. En cambio, si los de Zidane ganan la Champions quedará la realidad de que los blancos se llevan el título más importante y la Liga azulgrana será más olvidada.
Una Liga que ya se ganó en marzo
Otro de los factores es que esta Liga la tenía ganada el Barcelona allá por marzo y lo que celebran ahora ya lo hicieron hace meses. Lógicamente no de forma física, no hicieron la tradicional rúa ni lo festejaron cuando no tenían nada en el bolsillo, pero se sentían ya campeones: bien lo reflejaban los Periscope de Piqué, la representación de la alegría culé.
Porque, como es lógico, no es lo mismo ganar la Liga de forma épica, como lo hizo el Madrid de Capello en 2007 o el Barcelona de las Ligas de Tenerife en la década de los 90, como lo ha hecho este año.
Lógicamente el Barça celebró en Granada la Liga, y se hará también por las calles de Barcelona, porque no hay que dar a entender que ganarla es algo menor, pero pasar de 13 puntos a uno sobre el Real Madrid les llevó a perder mucho más que ganar. Lo que podían ganar (la Liga) ya lo tenían ganado desde marzo. Lo que podían perder (también la Liga) era el mayor batacazo en muchos años en la entidad azulgrana. A Los Cármenes fueron con más que perder que ganar y lo que hicieron fue ratificar que no perdían.
Con la Copa, sabrá mejor la Liga
Otra cosa a contar será lograr el Doblete. Ganar Liga y Copa ya es acabar una temporada muy completa. Es verdad que la Champions es lo más importante, lo que más prestigio y proyección internacional da, pero ganar dos títulos de los tres títulos no es una cosa menor. Además, hay que recordar que el Barça ya ganó la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.
La final de la Copa (domingo 22, en el Vicente Calderón) puede servir también como partido a decidir si la temporada es buena, notable o rozando el excelente. Perder ante el Sevilla sería un golpe, teniendo en cuenta que es perder un título que confirmaría el sabor agridulce de una temporada. Porque, como mencionábamos con la Liga, a la final de Copa llegaron por sus rentas pasadas, conseguidas cuando mejor estaban.
Lo que es indudable es, justo en el momento en el que más se habla de independencias, el idilio del Barcelona con la Liga española. Ha ganado seis de las diez últimas y, desde que Cruyff apareció por la vida de los culés y cambió el estilo del club, consiguió 13, por las once de los sesenta años antes. Lo relevante en este caso es como ha ido recortando la diferencia con el Real Madrid. Al inicio de la década de los 90, los madrileños tenían 24 Ligas, por las 10 del Barcelona. Ahora son 32 a 24. En 25 años, les recortaron seis.