La fiesta de la Copa América del Centenario, desde la fase de grupos, ha dejado claro que el confeti es para las gradas; sobre la hierba va todo en mayúsculas. Las primeras víctimas no han sido del montón, sino de las grandes: el Brasil de Dunga –cesado fulminantemente–, la selección paraguaya de Ramón Díaz –que dimitió unas horas después de quedar últimos del grupo A– y Uruguay, que sigue de luto sin Suárez.

Los cuartos de final –se disputan desde la madrugada del jueves al viernes hasta la madrugada del sábado al domingo– presentan un lado del cuadro con Estados Unidos frente a Ecuador, y Argentina contra Venezuela; y otro lado con Colombia frente a Perú, y México contra Chile. Para llegar hasta este punto, tras veinticuatro partidos, se han quedado por el camino ilustres campeones, superados en algunos casos por la sangre fresca de un continente más grande que nunca.

DESTITUCIÓN DE DUNGA

Comenzando en estricto orden del tamaño de la onda expansiva, lo primero es hablar del fin de la segunda etapa de Dunga al mando de la canarinha –en la primera, recordemos, obtuvo buenos resultados: ganó Copa América 2007 y Copa Confederaciones 2009–. Su rostro incrédulo en el banquillo, con una mancha de irritación siempre entre ceja y ceja, es una de las imágenes del campeonato. Muy tocado desde la Copa América de 2015, ha sido incapaz de resucitar –en partidos oficiales– el ánimo de un país que ha dado la espalda a su equipo tras la vergüenza imperdonable en el Mundial frente a Alemania. Victorias en amistosos, pero un espantoso comienzo de las Eliminatorias Conmebol –ahora mismo Brasil no estaría clasificada para el próximo Mundial– le colocaron la soga en el cuello a la hora de hacer la convocatoria para este torneo. Y volvió a decepcionar.

Dunga, durante la Copa América Centenario.

Era obvio que, en su actual estado de forma, Brasil estaba condenada a sufrir, pero pocos hubieran apostado por una gestión tan ruinosa del grupo y de las alternativas dentro de los partidos. Ni siquiera un gol con la mano sirve como excusa. En ese mismo partido hubo un más que probable penalti no señalado a favor de Perú, y en el primer partido ante Ecuador el juez de línea levanta el banderín en un balón que aún no había rebasado la línea de fondo y que acaba en gol ecuatoriano. Entre los jugadores, solo Coutinho, a ratos, y Dani Alves, a veces, han estado a la altura. La Confederación Brasileña de Fútbol ultima a esta hora la contratación de Tite, el técnico de Cortinthians –campeón de la Copa Libertadores, del Mundial de Clubes y dos veces del Campeonato Brasileño–, una vez que Rogério Micale –que llegó a la sub20 procedente de la cantera del Atlético Mineiro– está confirmado como seleccionador para los Juegos Olímpicos.

SANGRE FRESCA

La sangre fresca en ese grupo B vino de Perú y Ecuador. El peruano Cristian Cueva podría ser la personificación del éxtasis peruano. Ya lo hizo bien el año pasado, acaba de ser fichado por el São Paulo –llega desde el Toluca mexicano–, y firmó frente a Ecuador uno de los goles del campeonato. Una ruleta muy canalla en el borde del área, con caño incluido. Ahora a Ricardo Gareca, el seleccionador, le toca buscar soluciones para detener a Colombia. Su principal preocupación: James Rodríguez.

Como casi siempre que viste la camiseta de su patria, al madridista se le ve encantado de haberse conocido, se sabe necesario, se siente el gurú intergeneracional de la pandilla. Congenia de lujo con Edwin Cardona, Carlos Bacca y Juan Guillermo Cuadrado. Y aún pueden subir más el nivel los de Pekerman. De momento, tanto Marlos Moreno como Roger Martínez son un espléndido plan B, saliendo desde el banquillo. Colombia es favorita ante Perú, cuenta con muchas más variantes, y lo debería solucionar con eficacia sobre el césped.

James Rodríguez, durante la Copa América. Reuters

Ecuador es una selección que empieza a ser temible, como ya analizamos en la previa de esta Copa América, en un nivel competitivo ahora mismo impresionante, y con un líder cada vez más claro: Enner Valencia. El delantero del West Ham, que debutó en el Emelec de Jorge Sampaoli, ha guiado a su país incluso en los momentos en los que estaban prácticamente eliminados. “El rival aprovechó las oportunidades que tuvo, pero hay que resaltar lo nuestro: estábamos dos abajo y lo conseguimos levantar. Supimos cambiar la actitud, supimos meternos en el partido, sabíamos lo que nos estábamos jugando". Conseguir empatar a dos después de comenzar perdiendo 2-0 contra Perú cambió el curso del grupo.

“Tenemos que meternos en la cabeza que tenemos que conseguir ganar esta Copa América; hay dos países que no la han conseguido y uno de ellos somos nosotros”, avisaba Enner Valencia en la concentración ecuatoriana. Junto a él, es imprescindible otro compatriota que también pelea en la Premier League, Jefferson Montero: cosecha de la generación juvenil que salió campeona de los Panamericanos de 2007 en Río de Janeiro.

Lo peor para Ecuador: se las tendrá que ver con el anfitrión. Lo peor para su rival, Estados Unidos: en el partido más complicado del grupo, ante Colombia, no dio la cara. Las mejores piezas estadounidenses hasta el momento, aupados por una hinchada con ganas de celebrar algo grande, han sido el incombustible Clint Dempsey –ex de Fulham y Tottenham–, el también veterano Jermaine Jones –ex de Eintracht de Frankfurt y Schalke 04–, y la seguridad atrás de John Brooks, que ya es un fijo en el Hertha de Berlín con tan solo 23 años. Cruce de pronóstico incierto, y tremendamente atractivo.

LA CRUZ DE RAMÓN DÍAZ

El seleccionador de Estados Unidos, Jürgen Klinsmann, ha sido precisamente el verdugo de otro de los grandes ilustres entrenadores presentes en esta Copa América: Ramón Díaz –Paraguay se despidió con un triste gol en tres partidos–. El técnico alemán y el ojito derecho de la hinchada de River Plate son amigos desde que sus vidas se rozaron de refilón en el Inter de Milán de finales de los ochenta. Klinsmann, cariñoso y educado, se disculpó y le homenajeó en las redes sociales.

La otra selección de la Conmebol a la que se refiere Enner Valencia cuando dice que hay dos que nunca han ganado la Copa América, es Venezuela. A pesar de ocupar la última posición en las Eliminatorias Conmebol, mandaron a casa a Uruguay –qué zapatazo inolvidable del Lobo Guerra– y plantaron cara a México. Rafael Dudamel está jugando arriba con Rondón y Josef Martínez, del Torino, con imprescindible ayuda de Guerra y Peñaranda. Solo han conseguido hacer tres goles en tres partidos, pero los han amortizado como si hubieran estudiado Empresariales. Qué elegancia.

BUEN MOMENTO DE MÉXICO

Para ser sinceros, con dolor, y a pesar de los buenos minutos que ha dejado la 'Vinotinto', es complicado que salgan de esa estadística de los que nunca han levantado el trofeo. Argentina se cruza en su camino, con su pleno de victorias, con 10 goles a favor y con la sombra siempre presente de Messi. El Tata Martino ha conseguido sacar los partidos adelante reservando a su estrella todo lo posible. Una noche le dio por meter tres goles seguidos. Es decir, el torneo puede estallar en cualquier momento.

El estropicio para las grandes selecciones en la primera fase, aunque parezca insuperable, ha podido ser mayor todavía. Chile, que defiende el título, se ha salvado por la campana. Se estrenó con la derrota ante Argentina, sin Messi; anotó el gol de la victoria ante Bolivia de penalti cuestionable casi en el minuto 100 de partido, y tuvo que remontar el partido a Panamá tras una mala noche de Claudio Bravo. Arturo Vidal, Alexis y Vargas están enchufados, pero el bloque no es tan sólido como el de la Copa América pasada.

Arturo Vidal durante la Copa América. Reuters

Hay otra mala noticia para los chilenos: se llama México. Se cruza en su camino y llega con la tropa bien adiestrada. Viene caliente, por ejemplo, el Tecatito Corona. Criado futbolísticamente en el Monterrey, ex del Twente holandés y actualmente en las filas del Oporto, Corona es habitual en distintas posiciones del ataque mexicano desde que Juan Carlos Osorio tomó las riendas y comenzó a manejar a un abanico más amplio de jugadores. Viéndole esquivar a cinco rivales para empatar ante Venezuela uno se reafirma en lo difícil que lo tiene Osorio para elegir un once inicial con este plantel. El cruce Chile-México es el de mejor cartel, sin discusión, y van a saltar más chispas que con una radial, se lo podemos asegurar.

Los cuartos de final están al caer, ya solo quedan ocho equipos, pero costará recuperarse de esta primera fase con semejantes tormentas. Los descalabros han sido enormes, y varios al mismo tiempo. Las nuevas estrellas que abatieron a los grandes ya deslumbran en las páginas de los periódicos. Así es América Latina. Todo siempre muy exagerado.

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