El proyecto Gales llevaba años buscándose. Tras décadas a la deriva el técnico Mark Hughes comenzó a juntar piezas, a sacar provecho de los jóvenes que John Toshack había hecho debutar años atrás, y se rozó el regreso a las fases finales pero, como siempre en su época reciente, Gales se quedó en un suspiro, en un lamento al aire y en un grito de ¡Uy! Nunca uno de celebración. Con el tiempo llegó al banquillo Gary Speed, quien comenzó a inculcar competitividad a una selección formada por jugadores de divisiones inferiores del fútbol inglés. Para entonces, Gales había desaprovechado toda la carrera de Ryan Giggs y de otros muchos secundarios que podrían haber ayudado como Craig Bellamy, Steve Morison y demás nombres que por aquel entonces podían ser escuderos de una estrella.
En el primer partido oficial de Speed apareció Gareth Bale, jugador todavía pegado a la izquierda, que dio la victoria en Bulgaria. Poco después, en el segundo partido de clasificación se juntarón el propio Bale y Ramsey para destrozar a Suiza. Gales soñaba con la Eurocopa de 2012. Pero el destino les volvía a ser esquivo. Su seleccionador Gary Speed falleció y la depresión e incertidumbre acabó dinamitando al grupo.
En 2012 llegó Chris Coleman quien supo entender y aprovechar el legado de Speed. Aaron Ramsey por dentro, Joe Ledley detrás de él, Ashley Williams en el eje de la zaga, mucho trabajador compensando y libertad para ese jugador que empezaba a brillar con luz propia: Gareth Bale. Para Gales la clasificación al Mundial fue dura, mientras colocaban las piezas Bélgica y Croacia dominaban su grupo. Pero para la Eurocopa de 2016 fue distinto: las pruebas se convirtieron en certezas y Gareth Bale en un jugador mucho más completo de lo esperado.
Gareth Bale sacó el billete a Francia 2016
Con la clasificación para la Eurocopa empezó la epopeya de Gareth Bale. Para quien no le haya visto esos partidos con la capa de superhéroe de Gales es lo más parecido a un videojuego. Uno que corre, es fuerte y mete gol disparando desde lejos y otros diez monigotes que deben encontrar la manera de recuperar el balón y dárselo al bueno. Gareth estuvo siempre, en todos los días duros para convertirlos en puntos, la selección fue su refugio incluso cuando su juego zozobraba en el Real Madrid la temporada pasada. Él simplemente hizo de superhéroe: siete goles y dos pases de gol de los 11 tantos que marcó Gales en toda la fase de clasificación:
Gales empezó a mejorar como bloque partiendo del acierto de su estrella. Se fue encontrando con un costado izquierdo con buen trato de balón con Ben Davies y Neil Taylor; consiguió que Aaron Ramsey aportara más llegada y más personalidad; que Ledley fuera algo más que agresividad y también supiera crear junto a Joe Allen; y, sobre todo, Coleman encontró en Robson-Kanu el socio para dar espacio a Bale, para estirar al equipo y que Gareth decidiera el cómo y cuándo, ahora que tenía a alguien que le creara un dónde. Ni Zlatan Ibrahimovic con Suecia, ni Cristiano Ronaldo con Portugal, ni Robert Lewandowski con Polonia, Gareth Bale es el nombre propio con más importancia en su selección.
Los datos avalan a Gareth Bale
Si analizamos cómo llegan todas las estrellas ofensivas de esta Eurocopa vemos figuras con muchos más goles que el galés, también creadores con mucha más influencia en los metros finales de sus equipos, pero nadie que destaque como él haciendo ambas cosas. Los datos avalan a Bale: él es el jugador que mejor combina ambas facetas. Si sumamos sus goles y pases de gol su contribución al marcador por cada 90 minutos es de 1,28 (sólo superado por Ibrahimovic y Cristiano Ronaldo). Pero si comparamos su creación de oportunidades de gol (2,68 por cada 90 minutos) está cerca de especialistas como David Silva o Kevin De Bruyne. El gráfico es claro, las estadísticas le marcan como el nombre más completo en goles, asistencias y ocasiones creadas.
Evidentemente, esto son datos que no explican la totalidad de la influencia de un futbolista, pero Gales tiene en Bale a un jugador que asegura tangibles incluso cuando no está bien –el mejor ejemplo fue contra Eslovaquia-. En ocasiones se le acusa de ser un futbolista irregular, pero las cifras son claras, cada 90 minutos jugados él crea casi tres ocasiones de gol y más de un tanto sale de sus botas.
Inglaterra como muestra del cambio
Las cosas han cambiado para Gales en los últimos años. Precisamente Inglaterra fue el rival del último partido oficial de Gary Speed antes de fallecer (derrota 0-2), un bloque que por aquel entonces empezaba a dar visos de esperanza. Han pasado cinco años y no sólo se ha conseguido aprovechar esos pasos al frente que se dieron con Speed, sino que los jugadores galeses son capaces de afrontar el partido sin miedo, sin excesos de respeto y con cierta arrogancia necesaria para las fases finales. Gareth Bale es la pieza que ha traído a Gales a la Eurocopa y su historia está lejos de acabar. De hecho, podemos estar ante los días más grandes de su historia con la selección.
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