Es difícil encontrar en el fútbol español un caso comparable al de Albert Riera, el magnífico interior izquierdo habitual en la selección española durante el año anterior a la Eurocopa 2008, fichado ese verano por el Liverpool de Rafa Benítez, y que desde entonces vaga por Europa en busca del esplendor perdido.
Su último paso, a confirmar este mes de febrero, es el más exótico de todos: el jugador mallorquín, según ha confirmado él mismo en una entrevista con el diario británico The Independent, está a punto de fichar por el Tom Tomsk siberiano, con quien entrena actualmente: "Soy mallorquín, provengo de una isla maravillosa, pero la disfruto en vacaciones, no para trabajar".
El club ruso no puede fichar hasta finales de febrero por un problema federativo, pero el jugador da por segura su incorporación dentro de unas semanas. Es el equipo más oriental de la primera división rusa: para desplazarse a jugar a Moscú han de recorrer 3.000 kilómetros.
17 años como profesional
Riera ha estado algunos meses sin equipo después de una experiencia en Eslovenia, donde jugó en dos equipos rivales (NK Zavrc y FC Koper), asumiendo en este último la doble figura de jugador y director deportivo. Anteriormente había jugado en el Udinese, el Watford, Galatasaray (donde más disfrutó del fútbol, según reconoce), Olympiacos, Liverpool, Espanyol, Manchester City, Girondins y Mallorca, donde debutó como profesional en el año 2000, siempre pegado a la banda izquierda, dueño de una zurda exquisita, en sus inicios mucho más proclive al trabajo ofensivo que al defensivo.
Ahora ha preferido Rusia a ofertas de Finlandia, Bulgaria o Tailandia: "Mi mujer es rusa y hemos decidido venir aquí con los niños, porque sólo habíamos estado aquí una vez en los últimos 15 años y fueron 10 o 15 días". Una carrera muy llamativa para un talento puro que llegó a participar activamente en la transformación de la selección española bajo la batuta de Luis Aragonés.