No hay muchos más datos que una imagen y una multa, pero que sí parece cierto, y así lo publica el Daily mirror británico en su página web, es que a Gerard Piqué le van a retirar seis puntos del carnet de conducir después de que la policía le haya dado el alto en una de las autopistas de la Ciudad Condal cuando circulaba a 190 kilómetros por hora.

Un agente motorizado de los Mossos d'Esquadra le dio el alto y obligó al jugador del FC Barcelona a detenerse en el arcén, donde le multaron por exceso de velocidad y por conducción temeraria.

El central, que se encuentra en pleno proceso de recuperación de un proceso vírico que le produjo fuertes dolores abdominales y le obligó a pasar por el hospital hace apenas una semana, en principio parece recuperado y, probablemente, estará a disposición de Luis Enrique para el trascendental encuentro final del Liga ante el Eibar, en el que el conjunto azulgrana no sólo debe ganar, sino esperar también un tropiezo del Real Madrid en Málaga si quiere tener alguna opción de conquistar el título de Liga.

SEGUNDO CHOQUE CON LA AUTORIDAD

No es este sin embargo el primer choque del central barcelonista con la policía de la Ciudad Condal. De hecho, el defensa ya tuvo un fuerte cruce de palabras con miembros de la Guardia Urbana cuando en octubre de 2014 su hermano Marc fue multado en pleno centro de Barcelona por detenerse más de 15 minutos en el carril bus y el futbolista salió en su defensa: "Esta la va a pagar tu padre", espetó a gritos a los agentes.

Piqué, en plena bronca con la Guardia Urbana en 2014.

En aquella ocasión su hermano fue multado y él fue acusado de falta de respeto a la autoridad. Y no sólo por la referencia al padre de los agentes: "Me tenéis envidia porque soy famoso", "me estáis multando porque vais a comisión, porque no tenéis dinero y os tenéis que llevar comisión", "esta denuncia va a quedar en nada porque llamo a tu capo y me la quita", "voy a hablar con tus jefes y se te va a caer el pelo", "sois unos chulos y os creéis los amos del mundo por llevar ese uniforme y multar a la gente" o "sois una vergüenza, me da asco vuestro trabajo y la Guàrdia Urbana es una puta vergüenza" fueron algunos de los improperios que Piqué dedicó a los agentes.

UNA VIDA DE POLÉMICAS

No es el jugador azulgrana, nieto de Amador Bernabéu, uno de los directivos históricos del FC Barcelona, un foco de problemas fuera del terreno de juego, aunque es inevitable su magnetismo. Ya sea por su relación sentimental con la cantante Shakira, por sus dos hijos en común -Milan y Sasha- o por sus negocios en el mundo de los vídeojuegos y sus últimas incursiones en el tenis profesional, Piqué siempre está bajo los focos, aunque es en el ámbito deportivo donde está en su salsa y la polémica le rodea día sí y día también.

Piqué, viendo un partido en el Mutua Madrid Open. Felipe Sevillano Mutua Madrid Open

En los últimos años, las noticias relacionadas con sus polémicas verbales han crecido sin descanso. Empezó con la 'manita' hacia la grada después de la victoria del Barcelona por 5 a 0 sobre el Real Madrid en 2010 o el gesto de llevar esposas dirigido al árbitro Pérez Lasa tras la derrota sufrida en el Santiago Bernabéu en la campaña 2012-13.

Puede que su escupitajo infantil a Pedro Cortés, delegado de la selección española, o su 'pillada' confesándole a Del Bosque la venta de Cesc al Chelsea no fueran graves. Su lanzamiento de bombas fétidas en Finlandia o el hecho de haber sido castigado por Luis Enrique por utilizar el teléfono móvil en el banquillo durante la disputa de la Supercopa de Cataluña también son faltas menores, sobre todo si se comparan con el enfrentamiento que tuvo con la Guardia Urbana de Barcelona cuando se encaró con dos agentes que procedían a sancionar a su hermano y el central culé les dijo aquello de “voy a hablar con tus jefes y se te va a caer el pelo, esta multa la va a pagar tu padre”.

KEVIN ROLDÁN

Pero hay más. El siguiente escándalo llegó durante la celebración del título de la Champions 2014-2015, cuando se acordó de la fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo celebrada tres meses antes: "Gracias a Kevin Roldán, contigo empezó todo”, dijo Piqué para alborozo de miles de aficionados. Pocos días después, en un amistoso de la ‘Roja’ jugado en León, la afición le pitó durante toda la concentración. Fue un momento difícil para él, pero no cejó en el empeño de cazar titulares. Tras ganar la Supercopa de Europa volvió a acordarse del eterno rival merengue: fue grabado diciendo “vamos chavales, vamos a celebrarlo, que se jodan los de Madrid”.

La temporada pasada, durante la Eurocopa, Piqué jugó tan bien los primeros partidos que logró acabar con los pitos de la afición y congraciarse con un público que nunca ha cuestionado su aptitud futbolística. La metedura de pata de este martes en Saint-Denis es probablemente la menos fácil de comprender, por su extemporaneidad y por olvidar que en aquel momento hablaba con la prensa como miembro y representante de la selección española de fútbol, no como un icono del fervor culé. En la selección, habían proclamado tanto barcelonistas como merengues, se apartan las cuestiones de club y se trabaja en pos de un objetivo común.

"LOS HILOS DEL PALCO"

Piqué dijo ayer tener amistad con muchos futbolistas blancos, pese a la frialdad con que Ramos, su compañero en la defensa española, recibió su nueva salida de tono. “A mí del tema del Madrid lo que no me gusta es ver en el palco las personalidades que hay y cómo mueven los hilos”, dijo el defensa catalán, repentinamente inconsciente de las relaciones entre el FC Barcelona y el nacionalismo catalán investigado por la Justicia. Piqué volvió a expresar el victimismo de un club que tiene a varias estrellas procesadas, a algunos directivos con riesgo de cárcel; el mismo que cuando fue castigado por la FIFA debido a sus tratos con futbolistas menores de edad, hace dos años, también sacó la carta del doble rasero con el Real Madrid.

Gerard Piqué ha sido maltratado por la prensa en más de una ocasión: basta recordar cuando acudió (lesionado) en noviembre a Londres a ver el partido amistoso de España contra Inglaterra y fue fotografiado en un partido de tenis horas antes del duelo en Wembley, acusado de falta de compañerismo. O cuando se dijo que se había cortado las mangas de la camiseta para eliminar el escudo español. Sin embargo, las palabras del martes son un misil absurdo contra la convivencia en la selección de todos. Como dijo Ramos, “las palabras sentarían mal de Iniesta, que nunca habla. Esta es una más”. Su compañero culé en el centro de la defensa española ha jugado igual de bien entre pitos que sin ellos, y no termina de entenderse bien el porqué de tanta añoranza.

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