España se congeló este martes en Rusia y sacó un empate, sin efectos prácticos, gracias al colegiado Gianluca Rocchi, que se inventó dos penaltis a favor de 'La Roja', ambos materializados por Sergio Ramos, que fueron clave para la victoria final en el Estadio Krestovski de San Petersburgo, el segundo campo por importancia de todos los que albergaran el Mundial el próximo verano. [Narración y estadísticas: Rusia 3-3 España]
Esta vez España no brindó el fútbol alegre que regaló el sábado en Málaga, pero tuvo otro componente importante en el fútbol: mantenerse con vida en todo momento en un partido en el que no tienes tanta brillantez. Bien es verdad que el duelo era amistoso, carente de toda emoción, y que el rival, Rusia, es bastante menor, pero todo test, para eso existe, debe servir para algo.
Lopetegui hizo debutar a Suso y mezcló a teóricos titulares con suplentes. A los De Gea, Ramos, Piqué, Jordi Alba o Busquets, titulares seguros en el Mundial, los unió con los Nacho (en el lateral derecho), Rodrigo Moreno, Thiago Alcántara o Asensio. El equipo estuvo descompensado, pero tampoco se puede sacar conclusiones de un partido sin historia y sin sentido alguno, salvo el del dinero.
España no recibía tantos goles en un partido desde el 1-5 de Holanda en el Mundial 2014. Lógicamente, las cosas ahora son muy distintas. Los tres goles de Rusia fueron el resultado a un equipo que se dejó llevar, que bajó el pistón, que apenas tuvo tensión y que fue totalmente consciente de que era más una china en el zapato que un partido en el que dejarse la vida. En mitad de la temporada, con encuentros muy importantes que en nada llegan (hay un Atlético-Real Madrid en cinco días), era normal que a los futbolistas prefirieran no meter la pierna en ciertas acciones.
Se adelantó España con el único gol que marcó de jugada, un centro de Asensio y un sorprendente cabezazo de Jordi Alba. El más bajo marcó de cabeza. Después todo lo que vino fue la locura total y eso que no fue del todo un partido en el que se perdiera el rigor táctico, pero la poca tensión que había dejó muchos goles y pocas conclusiones.
Hasta dos penaltis se inventó el árbitro Rocchi a favor de España. El primero, a la media hora de juego, al interpretar que Kuzyaev había tocado el balón con el brazo. Error del colegiado, ya que había golpeado al esférico con el hombro. Ese era el 0-2, pero con 2-2 vio un débil agarrón a Ramos que el propio capitán de España materializó. Las equivocaciones de Rocchi ayudaron mucho a España. Fueron en momentos decisivos del partido.
Al empate llegó Rusia primero con un buen remate de Smolov, el mejor de los rusos, en el tramo final de la primera mitad, y después con fortuna y mal jugada de Piqué, dejando entrar al área a Zhirkov y rematando finalmente a Miranchuk. Ya con el 2-3, Smolov irrumpió otra vez con un zapatazo desde la frontal del área que sorprendió a De Gea.
Salvó Lopetegui la que podría haber sido su primera derrota con España, pero habiendo llegado a estar 0-2 el encuentro bien se podría contar como perdido. Como amistoso que fue, sirvió para sacar pocas conclusiones, pero también para ver que el Mundial no será fácil: queda mucho trabajo por hacer.