"¿Qué has hecho? Le has matado". Dos menores se perdían a la carrera por el Casco Viejo de Bilbao. Se gritaban el uno al otro mientras Ibon Urrengoetxea yacía en el suelo de la calle Navarra, junto al puente de El Arenal, en Bilbao. Eran las 04.20 de la madrugada del 23 de diciembre y el exfutbolista había tratado de resistirse a dos chicos de 13 y 16 años que intentaban robarle. Forcejeó con ellos y, tras un empujón y una patada, cayó sobre el pavimento con tan mala suerte que se golpeó la cabeza. Murió allí mismo. Tenía 43 años.
Desde el mismo momento en que los servicios médicos confirmaron la muerte Urrengoetxea, exjugador del Amorebieta, el Bermeo, el Lemona y el Gernika durante su etapa activa como futbolista profesional, la Ertzainzta comenzó una investigación basada en las declaraciones de varios testigos presenciales y en lo que las diferentes cámaras de seguridad instaladas en la calle Navarra y alrededores pudieron captar. Desde ahí se articula un relato y se identifica a dos menores que esta mañana han pasado por la Fiscalía de Menores de Bilbao. Esta sería su historia.
Los testimonios y las imágenes grabadas señalaron a los investigadores en dirección a The Ghetto Family, un grupo de menores que, según los testimonios de muchos vecinos del centro del Bilbao, estarían implicados en diferentes robos y robos con intimidación en el Casco Viejo. De hecho, desde comienzos del pasado mes de diciembre, una iniciativa ciudadana abrió su propia página en Facebook con la intención de "proteger a nuestros hijos/as sin olvidarnos de nuestros mayores, los cuales también están expuestos a una gran violencia con robos, extorsiones, golpes, etc".
"Bilbo segurtasunarekin | Por un Bilbao con seguridad" -nombre de la iniciativa ciudadana- lleva tiempo denunciando la situación, ofreciendo consejos sobre cómo actuar en caso de asalto y, también lamentando situaciones como la de Urrengoetxea. El mismo 24 de diciembre, en vez de celebrar la Navidad -"No estamos para selfies"-, su gestor pedía poner un lazo negro como símbolo de luto y respeto por el exfutbolista fallecido. "Y también por el chaval al que han quitado la visión de un ojo para robarle", añadía su nota en la red social.
La Ertzainzta ha relacionado inicialmente estos sucesos con ese grupo de jóvenes, entre los que se integrarían los menores implicados en la muerte de Urrengoetxea. De hecho, las fuerzas de seguridad los tenían identificados hace días, pero no fue hasta el pasado viernes 5 de enero cuando el primero de ellos, el menor, fue localizado por las fuerzas policiales. Por su parte, el mayor, de 16, se presentó con sus padres en comisaría este mismo lunes. Ayer pasaron por la Fiscalía de Menores de Bilbao y mientras el menor se encuentra en un centro de protección donde la Diputación de Bizkaia ha asumido su custodia tras retirársela a sus padres, el mayor ha sido trasladado a un centro de menores en Zumarraga.
Comienzan ahora las labores judiciales. Conocida desde el principio la imposibilidad de imputar un delito al menor de ellos al tener menos de 14 años, habrá que comprobar y demostrar cómo sucedieron los hechos la noche de autos, aunque los investigadores lo tienen bastante claro.
Ibon Urrengoetxea, un tío cojonudo, como lo definieron sus amigos, buscaba un taxi con el que regresar a su domicilio en Amorebieta. Habían pasado ya las cuatro de la madrugada del 23 de diciembre y el exfutbolista acababa de terminar una cena de navidad con sus compañeros de trabajo. Era entonces cuando deambulaba en busca de transporte por la calle Navarra. Los menores vieron en él un objetivo claro.
Creen los investigadores que el grupo de jóvenes está relacionado con los robos a otros menores en la zona de Indautxu. Robaban móviles, dinero y alguna prenda de ropa. Es más, varios vecinos creen reconocer en el menor de los asaltantes al mismo chico que se paseaba por el Casco Viejo de Bilbao con un pitbull intimidando a otros chicos. Sin embargo, podría ser que estos mismos chicos se atreviesen también con adultos. Mayores de edad que terminaban sus cenas o fiestas en cierto estado de embriaguez, lo que les convertía en presas asequibles.
Ibon Urrengoetxea podría ser uno de esos objetivos. Uno de los testigos, según informa El Correo, ha afirmado que llegó a pensar que asaltantes y asaltado se conocían entre ellos, pues apreció una actitud amistosa. Lo cierto es que se trata de un modus operandi bastante habitual en el que los asaltantes se acercan a su objetivo en tono amistoso, primero le piden un cigarrillo o la hora y después incluso le abrazan, todo para comprobar si en verdad es un objetivo asequible para ellos. Fue en ese momento cuando Urrengoetxea se dio cuenta que estaban intentando robarle. Fue en ese momento cuando se resistió y la mala suerte terminó en fatal desenlace. "¿Qué has hecho? Le has matado".
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