Hace justo un año Ousmane Dembélé cambiaba el amarillo del Borussia Dortmund por el azulgrana del FC Barcelona. Un fichaje destinado a hacer olvidar a Neymar y que costó la friolera de 105 millones de euros más 40 en variables, el más caro de la historia culé hasta que llegó Philippe Coutinho en el mercado invernal por 120 millones más 40 en variables.
Un fichaje ilusionante, el del francés, que empezó a generar dudas desde muy pronto. Su tempranera lesión en el tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda en septiembre le tuvo en el dique seco casi cuatro meses. Con su regreso y el fichaje de Coutinho, el Barça contaba con dos refuerzos de lujo tras el parón navideño, pero el rendimiento de Dembelé no fue ni mucho menos el esperado.
El extremo galo tan solo disputó 17 partidos en Liga (once como titular), con un balance de solo tres goles y siete asistencias. Otros tres encuentro en Champions y los mismos en Copa del Rey adornaban su discreto rendimiento. Además, los rumores sobre su mala alimentación y adaptación a la ciudad condal pesaban como una losa en el jugador.
Llegó en agosto, con la temporada ya empezada, pero no había tiempo para la adaptación, los millones apretaban como una soga al cuello en Can Barça y con la llegada del verano la salida de Dembelé empezó a sobrevolar el Camp Nou. Además, su papel con Francia en el Mundial de Rusia 2018 tampoco llamaba a la esperanza. Las pocas oportunidades que Deschamps le brindó no sirvieron de mucho y Dembelé, aun con el título de campeón del mundo, pasó sin pena ni gloria por la cita mundialista.
Valderde frenó su marcha
La salida de Ousmane Dembélé este verano parecían casi un hecho, fue entonces cuando Ernesto Valverde salió a sala de prensa para acallar cualquier tipo de rumor en torno al francés: "Yo soy el entrenador y quiero que se quede", claro y conciso fue el 'Txingurri'.
De esta forma el técnico planteaba un pulso a la directiva, donde ya barajaban su marcha antes del cierre del mercado estival y así recuperar parte de la abultada inversión que habían hecho hace un año. Fue entonces cuando llegó el primer título de la temporada.
Vital en el comienzo de la temporada
La primera prueba de fuego de Dembélé llegó en la Supercopa de España ante el Sevilla. Culés y andaluces disputaban el primer título de la temporada y Valverde le dio la titularidad al 'Mosquito'. Con el gol de Sarabia a los diez minutos de partido y el empate de Piqué en la segunda mitad, la final apuntaba a la prórroga. Fue entonces cuando Dembélé apareció en el minuto 78 y se sacó de la manga un zapatazo con la pierna derecha que dio al Barcelona la Supercopa número 13 de su historia.
Toda una inyección de confianza para un jugador que cerraba de un portazo la puerta de salida y que tendría su continuidad el pasado sábado en la segunda jornada de Liga. El Barcelona visitaba el José Zorrilla de Valladolid con la intención de seguir a la cabeza de la clasificación tras la goleada ante el Alavés en el estreno liguero.
El recién ascendido puso en serios problemas al campeón, al que salvó el VAR casi en el descuento con un gol anulado a Keko, que cabeceó libre de marca pero adelantado unos centímetros. Una decisión que propició los tres puntos del Barça gracias también al gol Dembélé en el minuto 57, que fusiló dentro del área la prolongación de cabeza de Sergi Roberto y dio la segunda victoria a los culés en dos jornadas.
145 millones de euros que un año más tarde van dando sus frutos. Dos partidos como titular, dos goles, dos victorias y un título para el FC Barcelona. La vida de Dembélé empieza a cambiar.
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