El Mónaco ha comenzado a verle las orejas al lobo y ha tomado la drástica decisión de prescindir de Thierry Henry. La leyenda del fútbol francés se atrevió a coger el banquillo del club en el mes de octubre y ahora, veinte partidos después, ha sido despedido y su asistente Franck Passi será el encargado, de momento, de dirigir al equipo.
Al concluir 2018, el club se encontraba en puestos de descenso y el mercado de invierno era la principal esperanza que tenían, traer a grandes jugadores con experiencia que aportasen un rendimiento inmediato. Entre todos ellos destaca el nombre de un campeón del mundo, un hombre que ha ganado prácticamente todas las competiciones que ha disputado: Cesc Fàbregas.
El centrocampista español abandonó el Chelsea en dirección al Mónaco por contar con pocos minutos en el equipo londinense. Su futuro parecía prometedor, un equipo en el que coger las riendas y desplegar su mejor fútbol, junto a futbolistas de gran proyección y con otros jugadores contrastados que le ayudasen a reflotar el club. Por si fuera poco, el entrenador y su gran valedor era un viejo amigo y compañero suyo, Thierry Henry.
Un amago de resurrección
El 13 de enero fue la primera vez que Cesc Fàbregas se puso la camiseta del Mónaco, con el 44 a la espalda y el español jugó los noventa minutos del complicado partido frente al Olympique de Marsella, todo parecía ir según lo previsto y el equipo daba mejores sensaciones, pero esto sólo fue un espejismo.
Fàbregas no pudo jugar el partido aplazado frente al Niza porque en el momento de la suspensión no se encontraba inscrito y el equipo empató, pero después el Mónaco volvió a ser un esperpento y perdió por un contundente 1-5 contra el Estrasburgo. La situación se puso tensa con Henry y, entonces, llegó la gota que colmó el vaso, la segunda ronda de la Copa de Francia. En un partido donde sobre el papel eran muy superiores, cayeron por 1-3 en su propia casa contra el Metz y eso fue definitivo.
Se juegan la temporada en la próxima semana
Apenas 48 horas después Henry ha sido destituido y ahora Cesc Fàbregas se ve en un equipo sin rumbo, que marcha cuesta abajo y sin frenos hacia un descenso que puede ser histórico. La directiva del club parece igual de perdida e incluso valoran la vuelta de Jardim, el entrenador que comenzó la temporada.
Llega ahora un momento decisivo en la temporada, el Mónaco juega frente al Dijon, el equipo que le precede en la clasificación y una victoria sacaría del descenso a los monegascos y, después, llegan las semifinales de la Copa de la Liga ante el colista de la Ligue 1, el Guingamp, por lo que la próxima semana va a ser la que marque si la decisión de Cesc Fàbregas ha sido la correcta o no, aunque ya no tenga a su máximo valedor.
[Más información en: La desesperación del Mónaco: se plantea echar a Henry para que vuelva Jardim]
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