El futuro de Leo Messi podría no estar en el FC Barcelona. El argentino se ha hartado y ha trasladado al club su decisión de abandonar la Ciudad Condal si no se produce un cambio profundo en la estructura de la entidad blaugrana. Un órdago con fecha de caducidad: si no se cumplen sus exigencias, abandonará el equipo en 2021.
El delantero, que no estuvo cómodo durante la desastrosa eliminación ante el Bayern de Múnich, no aguanta más la situación de debilidad que vive en Barcelona. Es por ello que, según ha adelantado El Partidazo de COPE, el atacante ha querido informar al club de su malestar.
La reestructuración de la que hablaba Piqué al término del encuentro, para Messi, incluye una revolución en tres estadios. Primero se tendrá que cesar a Quique Setién, cuya relación con el vestuario no ha terminado de fluir y con unos números deportivos insuficientes para el Barcelona. El segundo sería en la directiva, con la dimisión de un Bartomeu cada vez más alejado del vestuario.
Y el último, y quizás más complicado de hacer en meses de crisis económica, es el de la purga en la plantilla. Según esta información, el argentino quiere que se prescinda de algunos jugadores que no están preparados para jugar en el Barcelona y que se conforme una plantilla que pueda competir por todos los títulos.
Messi ya avisó hace semanas de que la imagen que estaba dando el equipo no era buena. El argentino señaló el duelo ante el Nápoles como la gran prueba. Sin embargo, tras golear al equipo italiano, los fantasmas del pasado han regresado a la Ciudad Condal.
"De esta manera era difícil ganar la Champions y queda claro que no nos daba ni para LaLiga (...). La gente se está quedando sin paciencia y es normal porque no damos nada", espetó el líder del Barcelona tras perder La Liga ante Osasuna. Sus peores presagios han acabado cumpliéndose.
La crisis del Barcelona
Las diferencias en el seno del Barça no son pocas. La relación entre el banquillo y el vestuario ya estaba tocada. Ambas partes, de hecho, llegaron a confesar que se había realizado una reunión para poner objetivos en común y recuperar la sensación de unidad. Pero, a esa falta de entendimiento, se suma la que tiene Setién con la directiva y los propios jugadores con el equipo de Bartomeu.
Tras la derrota ante el Bayern de Múnich, y que ha supuesto la eliminación de la Champions League, han quedado en evidencia todas esas posiciones. El primero en hablar fue Piqué, voz autorizada del vestuario, que señaló a la directiva como responsable de la crisis vivida. Minutos después hizo lo propio Quique Setién, que sin certificar su continuidad, respaldó las palabras de su central.
El último en hablar, y contra todo pronóstico puesto que no se esperaba su comparecencia, fue el presidente Bartomeu. El máximo mandatario quiso pedir perdón y dejó en el aire la continuidad de Quique Setién. El dirigente confesó que ya habían tomado decisiones antes de la Champions y esa podría ser una de ellas.
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