El desastre del FC Barcelona en la Champions se cobró su primera víctima minutos después de finalizar el partido. Aunque no de manera oficial, se sabía que Quique Setién no iba a continuar como entrenador del cuadro catalán. Las opciones de su marcha aumentaron cuando él mismo habló y el culmen llegó con Josep María Bartomeu, que rompió su silencio ante la catástrofe cosechada contra el Bayern.
Quique Setién no continuará en el conjunto catalán. Las dudas sobre él ya existían antes de la Champions y la competición europea se veía como una prueba de fuego. Obviamente, no la ha pasado y ha supuesto un fracaso absoluto que ha abierto una crisis. La directiva no tardó en reaccionar y comenzaron los movimientos para buscar un sustituto. Antes tenía que llegar el cese.
El presidente del FC Barcelona ya lo confirmó el mismo domingo por la noche, sin comunicado oficial de por medio. "Setién está fuera", aseguró después de reunirse con Abidal y Planes, miembros de la dirección deportiva del club. Este lunes el despido se materializa y con una imagen muy representativa.
Mientras Bartomeu se reunía con el resto de su Junta Directiva, Abidal comía en un restaurante cercano con el que estaba transformándose de técnico a extécnico del Barcelona. La imagen, captada por el periodista Marc Marbà, así lo demuestra. El francés conversa, mascarilla de por medio, con el que fuera el encargado de retomar el proyecto que no consiguió hacer triunfar Valverde.
Su calma contrasta con la vorágine que se vive en el seno del Barcelona. Se baraja una purga en la plantilla y la lluvia de nombres sobre el posible próximo entrenador del club. De Koeman a Pochettino, pasando por García Pimienta.
Bartomeu, señalado
El máximo representante del FC Barcelona ha terminado como uno de los personajes más criticados de la entidad. Nada más terminar el partido, un peso pesado del vestuario como Piqué se encargó de ello. Pidió una reforma en el club, pero que fuera más allá de jugadores y entrenadores. Unas declaraciones que iban dirigidas a la cúpula del Barça.
"Vergüenza es la palabra, nadie es imprescindible. Si tiene que venir sangre nueva y cambiar esta dinámica, soy el primero en irme y en dejarlo. Ahora sí hemos tocado fondo", espetó un Piqué irreconocible y que estaba al borde del llanto. Reclamó cambios que se debían producir "estructuralmente" y dio su parte de responsabilidad a la plantilla.
Unas palabras que también fueron respaldadas por un Quique Setién que ya era consciente de lo que se avecinaba. Iba a ser despedido y se le iba a señalar como gran culpable. Pero él, sin meterse en polémicas, refrendó las palabras de Piqué. "Algo tendrá de cierto", subrayó el por entonces técnico ante las palabras del central.
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