Las últimas semanas del FC Barcelona no han sido fáciles. Ni un día sin una noticia de última hora que afectara a la plantilla. Tras el desastre en Champions había que reaccionar desde la directiva. Y más teniendo en cuenta el órdago y puñal lanzado por Gerard Piqué como portavoz del vestuario. Era necesario acometer una reforma estructural del club y eso comenzaba por el presidente de la entidad.
Josep María Bartomeu, sin embargo, no se ha movido un ápice de su posición. Quiere seguir al frente del club, pues una dimisión podría dejar al descubierto las cuentas de la entidad y condenar a la ruina a sus compañeros en la cúpula del Barça. La única posibilidad de decir adiós es dando un paso atrás y manteniendo a sus directivos dirigiendo el FC Barcelona. Y, esa opción, solo la ha detonado Leo Messi.
El argentino ha sido el único que ha hecho tambalearse de verdad al presidente. Sin el jugador emblema del club, Bartomeu pierde mucho. Y de ahí que haya ofrecido su 'cabeza' a cambio de que el delantero retire su petición de recibir la carta de libertad para cambiar de aires. Un lío que sigue sin solucionarse y cuya última hora desvela una reunión entre ambas partes para negociar una salida pactada.
El futuro de Messi, como todo lo que suele ocurrir con el delantero, ha acabado centrando toda la atención. Pero, dos semanas después de la derrota en la Champions League, la revolución prometida desde la directiva no se ha producido. El único cambio ha venido en puestos ya previstos como el banquillo, donde Koeman ha sustituido a Setién, y en la secretaría deportiva que ahora dirige en solitario Ramón Planes.
Más allá de esas modificaciones, el FC Barcelona sigue contando con una plantilla prácticamente idéntica a la vivió y, en parte provocó, la histórica derrota ante el Bayern de Múnich en Lisboa. El reloj juega en contra del club y el 5 de octubre se cierra el mercado de fichajes. Antes, LaLiga ya estará en marcha tras aprobar su calendario.
Las 'vacas sagradas' se quedan
Una de las primeras promesas del Barcelona fue la de rejuvenecer la plantilla. Se iba a dar salida a jugadores importantes, con cierto peso en el vestuario y entre la afición, para fichar nombres con más futuro y que generaran ilusión. Esas ventas, con alguna moviéndose en cifras de relevancia, se iban a encarar los fichajes esperados. Sin embargo, sin esos ingresos derivados de los traspasos de las 'vacas sagradas', es algo complicado ir a por fichajes estrella en tiempos de crisis por la Covid-19.
"Quiero alabar la figura de los jugadores que nos han hecho el mejor club del mundo. Les felicito y ahora es el momento de empezar a despedir con todos los honores a algunos de estos jugadores". El dardo de Bartomeu era claro. Los Piqué, Jordi Alba o Busquets iban a salir como traspasos. Iban a financiar las incorporaciones estrella. Pero nada: habrá cambio de planes.
El FC Barcelona ha decidido no abordar esas salidas. En gran parte porque la mayoría se negaba a abandonar el club de forma gratuita. Koeman, además, ya ha contactado con alguno de ellos como Jordi Alba para transmitirle que quiere que siga. Lo mismo ocurrirá con parte de los canteranos.
Luis Suárez, señalado desde la directiva y crítico con la cúpula por no hablar directamente con él, es uno de los jugadores que saldrá del equipo con total seguridad. Tiene ofertas y su relación con la directiva está rota. Igualmente, otros como Arturo Vidal se encaminan a abandonar la Ciudad Condal. A la lista se suman Rakitic y Umtiti, cuyo futuro también se ve lejos de Barcelona. Ellos serán los encargados de generar ingresos para el club, liberando masa salarial y dando la oportunidad de poder incorporar nuevos talentos.
El único crack con opciones
Koeman tenía la obligación de elaborar un equipo a su gusto. Con jugadores jóvenes, sin cifras astronómicas y que recuperara la ilusión de todo el barcelonismo. Dos semanas después de perder la Champions, y después de haber realizado las reuniones pertinentes con directiva y plantilla, Koeman sigue sin tener abierta ninguna negociación importante.
Pedri o Trincao han sido los únicos jugadores que han sido presentados. Fichajes que ya estaban cerrados con anterioridad y que no terminan de ilusionar a la grada del Camp Nou. Van de Beek o defensas como Dalot, que habían sido relacionados con el club en los primeros días de Koeman, ya no figuran entre las opciones probables de la entidad.
El único crack que tiene a tiro el Barcelona, al fin y al cabo, es Lautaro Martínez. El delantero del Inter gusta y mucho. De hecho, ya se negoció hace unos meses y se emplazó a nuevos contactos tras el final de la Champions. Pero, obviamente, nadie esperaba que Leo Messi se fuera a tirar a la piscina pidiendo su salida. Es la única estrella a la que puede aspirar en estos momentos la entidad blaugrana.
Nombres como Neymar o Mbappé son imposibles. Ya no solo por las dificultades de negociar con el PSG, sino por los meses de crisis económica que se avecinan en el fútbol mundial debido a la pandemia del coronavirus. Y tampoco otras estrellas como Sadio Mané, del Liverpool, van a ser traspasados este verano. El panorama es complicado y con un mes por delante para abordar una supuesta revolución en la plantilla.
Por si fuera poco, el Barcelona deberá organizar este nuevo proyecto con varios frentes abiertos. El primero y más importante, el de Messi. Y otro externo como el de la moción de censura que está organizando la oposición y que ha obligado a unirse a todos los críticos de Bartomeu. Semanas complicadas pero claves para saber si el Barça optará a todos los títulos o tendrá un año de transición. Las salidas de Suárez y Messi son la única opción para ingresar una cantidad suficiente como para acudir al mercado a por una estrella.
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