Leo Messi sigue deshojando la margarita de su futuro sin conseguir uno de sus grandes propósitos: evitar que su salida del Barça se convierta en una guerra con el club que se lo ha dado todo. Sin embargo, la directiva que ha provocado su mayor descontento desde que comenzara su carrera profesional no parece dispuesta a ceder. Por ello, el argentino comienza a desesperarse porque no encuentra una solución al problema.
El crack del FC Barcelona se encuentra en un callejón sin salida mientras Josep María Bartomeu y su junta le plantean una guerra fría en la que cuentan con el tiempo y con el valor de los 700 millones de euros de su cláusula de rescisión a su favor. Los días siguen avanzando desde que el pasado martes Messi hiciera pública su intención de abandonar el club a través de un burofax, algo que en el club ya conocían desde había semanas.
Sin embargo, lo que quizás no esperaba el argentino era la posición que ha tomado la entidad blaugrana en el asunto. No solo no quieren ver a Leo fuera del FC Barcelona si no que ni siquiera se sentarán con su entorno para intentar buscar una solución. La versión que transmite el club es que esa reunión solo podría celebrarse para ampliar un contrato que finaliza el próximo curso, en el año 2021.
El pulso entre club y jugador se alarga
De esta forma, el pulso entre Messi y el Barça se sigue alargando sine die en una relación que cada vez está más rota y deteriorada. El capitán del equipo comunicó su salida del club para dejar claro el tema, pero acto seguido intentó evitar el enfrentamiento entre ambas partes pidiéndole al club esa reunión que suavizase los ánimos y en la que se hablara de la forma en la que se efectuaría su salida. De ello se encargaría sus abogados.
Messi y su entorno saben que si quiere abandonar el equipo y fichar por otro club tendría que irse gratis, algo que ahora mismo no puede hacer porque la cláusula liberatoria de su contrato expiró hace unas semanas, salvo que la FIFA intercediera por él en el asunto dándole una razón que aparentemente no tiene, por lo que parece bastante improbable. Una temporada con condiciones especiales por la pandemia no será suficiente para amparar la salida de la que ha sido su casa los últimos 20 años.
El Manchester City, principal candidato para hacerse con los servicios de Messi si finalmente saliera del club azulgrana, asegura que no pagarán un traspaso por el jugador argentino porque seguramente sería una catástrofe para su economía reconocida, no así para la sumergida, y un escollo insalvable para el FairPlay financiero. Por ello, el '10' sabe que tiene que intentar hablar con el Barça para llegar a un acuerdo.
Sin embargo, a pesar de su estatus y de la historia creada en el club por una leyenda de su nivel, Messi no ha conseguido que el club rebaje sus pretensiones ni que mueva un solo pie en su postura, no solo de no venderle, si no de ni tan siquiera poder negociar un precio, algo que tampoco sería viable para hacer la operación, pero que podría ser un punto de partida más halagüeño que el actual en el que se encuentran las negociaciones.
Cabe destacar que el FC Barcelona está mostrando una postura férrea intentando ejercer una labor de desgaste sobre Leo Messi y su figura. El argentino comienza a desesperarse porque no quiere pasar otro año más en Can Barça y menos a las órdenes de Ronald Koeman que no ha hecho muchos méritos para ganarse su confianza desde su llegada.
El club catalán ha decidido entrar en la guerra de los burofax y está trazando una estrategia para intentar limpiar sus responsabilidades sobre los deseos del jugador. Tanto es así que el entorno de Bartomeu y fuentes cercanas a la entidad blaugrana han deslizado que si el problema que causa el malestar de Leo es la presencia del presidente, podría decirlo y este dimitiría para preservar la continuidad del mejor jugador de su historia.
De esta forma, Bartomeu ha conseguido pasar la patata caliente a Messi y a su entorno, que tienen ahora la pelota en su tejado. Si Messi aceptase este órdago, demostraría que es él quien realmente manda en el club, algo que haría un gran daño a su imagen y que no gustaría a sus aficionados, mientras que si mantuviera su idea de salir, haría que Bartomeu se pudiera lavar las manos y decir que él no era el problema porque ni ofreciendo su marcha consiguió que se quedara.
La presencia de Guardiola
Mientras tanto, hay una figura que emerge por detrás de todo y que está intentando mover sus hilos para desenquistar una situación que tiene un presente un tanto negro. Se trata de Pep Guardiola, la persona que ha terminado de convencer a Leo para dar el paso de salir del Barça y poder recalar en el vestuario del City, donde ya le esperan con los brazos abiertos.
Por ello, el técnico de Santpedor ha decidido viajar hasta la ciudad condal para reunirse y verse con su expupilo y así transmitirle las ideas y los proyectos que tendría para él. Promesas como triunfar en una nueva liga como la Premier, entrar en la lucha por el campeonato con un rival tan duro como el Liverpool, intentar ganar algún Balón de Oro más y perseguir el sueño de ambos, ganar una nueva Champions League, algo que les ha costado sobre manera desde que se separaron, especialmente al técnico.
Messi sabe que en el Manchester City dispondría de un equipo de nivel para apoyarle y arroparle y con el que intentar de nuevo el asalto a Europa, algo que no ha podido hacer en los últimos años en los que ha ido de humillación en humillación, desde Turín hasta Lisboa (contra el Bayern Munich) pasando por Roma o Liverpool.
Mientras tanto, el líder de la albiceleste se encuentra en el centro de una batalla que se alarga y que tiene varios frentes. El primero de ellos es el sentimental, por ese amor que Messi ha perdido y que todo el barcelonismo le tiene. El segundo de ellos el deportivo, por ese proyecto que Leo no encuentra en Barcelona y que en el Etihad, además de en Milán o París, le ofrecen.
Y, sobre todo, un frente económico que es el que está dilatando la contienda y el que está provocando que la figura de Messi vaya quedando cada vez más deteriorada día tras día. Bartomeu ha conseguido señalar al argentino ante una afición que le idolatraba y que ahora, poco a poco, lo reconoce como el malo de una película de terror que se está rodando en las oficinas del Camp Nou y que tiene un coste de 700 millones de euros.
El nuevo enfado de Messi
Por ello, la actitud de Messi, que era la de intentar buscar un acuerdo amistoso para todos, está mutando a medida que avanzan las horas, ya que no comprende la negativa del club a negociar. Por ello, ha decidido vengarse y tiene pensado no presentarse a la pruebas médicas que el club realizará a los jugadores el próximo domingo, justo antes de comenzar los entrenamientos el lunes a las órdenes de Koeman.
Messi no tenía ningún problema en acudir a ambas citas tras haber mostrado un gesto de buena voluntad con el fin de encontrar una solución, pero ante el rechazo y el desplante mostrado por el club, el argentino también ha decidido tensar la cuerda por su lado y no acudir a su cita con las pruebas médicas, hecho indispensable para arrancar la pretemporada. Por su parte, el club ya ha transmitido su intención de enviar un nuevo burofax al argentino para recordarle que está obligado a acudir a la cita que tienen todos los integrantes de la plantilla.
Este nuevo cruce de comunicaciones supone un nuevo capítulo en la guerra que están lidiando tanto el club como el jugador. Messi no ha conseguido convencer que a la entidad de que lo deje salir gratis para poder marcharse al City, mientras que el Barça se mantiene inflexible en un precio de 700 millones de euros e intentando que la imagen de Messi siga empeorando por momentos.
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