El parón de selecciones se acaba. El tercero de la temporada y el último de este 2020 tan atípico. Los futbolistas de primer nivel no volverán a jugar con sus países hasta marzo y, entonces, la Eurocopa y la Copa América estarán prácticamente a la vuelta de la esquina. Se acabaron las ventanas FIFA hasta dentro de varios meses y eso es motivo de alivio para muchos, sobre todo los clubes y sus entrenadores.
El famoso virus FIFA ha atacado siempre. Futbolistas que se lesionan con sus selecciones y luego son los clubes los que 'sufren' su recuperación durante la temporada. Gajes del oficio, dirán algunos. Para los clubes las ventanas de selecciones se han convertido en una continúa pelea, pero más aún este año.
Y es que el calendario está más apretado que nunca, la temporada empezó más tarde y los jugadores se han acostumbrado a jugar cada tres días. Véase la Champions League y la Europa League, cuyas fases de grupos se están jugando semanalmente. Los tres parones se han hecho largos y han sido un dolor de cabeza para los equipos durante septiembre, octubre y ahora noviembre.
Se han visto lesiones como siempre y muchos entrenadores quejándose. Hasta seleccionadores como es el caso de Joachim Löw, técnico del combinado alemán: "Los jugadores de los clubes de élite están jugando cada tres días y sin pausa. Si los entrenadores no tenemos ahora la más alta prudencia, nos veremos en verano ante problemas enormes", decía cuando anunció que algunos pesos pesados de su equipo, como Toni Kroos, no jugarían el amistoso de este parón.
Guardiola fue de los más expresivos en este aspecto: "Es demasiado. La temporada pasada paramos y volvimos, después hemos regresado tras solo dos semanas de vacaciones... Intento exigir el máximo a los jugadores, pero hay un límite para los seres humanos", dijo. Mourinho tiraba de ironía en su Instagram: "Increíble semana de fútbol. Grandes emociones en los partidos de las selecciones, magníficos amistosos y total seguridad...", reflexionaba.
Porque más allá de la exigencia física a los jugadores, en este parón ha quedado claro (por si alguien tenía alguna duda) que con los partidos internacionales los protocolos sanitarios no funcionan igual de bien que a nivel doméstico. Futbolistas de todas partes se reúnen para viajar por el mundo mientras los casos de coronavirus crecen en todos los países. Esto se ha traducido en varios escándalos que han pinchado la burbuja del fútbol.
El asado de Suárez
El último ha ocurrido en Uruguay y ha tenido como protagonista a una estrella de La Liga, Luis Suárez. El charrúa dio positivo este lunes y se perderá el choque crucial del Atleti contra el Barça. Pero, además, ha hecho saltar las alarmas porque un día antes estaba compartiendo un asado con sus compañeros de selección, entre ellos jugadores de clubes de primer nivel: Juventus, Manchester United...
Los 45' de Vida
No ha sido el único, ni mucho menos. El más sonado fue el de Croacia, que jugó 45 minutos contra Turquía con un positivo en su equipo, Vida. La selección recibió los resultados de las pruebas tras el partido y saltaron las alarmas. Fotos con compañeros (con Modric), abrazos con rivales... El croata Brozovic acabaría dando positivo también.
La boda de Salah
Los futbolistas, en muchas ocasiones, no son culpables de esto y se señala a los protocolos, aunque ha habido casos de irresponsabilidades de los jugadores en los viajes con sus selecciones. Por ejemplo, Mohammed Salah. A la estrella del Liverpool e ídolo en Egipto no se le ocurrió otra cosa que acudir a una boda sin mascarilla ni respetar el distanciamiento social. Las imágenes hablan por sí solas. Días después daba positivo.
Y así se van repitiendo casos de equipos de fútbol que reciben a sus internacionales de vuelta con varios positivos entre sus filas. El balance de estos tres parones ha sido muy negativo y sus consecuencias se seguirán reproduciendo en el aspecto físico de los jugadores. Coronavirus y desgaste. El consuelo para clubes y entrenadores es que las selecciones no volverán hasta marzo.
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