Caen-PSG. Partido, a priori, sin grandes complicaciones. El conjunto de Pochettino quiere pasar de ronda. Y todo parece ir bien. Corre el minuto 49 y Moise Kean ya ha adelantado al principal equipo del fútbol francés. El fracaso no parece una opción real. Sin embargo, está por pasar algo peor y que afecta a las aspiraciones de las próximas semanas. La de los grandes torneos. La de los títulos que valen o cuestan despidos. Neymar, titular pese a que no parecía necesario, se tiene que marchar a vestuarios antes de tiempo.
Era el minuto 60. Un golpe se tradujo en molestias. Y Neymar, precavido, se retiró del terreno de juego con ciertos dolores en el aductor. Los temores invadían a todo dirigente del PSG. El Barcelona esperaba en el partido de Champions. Horas después, y muchas críticas de por medio a Pochettino, se confirmaba: Neymar se había lesionado y no estaría en la cita de Champions contra el FC Barcelona. La ida de los octavos se librará sin el referente parisino.
Mala suerte o debilidad física. Obstáculos que sortear o muestras de que debe cambiar algo. Es el debate que tiene el brasileño tras su última lesión. Neymar no termina de encontrar continuidad en el terreno de juego y se ha convertido en un habitual de los problemas físicos. El delantero del PSG no aguanta más y, pese a que en muchas ocasiones se le echa en cara un posible teatro en el terreno de juego, los números reflejan que en las últimas temporadas está constantemente intentando esquivar la enfermería.
Es el gran problema de la estrella brasileña. Ni sus problemas personales, ni sus polémicas en el césped. Son las lesiones esas que presionan a un Neymar que ve cómo su indudable calidad tiene que luchar contra el impedimento del físico. La situación es tal que hasta el jugador ha reconocido su reflexión. No sabe si es exageración suya o que su juego, muchas veces con excesivas florituras, provoca entradas más duras. Pero él está tocado.
"La tristeza es grande, el dolor es inmenso y el llanto es constante. Una vez más tendré que dejar de hacer lo que más amo en la vida, que es jugar al fútbol. A veces me siento incómodo por mi estilo de juego, porque regateo y termino siendo golpeado constantemente, no sé si el problema soy yo o lo que hago en el campo... me entristece mucho". El debate del delantero es evidente. Jugar al fútbol y lograr sus sueños en el deporte o cambiar su personalidad. Incluso peor, abandonar la profesión.
"Sinceramente, me entristece y no sé cuánto tiempo puedo aguantar, solo quiero ser feliz jugando al fútbol". No es ninguna barbaridad. Recientemente, en una entrevista, reconoció que llegó a plantearse su futuro en el fútbol por la presión a la que estaba sometido en cada movimiento que realizaba en su vida personal. En muchas ocasiones se le ha acusado de exagerar y los datos de las últimas temporadas dicen lo contrario.
Escalada de lesiones
Porque, frente a las escasas lesiones de gravedad que vivió en su etapa en el FC Barcelona, las últimas cuatro temporadas en París han estado plagadas de estos problemas. Tal ha sido su mala suerte, especialmente este curso, que hasta tuvo que apartarse del equipo al inicio de la campaña al haberse contagiado de la Covid-19. En lo que va de 2020/2021 se espera que esté más de 70 días apartado del equipo por problemas físicos. Y eso sin contar la cuarentena por la Covid. En total, cerca de 16 partidos que podría estar alejado del equipo, entre ellos el del FC Barcelona.
Es decir, según datos de Transfermarkt, Neymar podría empeorar los datos por lesión que acumuló en toda la temporada pasada. Si bien el curso 2019/2020 estuvo marcado por el parón de la pandemia, Neymar se vio afectado por problemas físicos en cerca de 77 citas y 14 encuentros. Datos que parecen alarmantes pero que, en el mundo del brasileño, son hasta positivos.
Basta con compararlos con los números de sus dos primeras temporadas en el PSG. En la primera estuvo fuera del césped cerca de 155 días y 21 partidos. En la 2018/2019 aumentó esos problemas y se fue a 180 días lesionado y 27 encuentros sin poder formar parte de la plantilla parisina. Siguiendo estas aproximaciones, en cuatro temporadas son casi 450 días lesionado y prácticamente 78 partidos donde las lesiones le impidieron vestirse de corto.
Si se compara con su rendimiento en el FC Barcelona, de donde se marchó en 2017 rumbo a París, el pesimismo es aún más alarmante. 147 días lesionado, pero en sus cuatro campañas de blaugrana. En total, 29 encuentros fuera. Casi los mismos números cosechados en una sola temporada en la liga francesa.
El catálogo de lesiones, además, va desde una simple molestia en el abductor a problemas de tobillo o, sobre todo, la lesión vertebral que tuvo en 2014 y que solo afectó a su participación con Brasil en el Mundial. Una larga lista que acentúa la crisis interna de un Neymar asolado por las lesiones.
Su futuro, intocable
Esta situación de debilidad física no ha trabado en absoluto el futuro de Neymar en el PSG. Es más, ha reforzado el vínculo entre el club francés y el delantero brasileño. Ambos han encontrado el uno en el otro la estabilidad necesaria. El PSG sabe que ningún equipo puede cumplir las reclamaciones económicas del delantero y Neymar, contento en Francia, ve con buenos ojos el estatus que tiene en la plantilla. Y, tras la llegada de Pochettino y la apuesta con su proyecto, esos lazos parecen más fuertes aún.
Neymar, si nada cambia a última hora, ampliará su contrato con el PSG y alargará esa estancia que comenzó en 2017 cuando salió a trompicones del FC Barcelona. Solo falta por concretar cómo será: si acompañado de una estrella como Leo Messi, si reafirmando el potencial de su dupla con Mbappé o con otra estrella mundial que acentúe las aspiraciones a la Champions que tienen tras el tropiezo del año pasado.
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