Con dificultades y sobre la bocina, pero Joan Laporta ya es el nuevo presidente del Barça. La foto del máximo responsable del club después de ganar las elecciones en el Camp Nou recuperando el trono que ya ostentó es una realidad. Con el respaldo de Leo Messi, el club azulgrana ha vuelto a recuperar la normalidad en cuanto a tener un piloto a bordo de la nave. Una imagen clave para decidir el futuro del club y lo que sucederá en los próximos meses.
Después de una larga campaña electoral afectada por el coronavirus y por los últimos coletazos de la época de Josep Maria Bartomeu, el club azulgrana ya tiene una nueva junta directiva para volver a reconducir la situación difícil que presenta la entidad. Ahora será cuando todos los hombres de Laporta podrán ver sin trabas todas las cuentas, documentos firmados y las grietas de un Camp Nou desde dentro que ve como el Espai Barça está en el aire.
Son varias las caras nuevas en comparación con la primera etapa de Laporta, pero lo que no ha cambiado es el estilo rebelde que se pudo ver tanto en la campaña, como en la celebración o en la última noche en la que consiguió los apoyos necesarios para completar el aval. Mateu Alemany es uno de esos nombres que llega para devolver la estabilidad al club, pero el gran cambio del Barça será más el griterío que abre viejas brechas con el Real Madrid que la corrección bajo la que se escondían varios entramados de los últimos años.
A partir de este momento, el Barça tendrá que afrontar una situación bastante complicada. Estas elecciones se vendieron como las más importantes de la historia del club por esta razón. Ahora tienen que demostrar que no solo fueron lo que hicieron en el pasado, sino que pueden sacar del atolladero al club al que se han hartado de decir que aman. Es un momento trascendental para la entidad y de su gestión dependerá que su posición histórica no esté en riesgo.
La crisis económica
No da buenas sensaciones al aficionado culé que la etapa de Laporta haya comenzado con la inestabilidad provocada por la renuncia de su vicepresidente económico y las dificultades que ha tenido para conseguir el aval. Jaume Grau se marchó a apenas unos días de esta toma de posesión, poniendo en riesgo que se pudiera producir y dejando la sensación de que la maniobra que tendrá que hacer la vicepresidencia económica será más complicada de lo esperado.
Aún así, el plan sigue siendo el planteado de inicio con la reestructuración de la gran deuda que tiene el equipo, abrir nuevas fuentes de explotación a raíz de las diferentes marcas que tiene el club y no ocultó que podrían llegar nuevos inversores. Los más de 1.000 millones de euros de deuda que tiene la entidad azulgrana, sumado a los problemas que tuvo en enero para cumplir con el primer pago de los salarios de la plantilla, amenazan a esta nueva era para cumplir con las intenciones que mostraron durante la campaña.
El reto deportivo
Aunque van vinculados los problemas de inversión y de fútbol, el segundo tiene una vía de solución más sencilla y es que la pelota entre en la portería más veces. Primero tendrán que determinar si la apuesta por Ronald Koeman se mantiene, si se cierra la llegada de Jordi Cruyff y empezar a desarrollar la apuesta por La Masía. Con la temporada abierta y dos títulos aún en liza, seguramente haya pocos movimientos de este tipo hasta verano.
Es evidente que habrá que volver a reestructurar la plantilla y seguir dando galones a los jóvenes que están destacando esta temporada, pero la 'Era Laporta' quedará marcada por la gestión de la renovación de Leo Messi. Este movimiento sí que se tiene que producir durante la temporada y Laporta ha asegurado durante toda la campaña que le escuchará. Después del gesto de acudir a votar y de estar presente en la investidura, todo parece que se decidirá en una reunión cara a cara.
Además, el club necesita recuperar la posición que consiguió en Europa durante estas primeras dos décadas del siglo XXI. Aunque está claro que se verá influido por lo que suceda con Messi, no se pueden permitir más humillaciones como las de la Roma, el Liverpool, el Bayern o el PSG. Además, es importante que el estilo de juego del que presume el club desde la etapa de Cruyff no se vea modificado, ya que también es una seña de identidad de la entidad.
Imagen social
El 'Barçagate', la implicación política, la gestión de La Masía... el equipo azulgrana ha minado su reputación en los últimos años. Recuperar las señas de identidad del club, acabar con todas las polémicas que salpican al club y dirimir las responsabilidades de la gestión nefasta de la antigua época serán pasos importantes para poner otra vez al club a la altura que se le estima. Laporta tendrá el reto de que el club vuelva a ser respetado y querido en todo el mundo.
Las secciones
La crisis económica ha afectado de una manera directa a las secciones del club. Mientras la del baloncesto ha hecho una inversión nunca antes vista en Europa, el resto tendrá problemas para mantenerse a flote. Es una de las señas de identidad del club y está en serio peligro. En los últimos años han dado pérdidas por más de 40 millones de euros. Este gran agujero necesita un plan específico que Laporta no ha mencionado en ningún momento.
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