Un 23 de diciembre de 2011 se tomó la mejor decisión de la historia reciente del Atlético de Madrid: incorporar a Diego Pablo Simeone (Buenos Aires, 1970) como entrenador del primer equipo. Diez años después su trascendencia en el club del Manzanares queda fuera de toda duda. Dudas que, sin embargo, siempre han circulado a su alrededor y lo vuelven a hacer esta temporada.
Una década del Cholo. Se dice pronto. En diez años pueden pasar muchas cosas como siete cambios en el banquillo del Real Madrid o el paso de tres figuras (y una Comisión Gestora) por la presidencia del FC Barcelona. En el Atlético, como si el tiempo no hubiera pasado, se ha mantenido la presencia del que desde hace tiempo se puede decir que es el entrenador más trascendental en los 118 años del club rojiblanco.
Llegó al Atleti como sustituto de un Gregorio Manzano al que se le rescindió el contrato. Cogió las riendas del equipo a mitad de temporada y en una época en la que el club colchonero venía de ser noveno y séptimo en Liga en los dos años anteriores. Antes había hecho carrera en los banquillos de Argentina (Racing de Avellaneda, Estudiantes de La Plata, River Plate y San Lorenzo) y probó unos meses en Europa salvando al Catania italiano del descenso.
Los caminos de Simeone y el Atleti se tenían que volver a unir. Fue jugador de su primer equipo durante dos etapas (1994-1997 y 2003-2005), siendo parte de la plantilla del doblete (Liga y Copa) en 1996. Ídolo de la afición rojiblanca, no pudo decir que 'no' cuando recibió la llamada del club en 2011. Aunque, de primeras, dudó al suponer eso su final en los banquillos de Argentina y alejarse un tiempo de sus tres hijos mayores, que se quedaron en su país junto a su madre, Carolina Baldini, de la que se separó en 2010.
Simeone aceptó el reto y en su primer año logró salvar los muebles en Liga, quedando quinto, y lo más importante ganó la Europa League. Fue el primer título de los ocho que ha conquistado en total en su etapa en el banquillo del Atleti. Nunca antes el club había tenido tantos éxitos a nivel de títulos en un cupo de diez años, lo que refleja la categoría del legado que algún día dejara el Cholo a su marcha.
Creador de una identidad, la del 'partido a partido' que hoy es lema de la institución. Con ella y con un estilo de juego basado en la fortaleza defensiva consiguió lo inimagible, que era romper una racha de 14 años sin ganar en un derbi al Real Madrid (y en una final de Copa del Rey) y un año más tarde ganar La Liga, que no se conquistaba desde la vez del doblete.
Entre 2014 y 2016 también llevó al equipo hasta dos finales de la Champions League, pero el destino, cruel hasta niveles elevados, le enfrentó en ambas ocasiones al eterno rival y se repitió el mismo resultado: derrota en Lisboa y derrota en Milán. Una con un gol en el 93' y otra en los penaltis. Con la segunda se pudo acabar todo, pero para la suerte atlética empezó la reconversión de Simeone y del ADN que había instaurado durante cuatro años y medio en el equipo.
El camino desde 2016 no ha sido tan recto como lo fue en un principio. Ha habido curvas más y menos vertiginosas. La más crítica, seguramente, fue cuando en 2017 el modesto Qarabag, club de Azerbaiyán, le eliminó de la Champions en la fase de grupos. Aquello fue un punto de inflexión, para bien, en el equipo y se acabó conquistando la Europa League en Marsella para dar un salto adelante en los años venideros.
Diez años es mucho tiempo y, en el caso del fútbol, da para uno o varios cambios de ciclo. En la plantilla del Atleti no ha sido diferente, despidiéndose varios iconos como Diego Godín, Gabi, Miranda, Arda Turan o Diego Costa para dar paso a otros como Jan Oblak, José María Giménez, Yannick Carrasco o Antoine Griezmann. El único que estaba cuando llegó Simeone y se mantiene es Koke, entonces novato y ahora capitán. Ni siquiera Saúl Ñíguez, otro niño que creció bajo el brazo del Cholo, aguantó al desgaste de los años y se fue este verano cedido al Chelsea.
Con Simeone es difícil entender las subidas y bajadas. Curioso que después de uno de sus mejores momentos, levantar en la temporada 2020/2021 su segunda Liga, otra vez en la última jornada, venga el peor en toda una década. No se comprende la crisis del equipo rojiblanco en la presente campaña y, menos aún, teniendo en su mano el proyecto más ambicioso de los que haya tenido.
Clasificado in extremis a octavos de la Champions y a 17 puntos del líder en Liga, donde el dolor es doble por ver al eterno rival ahí arriba. El mejor reflejo de la situación es que el Atleti haya llegado a perder cuatro partidos seguidos en la competición doméstica (Mallorca, Real Madrid, Sevilla y Granada), lo nunca visto en la 'era Simeone'. La forma más amarga de celebrar diez años en el banquillo indio.
Nunca deja de creer
Una de las frases que más se recuerdan de todos estos años de Simeone es: "A algunos les molesta que estemos vivos". Ese es para muchos el gran triunfo del técnico argentino al mando del Atlético. Cambió el rumbo del club y lo llevó a cotas que nadie podía imaginarse a principios de la pasada década. Está en crisis, sí, pero la experiencia en su caso siempre hace referencia a otra consigna de la comuna atlética: "Nunca dejes de creer".
Diez años después, el Cholo, con contrato hasta 2024, no se ha movido de su asiento y no lo hará hasta que él quiera. ¿Cuándo decidirá poner punto y final? Es imprevisible. Lo lleva repitiendo toda una década: partido a partido.
Simeone, en cifras
551 partidos. Simeone va a la caza de Luis Aragonés (612) como el que más partidos ha dirigido del primer equipo rojiblanco.
327 victorias. Sí superó a Luis (308) como el entrenador del Atlético con más victorias.
18 años. Los que cumplirá en 2024, fecha en la que vence en su contrato, en el Atlético entre su etapa de jugador y de entrenador.
8 títulos. Dos Ligas, dos Europa League, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España.
2 finales de Champions. Pese a las derrotas, el Atlético solo ha jugado tres veces en su historia la final de la máxima competición continental.
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