El balón no rueda este fin de semana en los campos de fútbol y fútbol sala de las Islas Baleares. ¿El culpable? La violencia contra los árbitros, tanto física como verbal. En las últimas semanas se han vivido varios episodios que han atentado contra el estamento. Esto provocó que el Comité regional impulsara una huelga que fue secundada por la Federación de Fútbol de las Islas Baleares. Una medida que visibiliza el problema que existe en el país con el trato hacia los colegiados en las categorías más humildes.

Los episodios del pasado fin de semana que se han saldado con un árbitro con rotura de tímpano tras ser agredido por un jugador, una batalla campal en las gradas de un campo o una amenaza de muerte a través de Instagram, entre otros, han colmado la paciencia del estamento arbitral. Los problemas se generan en las gradas y la territorial tiene limitado su margen de maniobra. Apuntan a las instituciones, que en la mayoría de los casos son los gestores de las instalaciones, para articular medidas que pongan freno a la violencia tanto verbal como física.

La FFIB ha aplazado la jornada de este fin de semana no solo en las categorías que han sido solicitadas por el colectivo arbitral, que son la Tercera y la Regional Preferente, sino todas y cada una de las categorías sin excepción que sean dependientes y delegadas de esta Federación. La razón, como confiesan fuentes del estamento a EL ESPAÑOL, es la preocupación con estas agresiones que no son solo físicas, si no también verbales, que han tenido como foco los árbitros.

Todos apuntan a una razón principal: el alcohol. Está prohibida la venta de este tipo de bebidas en los recintos deportivos por ley, pero desde la Federación se cree que no se está aplicando esta medida. La territorial que preside Miquel Bestard insta a la Direcció General d'Esports a que proceda a la convocatoria inmediata de la Comisión Antiviolencia y en sintonía con los colegiados urge a que se cumpla la prohibición. Mientras tanto, hacen ruido no jugando.

Agresiones

Uno de los episodios más graves tuvo lugar el pasado domingo en el encuentro de Tercera Regional que enfrentó al Xilvar B y al Son Ferrer y que se saldó con el árbitro en el hospital con una rotura de tímpano después de ser agredido por uno de los jugadores.  Joan Miquel Reus recibió un puñetazo que le harán tener que pasar por quirófano en los próximos meses. 

"Pensé si merece la pena esto o lo tengo que dejar ya porque es una mierda que te hagan esto. Luego lo pensé fríamente y no. Esto te pasa una vez en la vida, te toca una persona así y es lo que hay, pero esto no me va a tirar para atrás", declaraba Reus sobre lo que le pasó por la cabeza tras sufrir la agresión. La Federación Española de Fútbol y el Comité Técnico de Árbitros han apoyado esta huelga y también se muestran preocupados con estas situaciones.

La violencia también está al rojo vivo en las gradas y ese fin de semana se produjo una batalla campal en el partido que enfrentó al Atlético Peguera y al Sporting Son Ferrer. El gol de la victoria local (2-1) en el último minuto y la posterior celebración desembocó en una trifulca entre jugadores y asistentes con múltiples implicados y un accidentado final de partido.

También el partido de Tercera División entre el San Rafael y el Portmany estuvo parado durante más de diez minutos después de que se lanzaran de forma continuada objetos a uno de los árbitros asistentes.

La violencia, además de física y verbal en las gradas y terrenos de juego, también se extiende a las redes sociales. Un colegiado ha presentado una denuncia tras ser amenazado de muerte tras su arbitraje a través un mensaje directo en su cuenta de Instagram. "Qué malo eres, como vuelvas a Algaida no sales vivo", fue el mensaje que un usuario con identidad oculta mandó al árbitro, que acudió a la Policía Nacional para poner su caso en conocimiento de las autoridades competentes.

El problema del alcohol

Esta semana se han reunido las partes para presentar el problema. El presidente Miquel Bestard escuchó la inquietud de los colegiados, les mostó su apoyo y manifestó su deseo de poner punto final a esta situación, con las dificultades que entraña hacerlo cuando se trata de aficionados desde la grada. "Queremos parar esta dinámica, es nuestro deseo y trabajamos para que esto sea así. Es difícil, pero nos enfocamos en ello. Por nuestra parte aplicaremos el reglamento a rajatabla", indicó.

Bestard, según han confirmado a EL ESPAÑOL, va a mantener también de forma urgente una reunión con los alcaldes de la Isla con el fin de tratar de atajar la venta de alcohol en los campos de fútbol que, mayoritariamente, son de titulación municipal. Este ha sido uno de los aspectos que es importante para tratar de evitar que la tensión y nerviosismo en la grada aumente con el consumo de bebidas alcohólicas.

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