El 4 de julio es una fecha especial en Nápoles. Diego Armando Maradona aterrizó tal día de 1984 en la ciudad italiana donde elevó su leyenda hasta el cielo. 37 años después, en 2021, se escribió otro capítulo de la historia cuando el mismo día Diego Armando Maradona Sinagra (Nápoles, 1986), hijo de 'El Pelusa', fue nombrado entrenador del Napoli United.
'Dieguito', como se le conocía con cariño con su padre en vida, es ahora Diego y tiene 35 años. Hablar con él lleva la conciencia de uno a pensar que lo está haciendo con el mismísimo Pibe de Oro. En su voz, en su forma de expresarse, hay una reminiscencia del mito del fútbol. Físicamente son cada vez más parecidos. Son padre e hijo, al fin y al cabo. Lo que más les diferenciaba y separaba es que uno es icono de Boca Juniors y el otro hincha de River Plate.
Pero si hay una pasión que les unía más que el fútbol en sí, era el Nápoles (SSC Napoli). Fan acérrimo de los azzurri, este jueves no perderá ojo a lo que ocurra en el estadio que desde diciembre de 2020 toma el nombre de su padre y que antes se conocía como San Paolo. La visita del Barça, en la vuelta de la eliminatoria de Europa League, hará del encuentro un homenaje a la memoria de un talento que tan grandes recuerdos dejó con ambas camisetas. El 1-1 de la ida lo deja abierto, pero Diego tiene claro con quién va.
Antes del esperado partido ha charlado con EL ESPAÑOL. Ha pasado más de un año desde que perdió a su padre, pero su recuerdo persiste muy fuerte en él. Igual de vivo que está el cariño que toda la ciudad de Nápoles, en la que nació Diego Jr. en 1986, guarda al mayor de los fenómenos que hayan pasado por allí.
Un rato de conversación con Diego basta para percatarse de que con él no van los focos. Es un chico napolitano, padre de familia, que cuando habla del Nápoles lo hace en primera persona del plural porque lo siente suyo. De su padre, tras mucho tiempo sin hablarse, disfrutó una relación estrecha y cercana durante sus últimos cinco años de vida. El Pibe se fue y en lo terrenal dejó un calco al sur de Italia.
¿Verá el partido desde el campo?
No, voy a estar en casa. Lo veo aquí tranquilo porque, si te digo la verdad, no encontré entradas. Quise comprarlas, pero ya no había. Me moví muy tarde -risas-.
Siempre voy. A todos los partidos. No fui porque no encontré entradas, pero sí. Voy casi siempre. Fui ahora contra el Inter, iré a la próxima con el Milan...
¿En un día así no invitan al hijo de Maradona?
No, no. No me invitaron. Si lo hicieran, claro que iría -risas-. Pero hasta ahora, nada.
Respecto a la eliminatoria, ¿qué conclusiones saca del partido de ida y qué espera para la vuelta?
La conclusión es que Xavi es un gran entrenador. El Barcelona tiene un gran equipo. Cuando me dicen que el Barça va para atrás, a mí me hace reir. Tiene un equipazo. Es verdad que no tiene a Messi y esto pesa mucho, pero me impresionó en el Camp Nou. Y el Nápoles tiene un gran entrenador, Spalleti, y un gran equipo.
El Nápoles del primer tiempo tiene muchísimas chances de pasar a la próxima ronda. El Nápoles del segundo tiempo no tiene chances. Será importante, bajo el punto de vista del Nápoles, tener la pelota el máximo tiempo posible y no tener miedo de jugar porque el primer tiempo en Barcelona, de verdad, lo hicimos muy bien. Y aprovechar de los errores atrás, si los hay. Este es el partido del Nápoles, con mucha paciencia.
El sentimiento en la ciudad es de que hay opciones de pasar.
Y no solo en la ciudad. Un hincha del Barça que vio el partido de ida sabe que aquí puede pasar de todo. El Nápoles es un equipo importante hoy en día. Está peleando el campeonato, tiene jugadores importantes... Es un partido complicado y, por supuesto, el Barcelona tiene chances de pasar, pero los tiene el Nápoles también.
Mirando a cómo terminó el partido de la semana pasada, estamos en un 50-50. Hoy en día, estar en 50-50 con el Barcelona es muchísimo. Hace tres años, jugamos en la Champions y estaba 80-20. Pero esto no ha cambiado tanto porque el Barcelona bajó sino porque el Nápoles subió el nivel.
Más de lo que se juegan los dos equipos, el partido es especial por lo que significó su padre en ambos. Un homenaje soñado a todo lo que representó.
Fueron dos clubes muy importante en la trayectoria de mi viejo. Obviamente, el Nápoles significó mucho más porque estuvo siete años, ganó campeonatos, ganó trofeos internacionales... Pero los dos fueron importantes. El Barcelona lo compró de Boca y le abrió las puertas del fútbol europeo. Es muy lindo que se vaya a jugar un partido así en el que estadio que tiene el nombre suyo.
Mi viejo vería el partido en el sofá, mirando emocionado
Con la eliminatoria abierta, jugándose la vuelta en Nápoles, ¿cómo cree que habría vivido su padre este partido?
Estos eran los partidos que le gustaba jugar a él. Los partidos que le gustaba ganar -risas-. Yo estoy convencido de que, obviamente, iría con el Nápoles. Era hincha del Nápoles, en realidad. Seguramente, hubiese estado en el sofá, mirando el partido emocionado. De esto no tengo dudas.
La balanza caería claramente del lado del Nápoles...
Es normal que la balanza estuviera del lado del Nápoles porque ganó y le dieron mucho amor acá. En Barcelona no tuvo mucha suerte por la lesión, porque se peleó con el presidente y pasaron muchas cosas. Pero acá, lo que vieron de mi viejo fue al mejor Maradona de la historia.
Sabiendo lo hincha del Nápoles que es y escuchando lo que me cuenta de su padre, el fútbol y el club azzurro tenían que ser dos fuertes vínculos en su relación.
Nos unía mucho, tanto el amor por el Nápoles como por el fútbol. Hablaba muchísimo de fútbol con él, gracias a Dios. Pude compartir cosas maravillosas.
¿Qué recuerdo le quedó de su etapa en el Barcelona?
Me habló siempre de un gran equipo, de que tenían un equipazo. Que él dentro de la cancha se encontró bien. Tuvo muchas dificultades al principio porque, imagínate, se vino muy joven, a los 21, cambió continente, fuera de la cancha tuvo algunos problemas de adaptación... Pero nunca me habló mal.
Es normal que lo de Nápoles fuera distinto, siempre lo decía. Fue distinto a todos los lugares en los que estuvo. Pero a mí me da mucho orgullo que mi viejo haya jugado en un equipo tan grande como el Barcelona.
El amor que le dieron a mi viejo en Nápoles no se lo dieron en ningún otro lado del mundo
El recuerdo hacia él sigue estando muy presente en la ciudad de Nápoles, ¿no?
Sí, sí. Mi viejo tuvo una gran relación con la ciudad y la gente de Nápoles. La gente de Nápoles lo amó. Creo que el amor que le dieron acá no se lo dieron en ningún lado en el mundo. Él lo sabía.
Y ¿cómo es su relación con la ciudad como un Maradona? La gente le reconoce, le para, le habla de su padre...
Por supuesto, la gente me para, me habla... Cada uno tiene un cuento sobre él, ¿viste? Mi relación es hermosa con la ciudad y la gente. Estoy orgulloso. Es maravilloso para mí ser napolitano. Yo no soy italiano, yo soy napolitano que es distinto.
En el fútbol ocurre lo mismo con los fans del Nápoles. Nada que ver cuando hay que apoyar al equipo que cuando toda hacerlo con la selección de Italia, ¿no?
Sin ninguna duda. Acá somos hinchas del Nápoles. El verdadero napolitano es hincha del Nápoles, olvidate -risas-. Después hay napolitanos 'truchos' que hinchan por otros equipos, pero son 'truchos'.
¿El hincha napolitano es muy parecido al hincha argentino?
Somos muy parecidos a los argentinos. Yo soy 50-50 -risas-.
En eso quizás influyó que su padre pasara por la ciudad...
Sí, también. Obviamente, fueron siete años inolvidables para la gente de acá. El hincha del Nápoles es hincha del Nápoles siempre. Siempre tuvimos un gran amor por el club.
Tengo la sensación de que disfrutó mucho de su padre durante sus últimos años de vida.
Sí, sí, Fue una relación lindísima. Hablaba mucho con él y él se preocupaba por sus nietos, por su señora y por mí. Tenía una muy buena relación, la disfruté mucho y me quedó el recuerdo de esta relación hermosa que guardé con él.
Conocí una persona totalmente distinta, un ser que quería mucho a toda su familia
Todo seguidor del fútbol tiene una idea clara sobre Maradona, de su fútbol y cómo era fuera de las canchas. En su caso, por encima de todo estaba que era su padre. ¿Cómo era él en esa faceta más íntima?
Conmigo fue maravilloso. Desde el primer día que volvimos a hablar después de muchos años hasta que se fue, fue maravilloso. Siempre estuvo para mí, fue muy cariñoso con nosotros, en nuestra intimidad familiar. Conocí una persona totalmente distinta, un ser que quería mucho a toda su familia. Para mí fue muy lindo.
Es esa la cara que, quizás, quedó oculta bajo lo que fue como futbolista y tras su retirada. Debajo de la figura más mediática que haya habido.
Fue, es y será el número 1 en todo. Bajo todos los puntos de vista.
El 4 de julio es una fecha especial que el Napoli United y usted eligieron para anunciar su fichaje como entrenador del equipo. Dirigir en su ciudad, en la que su padre se hizo leyenda, ¿cómo es?
Mira, muy tranquilo. El trabajo que tengo que hacer no cambia -risas-. Los partidos se ganan, se pierden, se empatan... Igual es muy lindo. Soy parte de un equipo que está haciendo las cosas bien, que tiene una función social también y estoy orgulloso de lo que están haciendo los muchachos. Estoy orgulloso de ellos por su entrega en todos los entrenamientos y en los partidos. Ojalá esto sea mi futuro.
Es su primera experiencia como entrenador. ¿Qué tal se siente en ese nuevo rol?
Estoy contento de estar dentro de una cancha. Me gusta mucho y tengo mucha pasión por dirigir, estar ahí, por este nuevo desafío de mi vida. Luego nuestro trabajo depende de los resultados, pero me parece que en este primer año, hasta hoy, estamos cumpliendo los objetivos y conformes con lo que estamos haciendo. Después terminamos el campeonato y se tiene que ver cómo van las cosas.
Su padre también fue entrenador. ¿Habló con él de seguir sus pasos? ¿Se ve semejanzas con él en su forma de dirigir un equipo?
Hablé muchas veces con él. Obviamente, tuvimos muchos charlas sobre eso, sobre gestionar los jugadores, sobre la relación que uno debe tener con el vestuario, el cuerpo técnico o el club... Compartió pensamientos sobre cómo jugar ahí dentro de una cancha, pero eso son cosas que me guardo.
Pocos maestros puede tener uno en el fútbol como él.
Nadie, no pocos. Absolutamente nadie -risas-.
Mi sueño más grande es dirigir al Nápoles algún día
Fue futbolista profesional, jugando en categorías inferiores de la selección italiana, luego se pasó al fútbol playa y ahora es entrenador. ¿Qué le gustaría que le deparara el futuro en su carrera profesional y en su vida en general?
Mi vida está en las manos de Dios. Voy a estar conforme con lo que me va a dar porque significa que es lo que quiere Él. Luego el sueño más grande es dirigir al Nápoles algún día, pero falta mucho tiempo. Tengo que hacer mucha experiencia.
Sería muy especial ver a un Maradona dirigir el Nápoles...
Un sueño, obviamente. Ojalá que llegue.
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