Cuando Rusia invadió Ucrania, en el fútbol se puso el foco en los cuatro principales clubes de propiedad rusa fuera de sus fronteras: Chelsea, Mónaco, Vitesse y Everton. Los blues dejarán de pertenecer al magnate Roman Abramovich, que ya ha puesto en venta el club, y los de Liverpool han suspendido todos sus patrocinios con sus socios rusos incluyendo a USM, de Alisher Usmanov, cuyos activos han sido congelados por la UE.
Con el Vitesse en un segundo plano, el magnate Dmitri Rybolovlev es el principal multimillonario ruso que aguanta en pie en plena persecución a los rostros vinculados a Vladimir Putin. El dueño del AS Mónaco fue señalado por las autoridades estadounidenses como uno de los oligarcas rusos cercanos a su presidente, pero en Francia se aclaró rápidamente que la próximidad de Rybolovlev al mandatario no es tal.
Segun su entorno, no ha estado en Rusia "durante varios años". Confirmado está que así ha sido desde el comienzo de la pandemia. Rybolovlev abandonó oficialmente su país en 2010 tras vender su participación mayoritaria en la empresa Uralkali a personas cercanas al presidente Putin. Se dice que se vio obligado a dar dicho paso.
Tras esto hizo su base en Mónaco, aunque sus hijos y su exesposa ya vivían en Suiza desde mediados de los 90. Igualmente, sus padres también vivían ya en Europa occidental. La actividad empresarial de Rybolovlev se centra en Chipre, donde registró en 2011 la empresa que gestiona sus intereses comerciales, Rigmora Holdings, en Suiza, en Grecia y sobre todo en Mónaco.
Fortuna y líos
La presencia de Dmitri Rybolovlev en la gerencia del club no debería estar comprometida. El propietario del Mónaco, quien delegó en 2019 la administración de la entidad a otro ruso, Oleg Petrov, figura en el puesto 391 de la lista de personas más ricas del mundo de la vista Forbes.
Coleccionista de arte y protagonista de un carísimo divorcio en 2015, Rybolovlev ha estado implicado en rocambolescos problemas judiciales, primero en un caso que le opone al marchante de arte suizo Yves Bouvier y luego imputado por corrupción en 2018 por sus estrechas relaciones con las autoridades judiciales del Principado.
El famoso club del glamuroso Principado está en sus manos desde 2011. Asumió el cargo cuando el Mónaco estaba luchando en la Segunda División francesa, pero su inversión revivió rápidamente su fortuna. Tal fue la mejoría del equipo que llegó a ganar la Ligue-1 en 2017 y llegó a alcanzar las semis de la Champions League ese año. La plantilla entonces era liderada por un recién aparecido Kylian Mbappé, acompañado de otros talentos como Bernardo Silva o Bakayoko.
Posee dos aviones privados y vuela alrededor del mundo por negocios y por placer. Su última aparición pública se produjo el 23 de febrero en la isla caribeña de Antigua, donde su barco, un superyate de peso ligero llamado Skorpios, ganó la carrera Royal Ocean Racing Club Caribbean 600 en la categoría de monocascos.
Otro ruso en el basket
También en el minúsculo Mónaco, el club de baloncesto, uno de los punteros de la liga francesa, está desde finales de enero en manos de Aleksej Fedoricsev, un empresario de origen ruso aunque con pasaporte monegasco y húngaro.
Fedorocsev reemplazó a Sergey Dyadechko, un hombre de negocios ucraniano que llevó al equipo a la élite y se mantiene como accionista minoritario y vicepresidente de las operaciones deportivas. Fedorocsev maneja la empresa, Fedcom, que solía patrocinar al club de fútbol, y en 2002 intentó sin éxito convertirse en accionista mayoritario. Él tampoco ha sido objeto de sanciones por parte de la Unión Europea.
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