La organización Human Rights Watch ha denunciado ante la Premier League el doble rasero de la competición británica para gestionar la compra de sus clubes por parte de terceros. El ente ha puesto sobre la mesa las presiones a Roman Abramovich para que abandonara el Chelsea frente al visto bueno a Arabia Saudí para su adquisición del Newcastle.
"La Premier League inglesa debería adoptar e implementar inmediatamente políticas de derechos humanos que prohíban a gobiernos implicados en graves abusos de los derechos humanos obtener acciones de clubes de su liga para blanquear su reputación", han indicado desde HRW en un comunicado oficial.
La nota también critica que "con otro consorcio con vínculos con el Gobierno saudí intentando comprar el Chelsea, la Premier League debería actuar rápidamente para proteger a la liga y a sus clubes de ser una opción rápida para que dictadores y cleptócratas blanqueen sus reputaciones".
El comunicado llega en un momento en el que el Chelsea busca nuevo propietario tras la salida de Roman Abramovich. El oligarca ruso anunció el pasado 2 de marzo que, como consecuencia de las sanciones impuestas por Reino Unido a aquellos multimillonarios rusos con vínculos con Vladimir Putin, se vio en la necesidad de poner en venta el conjunto de Londres.
Por delante queda la carrera por ver quién se hace con el control del Chelsea. Y siempre contando con que el gobierno británico en un primer lugar, y la misma Premier League posteriormente, deberán dar el visto bueno a la operación. Unos movimientos que HRW pide que se sigan analizando. La organización, además, ha reclamado que se extiendan esas condenas a otros propietarios.
Nuevo propietario del Newcastle
La salida de Roman Abramovich por su respaldo a Putin y Rusia contrasta con la compra por parte de un fondo saudí del Newcastle. Con el príncipe heredero Bin Salman de fondo, la Premier League aceptó la llegada de un consorcio a los mandos del club de las urracas.
A pesar de que Bin Salman no figuraba en ningún documento, su poder en Arabia Saudí es evidente que le permitía controlar el Newcastle si así lo quería. Sin embargo, al no haber ningún documento legal, la Premier League aprobó la llegada del consorcio a la directiva. Además, incluyó un artículo donde se aseguraba que Bin Salman no tomaría ninguna decisión respecto a la entidad.
El visto bueno de la competición generó numerosas críticas. Desde HRW, hasta partidos políticos y diferentes asociaciones. Tampoco gustó la decisión entre algunos clubes, que temieron la creación de un nuevo club-Estado en una Premier que ya contaba con Manchester City y Chelsea.
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