Un miércoles se acostó por la noche en su cama y al jueves se levantó en mitad de una invasión. Jorge López (Logroño, 1978) es uno de los españoles a los que el ataque de Rusia le pilló en Ucrania. Ha pasado más de un mes de aquello y ahora, ya aquí, está haciendo una labor importante para que muchos jóvenes puedan salir de un territorio sitiado por las tropas de Vladímir Putin.
En los últimos días se le ha apodado como el nuevo (Oskar) Schindler -quien libró a 1200 judíos de la cámara de gas en la Alemania nazi-, pero Jorge López no quiere ser el protagonista de esta historia. Lo son los 22 jóvenes ucranianos que, de momento, ha conseguido traer a España y dar asilo en lugares donde puedan seguir practicando el fútbol ya que vienen de la academia del club FC Kryvbas.
Jorge López es un exfutbolista profesional con recorrido, sobre todo, durante los 2000. Su pasado atrajo al Krybas, que buscaba un director de cantera español. Tras varias reuniones, decidió coger las maletas y emprender la aventura con un contrato de tres años. Ni se podía imaginar que poco más de un mes después de su llegada a Krivói Rog iba a tener que huir de la guerra.
Al llegar a Madrid, tras pasar por una odisea para salir de Ucrania como casi todos los que lo hicieron, fue recibido por Luis Rubiales. Pasaron pocos días hasta que se puso manos a la obra con su misión solidaria que explica a EL ESPAÑOL. ¿Cómo consiguió traer a más de dos decenas de chicos ucranianos y colocarlos en varios clubes y una escuela de fútbol?
"A la mayoría de los 22 les pilla la invasión en una pretemporada que estaban haciendo a 20 kilómetros de Hungría. El club los deja ahí porque es la zona más segura, donde van todos los que no están saliendo de Ucrania, y me pide ayuda para intentar sacarlos. No pueden volver con sus familias, porque es un riesgo, y las mismas familias piden que de alguna manera puedan salir a salvo", relata el inicio de su cometido.
Los que piden ayuda para salir de Ucrania son sub19, lo que en España viene a ser la categoría juvenil. Para traerlos se sirvió de ayuda de un club de esquí de Sierra Nevada, que había recibido una llamada de auxilio de 51 esquiadores ucranianos: "Me contactan porque necesitaban un traductor y el mío estaba allí en el hotel del equipo. Les ayuda con la gestión y en los dos autobuses que mandan la Federación de esquí y la Junta de Andalucía metemos también a los 22 chicos".
Cuando llegan a España, comienza el trabajo para encontrar acomodo a cada uno de ellos. Vienen solos, sin sus familias, y son las facilidades de las autoridades ante una situación tan excepcional las que permiten que su estancia sea legal de forma sencilla: con el pasaporte y una autorización de los padres.
Siete puntos de entrega
Los 18 años de Jorge López como futbolista profesional abrieron las puertas, a base de contactos y relaciones, a los chicos en diferentes clubes españoles. En el Valencia CF, donde fue jugador y luego secretario técnico, pudo dejar a unos y a otros en el Levante UD, por cercanía. Dos de los chicos viajaron directamente a Granada, donde les recogió el Cádiz CF, club en el que Jorge se retiró en 2014. Al resto los fue repartiendo él mismo en coche por toda España.
Pamplona, León, Valladolid y Huesca fueron las paradas. Osasuna, Cultural Leonesa, Real Valladolid y la Escuela de Fútbol Huesca, los que dieron cobijo a los chicos. "Sigo llamando a clubes. Ya es más difícil porque ellos ya reciben muchos ofrecimientos de otros equipos ucranianos por lo mismo. Quieren ayudar. Algunos tienen residencia, otros no... No es fácil gestionarlo, pero la predisposición es máxima", recalca sobre el rol de los clubes en esta situación.
Se quedarán hasta que acabe el conflicto. No sabemos ni cuándo y cómo será ni la situación de sus familias entonces
Vienen a España sin fecha para el billete de vuelta: "Hasta que termine el conflicto...", lamenta Jorge. Y añade: "No sabemos cuándo va a acabar, cómo va a acabar y no sabemos tampoco, aunque sea fuerte decirlo, la situación de sus familias cuando acabe el conflicto. Hay mucha gente muriendo".
Los chicos no hablan español y alguno apenas inglés, pero "se están adaptando muy bien". Dentro de la terrible situación que les ha traído hasta aquí, todos ellos están pudiendo disfrutar de la experiencia de seguir jugando al fútbol -cosa que no pueden hacer en su país- y hacerlo en clubes españoles.
El contacto es diario con sus allegados que están en Ucrania: "Hablan con sus padres y siguen conectados con sus familias en todo momento a través de los móviles. En Krivói Rog, dentro de lo complicado del momento, se puede hablar con ellos. También están con mucho estrés: suena la sirena, bajan a los cobertizos... pero se puede mantener la comunicación".
El trabajo de Jorge López no ha acabado con estos 22 chicos. Reconoce que tiene entre 30 y 35 más que piden venir a España, ahora incluyendo también a jugadores de categoría infantil y cadete. Espera que más clubes se vayan sumando a la misión y, al menos, la academia del FC Kryvbas, de la que es responsable, se salve del horror de la guerra.
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