Los aficionados del Rayo Vallecano protestan contra los horarios de los partidos.

Los aficionados del Rayo Vallecano protestan contra los horarios de los partidos. EFE

Fútbol

Cuando la televisión se apodera del fútbol: un deporte secuestrado y unos aficionados en guerra

Las últimas decisiones de los operadores televisivos siguen generando controversia y malestar entre los clubes y los hinchas.

28 agosto, 2024 09:00

Hace tiempo que el deporte vendió su alma por dinero. Las competiciones y los grandes organismos han ido sucumbiendo en los últimos años a la búsqueda de un rédito económico cada vez mayor y ahí la televisión se ha convertido en el principal aliado pero a la vez en el gran enemigo.

En el caso del fútbol, esta contradictoria relación es si cabe mucho más exagerada. El deporte rey mueve cantidades ingentes de dinero y lo que están dispuestos a pagar algunos operadores por tener los derechos de los mejores torneos del mundo pone los ojos en blanco a los dirigentes.

Por eso, el fútbol se ha ido plegando cada vez más a los intereses de la televisión. Tanto, que los clubes han dejado de ser dueños de decisiones importantes y cada jornada se ven resignados por ejemplo a aceptar los horarios que impone el operador de turno para sus partidos, sin importar las preferencias de sus aficionados.

Hace no mucho que las jornadas duraban los dos días naturales del fin de semana. Tradicionalmente, los campeonatos domésticos siempre se han disputado en sábado y en domingo, pero ahora es fácil encontrarse con semanas en las que en España hay Liga de lunes a domingo.

El último capítulo de la tormentosa relación con la televisión ha estallado en Francia. La segunda división gala está al borde del colapso por el nuevo capricho del tenedor de los derechos, un nuevo capítulo que no hace sino demostrar que en realidad el aficionado es el último eslabón de esta cadena en la que tan sólo imperan los intereses de unos pocos.

El fútbol francés, en guerra

Lo que sucede actualmente en Francia ha vuelto a poner de relieve el excesivo poder que tiene la televisión sobre el fútbol. En este caso, el nuevo experimento del operador televisivo ha sido con la Ligue 2, la segunda división de este país, y ha generado un rechazo prácticamente unánime tanto entre los aficionados como en los propios clubes.

El motivo de la discusión es claro. BeIN Sports ha decidido eliminar del fin de semana los partidos de la segunda división francesa y pasarlos a los viernes y a los lunes. Es decir, ha sacado al fútbol de su hábitat natural, el fin de semana, para ponerlos en días diferentes.

El ejemplo de esta segunda jornada de competición es esclarecedor. De los nueve partidos de esta fecha, un total de siete se disputaron el viernes. Tan sólo uno se jugó el sábado, mientras que el lunes se celebró el restante. Es decir, un único choque de los nueve de la jornada se jugó en fin de semana. 

Para esta tercera jornada el panorama va a seguir siendo casi igual de desolador. Los horarios ya están fijados y dicen que siete encuentros se van a celebrar el viernes, mientras que tan sólo dos tendrán lugar el sábado. 

Este nuevo escenario de la Ligue 2 pronto se encontró con el rechazo de las aficiones, y las manifestaciones de disconformidad no se han hecho esperar. Esta última jornada ha sido un fiel reflejo del hartazgo en el que viven los hinchas y del malestar con esta decisión de la televisión de quitar el fútbol de los fines de semana.

En los estadios se han visto protestas de todo tipo que incluso han llegado a interrumpir los partidos. En el encuentro entre el Red Star y el Ajaccio, que cerraba la segunda jornada, varios aficionados se dedicaron a señalar con un puntero láser a las cámaras de televisión, dejando así imágenes incómodas para los espectadores que seguían el choque por la pequeña pantalla.

En el estadio también se desplegaron algunas pancartas con mensajes en contra de la televisión. "Partidos entre semana, hacen daño a los ojos", "BeIN está matando el fútbol", en referencia al operador de televisión, o "el fútbol es el fin de semana" fueron otros lemas que se exhibieron en la grada.

Pero no sólo eso. A lo largo de los últimos días, algunos encuentros se vieron interrumpidos por el lanzamiento de pelotas de tenis al césped en señal de protesta, y hasta algunas unidades móviles de la televisión ha sufrido daños como sucedió en la previa del Lorient-Grenoble.

Incluso algunos clubes como el propio Lorient se han negado a retirar de sus estadios algunas pancartas dirigidas directamente al operador de televisión. Una muestra clara de que incluso los propios equipos están muy disconformes con el hecho de tener que jugar fuera del fin de semana.

El fútbol se pliega

Hace tiempo que el fútbol está a las órdenes de televisión. Las imposiciones de los operadores, que buscan siempre el máximo rédito económico consiguiendo más abonados a sus canales, han cambiado drásticamente el panorama con respecto a lo convencional en los últimos años. 

En España el ejemplo es muy claro. Hay jornadas que se entrelazan unas con otras, y partidos durante todos los días de la semana. Atrás quedaron aquellos fines de semana intensos, en los que un grueso de encuentros se congregaba a las cinco de la tarde de los domingos.

Ahora la televisión manda partidos habitualmente a los viernes y a los lunes. Y por si fuera poco, los que se disputan en el fin de semana en ocasiones se celebran a horas muy poco comunes y que dificultan el seguimiento por parte de los aficionados.

La grada de Vallecas, vacía de aficionados.

La grada de Vallecas, vacía de aficionados. EFE

Muchos clubes se han visto resignados a tener que jugar una mayoría de sus partidos durante la temporada en viernes o en lunes. Se sienten maltratados, y sus aficiones claman contra estos horarios casi imposibles de seguir para sacar partido al carné de abonado.

Las pancartas del estilo "no al fútbol los lunes" y los cánticos contra esta disgregación de los partidos han sido habituales en los últimos años en las gradas de muchos estadios, pero desde LaLiga se ha intentado atajar cualquier acto de protesta u ocultarla a través de la retransmisión televisiva.

Sin embargo, no es algo que atañe tan sólo al fútbol español, sino que todas las grandes ligas se encuentran en una situación similar. Incluso la todopoderosa Champions League, que parecía impermeable a este tipo de cuestiones, sucumbió a poner partidos a las siete de la tarde, lejos del horario habitual. Estos encuentros 'fantasma' hacen que la afluencia de público en muchos países sea notablemente inferior.

En definitiva, los aficionados y también los clubes, por mucho dinero que perciban de la televisión, son los grandes damnificados por el desmesurado poder que tiene la televisión en el fútbol. Una situación que no cambiará y que, incluso como ha pasado en Francia, irá cada vez a más.