La rápida venta del Chelsea le sigue dando problemas a Abramovich: tres años después sigue sin poder tomar el dinero
El magnate ruso soporta restricciones financieras y un exilio forzado, marcado por sanciones y la incertidumbre sobre su fortuna.
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Roman Abramovich, el magnate ruso conocido por su lujosa vida y sus controvertidos vínculos con el poder político en Rusia, sigue enfrentando los efectos de las sanciones internacionales impuestas tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022.
Aunque han pasado casi tres años desde que vendió el Chelsea FC por la astronómica cifra de 2.350 millones de libras esterlinas, el destino de ese dinero permanece congelado, y su acceso a él sigue siendo un asunto complicado.
Cuando las sanciones del Reino Unido y la Unión Europea golpearon a Abramovich en 2022, su vida cambió drásticamente. Antes de las restricciones, el empresario llevaba un estilo de vida internacional, con propiedades y yates que cruzaban el globo.
Hoy en día, Abramovich ha encontrado refugio en Turquía, donde lleva una vida de lujo, pero en circunstancias muy diferentes a las que disfrutaba en su apogeo, tal y cómo ha desvelado el diario británico Telegraph en un completo reportaje sobre su nueva vida. El magnate pasa sus días en mansiones a orillas del Bósforo y en yates atracados en puertos turcos.
El Eclipse, uno de sus yates más emblemáticos, valorado en 500 millones de libras, está atracado en Marmaris, un destino que contrasta con los glamurosos puertos de Cannes o Dubrovnik que solía frecuentar.
Según testigos citados por Telegraph, aunque la embarcación permanece vigilada y operativa, Abramovich no la ha visitado en los últimos meses, reflejando una vida más restringida de lo que aparenta.
Sin embargo, su exilio no ha sido del todo austero. Los relatos de chefs y trabajadores locales destacan su generosidad y su preferencia por la gastronomía turca, como el cordero y el kebab. En medio de estas historias de lujo, la realidad es que Abramovich ha perdido gran parte de su libertad de movimiento y acceso a sus activos en Occidente.
La venta del Chelsea
En marzo de 2022, apenas unos días después de la invasión rusa a Ucrania, Abramovich anunció la venta del Chelsea FC. Ante las sanciones inminentes, prometió que las ganancias de la venta serían destinadas a ayudar a las víctimas de la guerra.
Para mayo del mismo año, el club ya había cambiado de manos, siendo adquirido por un consorcio liderado por Todd Boehly por un monto récord de 2.350 millones de libras.
No obstante, el dinero obtenido por la venta fue inmediatamente congelado en una cuenta bancaria del Reino Unido, bajo estrictas condiciones impuestas por los gobiernos británico y de la Unión Europea.
La controversia radica en cómo deben utilizarse estos fondos. Mientras Abramovich y sus representantes propusieron crear una fundación independiente para apoyar a las víctimas del conflicto en Ucrania, las autoridades exigen que el dinero se use exclusivamente dentro de las fronteras ucranianas, temiendo que parte de los fondos pueda retornar a Rusia.
Hasta ahora, solo se ha liberado una pequeña cantidad de dinero para cubrir los costos legales de establecer la fundación. Las negociaciones para liberar los fondos avanzan a paso lento, con el nuevo gobierno del Reino Unido prometiendo intensificar los esfuerzos, aunque no hay señales claras de un acuerdo próximo.
Sanciones y aislamiento
Las sanciones no solo han congelado el dinero de la venta del Chelsea, sino que también han afectado significativamente la fortuna personal de Abramovich, estimada en 7.960 millones de libras, una reducción de más de 4.000 millones desde antes de la guerra.
Además, enfrenta restricciones sobre activos en Francia, como el Château de la Croë, y en Jersey, donde tiene congelados bienes por valor de 7.000 millones de libras. Su implicación en negociaciones relacionadas con el conflicto también lo ha puesto en situaciones delicadas.
Se dice que participó en conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania en 2022, incluso sufriendo un posible envenenamiento durante una reunión. Aunque sus aliados destacan su papel humanitario, sigue siendo visto con recelo por las autoridades occidentales, que lo consideran demasiado cercano a Vladímir Putin.
Un futuro incierto
En medio de este limbo financiero y político, Abramovich lleva una vida cada vez más aislada. Aunque sigue teniendo residencias y conexiones en Rusia, Israel y el Caribe, su lista de países seguros para viajar se ha reducido drásticamente.
Turquía se ha convertido en su principal refugio, gracias a su neutralidad en el conflicto y su postura amistosa hacia empresarios rusos sancionados. Sin embargo, este exilio dorado no parece suficiente para compensar las pérdidas que ha sufrido.
El empresario, que alguna vez fue celebrado como uno de los propietarios más exitosos de la Premier League, ahora enfrenta un futuro lleno de incertidumbre. Mientras los fondos de la venta del Chelsea permanecen congelados, Abramovich vive en un lujo que, aunque impresionante, no puede ocultar las restricciones y tensiones que lo rodean.