Cuatro Champions League, ocho Ligas, cuatro Copas del Rey, tres Supercopa de Europa, tres Mundial de Clubes, un oro olímpico, una final de un Mundial.... A Messi, lógicamente, no le vamos a descubrir en marzo de 2017. Con cinco balones de oro, seguramente cuando se retire se le pueda nombrar como el mejor jugador de la historia de fútbol.
Con todo lo ganado y todo lo demostrado, es muy difícil que a Leo Messi le faltara algo por hacer, especialmente con el Barcelona. Tiene algún borrón, como la temporada 13/14, pero prácticamente todo es excelente en sus casi 15 años en el primer equipo culé. Pero al argentino, de forma involuntaria, le ha surgido a estas alturas una tarea prácticamente imposible de la que solo puede salir bien: remontar al PSG. Si lo consigue, y él tiene relevancia en la remontada, estaremos ante la mayor hazaña de Messi y el Barcelona de siempre. Si no lo consigue, otros serán los señalados, Messi no.
El club catalán recibe este miércoles al PSG (20:45 horas) en el partido más difícil de toda la década. Desde que el Barça cambiara por completo a mediados de los 2000, pasando de ser un equipo destruido a un equipo campeón con Frank Rijkaard en el banquillo y la continuación, mejorada, de Guardiola y Luis Enrique, nunca ha tenido una situación tan complicada como la que afrenta en esta vuelta de octavos de Champions. El 4-0 de la ida obliga a más que un milagro, a una hazaña sin precedentes en la historia del Barcelona y a una remontada que solo los más 'locos' pueden pensar que llegue.
Desde la temporada 2006/07, es decir, hace diez años exactos, los azulgrana no caen en la ronda de octavos. Siempre, como mínimo, habían llegado a cuartos. Por eso la eliminación ante el PSG se podría considerar un fracaso. El Barcelona está hecho para ganar la Champions y no conseguirla podría ser una decepción y no un fracaso, pero caer en octavos, sí lo es. Minimizar tal descalabro solo se conseguiría con una buena noche este miércoles, ganando el partido, acercándose a la remontada.
Con la cabeza fría, pocos pueden dejar su dinero apostando que el Barcelona pasará. El PSG no es el Sporting de Gijón o el Celta de Vigo, a los que el Barça ganó con resultados que le podrían valer ante los franceses, y tampoco es el Milan de 2013, el Chelsea de 2000 o el Anderlecht de 1979, equipos ante los que el Barcelona obró las mayores remontadas que tiene en toda su historia europea. Ninguna fue un 4-0.
La única baza para el milagro es Messi. Y el argentino sabe que él es el único que puede hacer algo grande. Barcelona y Leo se necesitan, pero a veces la conexión es insuficiente, como en el partido de ida, donde Messi no olió el balón, no lo tocó ninguna vez en el área rival y su participación fue de suspenso. Esa actuación tan floja del '10' azulgrana no sería la culpable de la goleada al Barça, pero seguramente sí influyó en que los de Luis Enrique no marcaran, algo vital en Champions.
El barcelonismo apela a la última hazaña que pueda conseguir Messi, esa que le daría ya la inmunidad de por vida en el Camp Nou. De su fútbol depende que un Barça con todos los efectivos disponibles y que podría probar un arriesgado 3-4-3. Juegue a lo que juegue Luis Enrique, al final será lo que quiera y pueda Messi. El problema es que se necesitan cuatro goles mínimo ante un PSG sólido, en buen momento de forma, y con Emery, especialista en afrontar eliminatorias.
Messi ha dejado grandes actuaciones para el recuerdo, desde aquella irrupción contra la Juventus de Capello en un trofeo Joan Gamper (2005) hasta la última ante el Celta de Vigo. Pero nunca ha estado en una situación tan compleja. Lo bueno para él es que todo puede ir a mejor, ya que si el Barcelona no logra la remontada él no será el culpable, pero si lo hace bien, quedará para la historia.
Son muchos títulos, pero a Messi le faltaría una noche como la de este miércoles. Si fuera un extraterrestre, lo haría, pero dentro de su excelencia y genialidad, es humano. Y se le permite que él solo no sea capaz de remontar. El Barcelona se aferra a una noche anormal para conseguir pasar a cuartos de la Champions. Si no lo hace, será un fin de ciclo. Dos años seguidos sin llegar a semifinales y diez después, cayendo en la primera ronda de elimiantorias.
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