Hace dos semanas, el Barcelona, tras el partido contra el PSG (0-4), se veía fuera de la Champions, casi sin opciones de pelear la Liga y con la Copa del Rey como único premio futuro. Pero eso, ya decimos, era hace 15 días. Este martes, y con independencia del resultado del Bernabéu, el equipo de Luis Enrique vislumbra las cosas de otro modo. Sin brillar, pero con paso firme. Observó como el Madrid caía en Valencia (2-1) y sus opciones de pelear por la competición doméstica se abrían. Y, de momento, las ha desaprovechado. Ganó en el Calderón (1-2) en los últimos minutos y ha hecho lo propio este miércoles contra un Sporting, eso sí, muy triste y que le sirvió de sparring de cara a la vuelta de la Champions [Narración y estadísticas: 6-1].



Hace dos semanas, también, Luis Enrique estaba prácticamente fuera. El club, decían, ya buscaba sustitutos. Entre ellos, Valverde, Sampaoli o Blanc. El técnico de Gijón, comentaban, había quedado sentenciado. Pero eso da igual. Este martes, el técnico asturiano ha anunciado en rueda de prensa que deja el club a final de curso, justo cuando había vuelto a revviir. Con la opción de ganar el doblete (Liga y Copa) como algo posible y también de hacerse con la Champions. 



Comentado esto. Tampoco es de recibo tirar las campanas al vuelo. Porque sí, el Barcelona se llevó los tres puntos. Y sí, también jugó algo mejor de lo que acostumbra. Pero ya está. Eso es todo. Y así debería analizarse por la entidad de su rival y por lo abultado del resultado. Un total de seis goles que le sirvieron al conjunto de Luis Enrique para recuperar incluso a los menos contentos. Por ejemplo, a Denis Suárez, que fue titular y mejoró -sin que a nadie sorprenda- a André Gomes. Pero también a Rafinha, que tras una temporada irregular se ha consolidado en los onces de Lucho (también entró desde el inicio en el Calderón); Rakitic, que disputó los 90 minutos; y Alcácer, que marcó en la segunda mitad e igual, quién sabe, con más oportunidades, podría rendir a buen nivel.



Esa es la realidad de un equipo que sigue sin convencer ni mostrar una identidad definida. O no, al menos, la que quiere el aficionado culé. Porque el conjunto de Luis Enrique, en su origen de toque, mezcló durante un tiempo la posesión con el contraataque y ahora es simplemente efectividad. O, dicho de otra forma, el Barcelona es lo que haga la MSN. Este martes, definitivamente, algo mejor, pero contra el Sporting. De ahí que el simulacro no sea significativo para lo que está por venir. Es decir, seguir peleando por la Liga, buscar la machada contra el PSG y ganar la Copa del Rey. Es decir, el Barça sigue vivo en los tres títulos. Y, de momento, no conviene darlo por muerto. Aunque, obviamente, depende de la versión que ofrezca.

Noticias relacionadas